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El circo azul (1950-52). (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 4 de abril 2012. (RanchoNEWS).- He aquí un juego de semejanzas. Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, compara el costumbrismo fantástico de Marc Chagall con el realismo mágico de García Márquez. Los violinistas en el tejado del artista frente a la tía del escritor que levitaba con el chocolate. El Macondo del colombiano con el Vitebsk del bielorruso. Una nota de Virginia Hernández para El Mundo:
Chagall es una de las estrellas de la temporada gracias a la doble exposición que le dedican el Thyssen y la Fundación Caja Madrid y que estará abierta hasta el próximo 20 de mayo. La oportunidad de ver la trayectoria de un hombre que vivió nada menos que 98 años y que pasó del provincianismo de una pequeña comunidad judía al París prebélico y al Nueva York del exilio. Y a ser inspiración (e inspirado) de (por) los vanguardistas.
«El proyecto Chagall llevaba mucho tiempo con nosotros», explica Solana frente a uno de los grandes lienzos del artista, uno de los pocos que consigue que se reconozca su obra sin necesidad de mirar la firma. «Es la primera gran exposición de Chagall en España y era algo pendiente, porque es uno de los grandes maestros del siglo XX».
La primera parte, la del Thyssen, coincide con la primera mitad de su vida que, curiosamente, es la menos optimista. «La más sombría y trágica», frente a sus últimos años, en los que se destapa como «el artista de la alegría de vivir»: el de los colores expansivos y el optimismo sin trabas. Pero en las dos fases se ven sus raíces, su propio lenguaje. Ahí están sus personajes habituales, sus vacas, sus ángeles o sus gallos: «Todos juntos configuran un repertorio que inmediatamente reconocemos como inconfundiblemente 'chagalliano'».
Están sus personajes, sus vacas, sus ángeles o sus gallos: «Todos configuran un repertorio que inmediatamente reconocemos como chagalliano», dice Solana, director artístico del Thyssen
Como 'chagallianas' son las dos obras que el responsable del Thyssen elige para explicarnos con más detalle: Dedicado a mi prometida (1911) y El violinista (1912-13)'. Las dos, con una historia curiosa. La primera estuvo a punto de ser descolgada de una exposición en 1912 en el Salón de Los Independientes de París porque el censor creyó ver elementos pornográficos.
«Hay quien dice que la lámpara de la esquina inferior derecha era demasiado fálica y que se cambió después. Pero en todo caso el cuadro habla de la relación del protagonista, ese Minotauro, y una mujer. Representa al propio artista, que está recostado entre las piernas de su prometida, Bella. Y alude al deseo por ella. Hay que recordar que el Minotauro se convertiría más tarde, en los años 30, en un personaje frecuente en la obra de Picasso y de los surrealistas», añade Solana.
La segunda, El violinista, está inspirada en una vieja historia familiar. En una mezcla de su tío, un músico que acompañaba cortejos fúnebres y nupciales, y su abuelo, al que estuvieron todo un día buscando por la aldea y que descansaba, plácidamente al sol, subido en el tejado de su casa. «Fue en un día de fiesta que hacía muy buen tiempo y se quedó tomando el sol en el tejado y comiendo zanahorias crudas. Una historia que, por cierto, dio lugar a una comedia musical en Broadway y en Hollywood hace ya unas décadas». Para él, «es costumbrista pero de un costumbrismo mágico, fantástico, que tiene toques de actualidad como sucede con los escritores contemporáneos del realismo mágico, como García Márquez, que sería la comparación más adecuada para las imágenes de Chagall».
Chagall. Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8. Madrid) y Fundación Caja Madrid (Sala de las Alhajas. Plaza de San Martín, 1. Madrid) Horarios: De martes a domingo, de 10 a 19horas. Los sábados, hasta las 23h. Lunes cerrado excepto 14 de mayo. Cerrado el 1 de mayo de 2012 (Thyssen) y de martes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas. Lunes cerrado. Cerrado el día 1 de mayo de 2012 (Fundación Caja Madrid). Precios: 9 euros (Thyssen) y gratuito (Caja Madrid). Hasta el 20 de mayo.
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