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El director en la presentación de El imaginario del doctor Parnassus en San Sebastían. (Foto: EFE)
C iudad Juárez, Chihuahua. 7 de marzo 2010. (RanchoNEWS).- El director de cine Terry Gilliam ha retomado su malogrado proyecto El hombre que mató a don Quijote, con Robet Duvall en el papel del cabellero de la Mancha. Johnny Depp, que iba a encarnar a un viajero del tiempo que el hidalgo confunde con Sancho Panza, se ha caído del reparto por su apretada agenda. Una nota de la redación de El País con información de agencias:
«No puedo esperar a Johnny, me estoy haciendo muy viejo y voy a morir pronto», ha ironizado el antiguo componente de los Monty Python y director de cintas como Brasil, Doce monos o Las aventuras del Barón de Munchausen. El pasado febrero Gilliam estuvo en España, donde espera conseguir una parte importante de la financiación y localizaciones para el rodaje el próximo otoño.
El proyecto naufragó en el año 2000, ya que una riada destrozó los escenarios, aviones militares interrumpían los planos y el actor francés Jean Rochefort, que encarnaba a Alonso Quijano, tuvo que ser operado de una hernia y dejar el rodaje.
Preocupado por el futuro
A Gilliam le preocupa el «rumbo» que ha tomado el cine en los últimos 30 años, donde los universos de la pantalla se alejan cada vez más de la realidad. Ha explicado que en los 80 comenzaron a crearse personajes que, aunque no eran superhéroes, «podían caer desde 80 metros y sobrevivir». De los roles de Silvestre Stallone, Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis se pasó a auténticos hombres del mañana que podían volar. «Las películas tienen que ser verosímiles en relación con la realidad y opino que las películas están mintiendo actualmente acerca de lo que la realidad es».
Para el director, encargado de las animaciones en Monty Python y creador de universos semirreales como el de Tideland, la verisimilitud no radica en una cuestión de fidelidad visual:
«Las marionetas y dibujos animados nos gustan porque no son reales y nos permiten llevar a un personaje más allá, y aun así podemos identificarnos con ellos». Para Gilliam los personajes de Up, con su estilo superdeformed de grandes cabezas, le resultan más creíbles que los costosos y fotorrealistas de Avatar.
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