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La escultura Calamita Cósmica. (Foto:EFE)
M adrid, España. 30 de Marzo 2007. (B. PORTINARI/El País).- Los milaneses se despertaron ayer con un gigantesco esqueleto tendido frente a la catedral de la ciudad. Era Calamita Cósmica, una escultura del artista Gino De Dominicis, fallecido a los 51 años en 1998.
La osamenta, fabricada en poliestireno, pesa cerca de ocho toneladas y mide 24 metros de largo, que seguirán en la Plaza del Duomo durante un mes. Sólo la calavera, que luce una larga y puntiaguda nariz, tiene casi dos metros de altura.
La figura recoge dos claves que distinguieron al artista: su humor negro y la reflexión sobre la muerte. En el monumental esqueleto, por ejemplo, que fue expuesto al público por primera vez en 1990 en el Museo de Arte Contemporáneo de Grenoble, bromea sobre esa nariz crecida como a Pinocho.
Irónico y radical, De Dominicis pasó a engrosar la lista de autores malditos por algunas de sus arriesgadas propuestas.
En la Bienal de Venecia de 1972 provocó un escándalo con su obra Segunda Solución de Inmortalidad (El Universo es inmóvil), que consistía en un joven con síndrome de Down sentado en una estancia y observando varios objetos.
A pesar de que el artista intentó justificarse, como reflexión sobre el paso del tiempo ante los ojos del joven, la crítica denunció que se burlaba de los discapacitados. Al final fue absuelto por un tribunal.
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