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El poeta español. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. 12 de junio 2009. (RanchoNEWS).- Un seminario en Cuba celebra la memoria y el legado del poeta gaditano. Una nota de Mauricio Vicent para El País:
Rafael Alberti ha regresado a Cuba. Ha vuelto, diez años después de su muerte, en la voz y en los recuerdos de los poetas españoles Luís García Montero, Benjamín Prado, Fernando Valverde y Luís Muñoz, a los que se ha unido su hija Aitana, residente en Cuba desde hace 25 años. Todos han participado en un seminario organizado por la embajada española en colaboración con el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Pablo de la Torriente Brau; el afán ha sido propiciar la recuperación de la memoria del poeta gaditano y la celebración de su legado.
Cuba era un lugar muy querido por Alberti. Por eso para Aitana el seminario ha tenido una significación «muy especial». Durante tres jornadas hubo conferencias, presentaciones de libros –incluido El amor y los ángeles, de Alberti–, una exposición de fotografía, la presentación de un CD de la antología Palabra Viva, con la entrevista que le hiciera Orlando Castellanos y lectura de varios de sus poemas, y la exhibición del documental Rafael Alberti, un poeta en la calle, de Rosa Vergés.
Luís García Montero fue el primer conferencista. Habló de su relación personal con Alberti y de algunas de las cosas que aprendió a su lado. La primera, dijo, fue que le enseñó «a no ser sectario» y a «respetar la riqueza de la poesía y del pensamiento distinto». Nada tenía que ver su «búsqueda constante de estilo» con la superficialidad, muestra de ello, opinó García Montero, es que «hasta su último gran libro siguió ensayando caminos». A su juicio, la condición de exiliado y de «nómada» de Alberti se reflejó no sólo en su vida sino también en sus estilos poéticos. Alberti, antes que exiliado político lo fue poético. «Desde el año 1925, cuando su padre lo trae a Madrid, fue un exiliado en la poesía».
Alberti consideraba que «un poeta comprometido debe tomarse muy en serio su oficio de poeta». Segunda enseñanza, un poeta no es «un panfleto», lo «útil», solía decir, es que como poeta «reflexione desde su propia conciencia independiente». La «generosidad» de Alberti es un tercer magisterio. «Alberti fue capaz de bajar de su altar para ayudar a la gente joven», enseñó no sólo a respetar a los que vienen detrás, sino también a aprender de ellos, afirmó García Montero, que asistió a la presentación del tercer volumen de la colección Poemas de ida y vuelta, que edita la embajada de España y que en esta ocasión reúne textos suyos y de su colega cubana Reina María Rodríguez.
Benjamín Prado reivindicó al Rafael Alberti más vitalista y divertido, que te invitaba a «tomarte muy en serio tu obra y muy en broma a ti mismo». En opinión de Prado, Alberti era todo lo contrario a «un ser avaro», como puede parecer por las acciones de los que administran su legado –y en primer lugar su viuda, Maria Asunción Mateo– «que han convertido a Alberti en una marca registrada como la Coca-Cola». «Es terrible, porque han implantado a su alrededor de su obra un régimen de terror que lo ha hecho desaparecer como poeta». Prado presentó su libro A la sombra del Ángel, reeditado para la ocasión, en el que repasa sus 13 años junto al poeta del Puerto de Santa María.
Los conferencistas de la última jornada fueron los jóvenes poetas granadinos Luís Muñoz y Fernando Valverde, que analizó la vigencia de la poesía de Rafael Alberti y su influencia en las generaciones posteriores. En su opinión, «la influencia en los jóvenes poetas es más ética que estética, y por tanto más profunda aunque menos reconocible». Valverde coincidió con Prado en lamentar que «el legado de Alberti esté encerrado en un cuarto, custodiado por su viuda y por marxistas leninistas de cuarta fila que están haciendo mucho daño al poeta».
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