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Una mala política lingüística ha propiciado que los idiomas indígenas dejen de hablarse en las escuelas, deplora Javier Castellanos Martínez. (Foto: Archivo)
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iudad Juárez, Chihuahua. 26 de noviembre de 2013. (RanchoNEWS).- El escritor indígena Javier Castellanos Martínez (Oaxaca, 1951) piensa que si algo revitaliza a cualquier pueblo y nación es el arte, «por eso uso la poesía, la novela, el teatro y la música en zapoteco,» dice el ganador del Premio de Literaturas Indígenas de América 2013, en su primera edición. Una nota de Fabiola Palapa Quijas para La Jornada:
En el décimo Encuentro Internacional de Escritores en Lenguas Indígenas, que forma parte de las actividades de la edición 27 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se entregará el próximo 5 de diciembre ese galardón dotado con 25 mil dólares (más de 300 mil pesos), con el cual se propone enriquecer, conservar y difundir el legado y la riqueza de los pueblos originarios.
En entrevista con La Jornada, Javier Castellanos, originario de la comunidad de Yojovi, ubicada en la sierra zapoteca, una de las regiones más pobres y más aisladas del estado de Oaxaca, asegura que con su escritura y canciones intenta que las personas comprendan que su cultura y su lengua es valiosa y como indígenas no pueden imitar sólo lo que ven de la televisión o en el cine.
«Nosotros podemos crear y el hecho de motivar a crear –considera el escritor zapoteco– nos alienta y permite ver este problema que viven los pueblos indígenas».
El autor de la novela Gaa ka chhaka ka ki (Relación de hazañas del hijo del Relámpago), Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas en 2002, reconoce que en la actualidad cada día las personas hablan menos en su lengua originaria y el premio trata de resarcir esta situación e influir un poco en la promoción de la literatura de los pueblos.
Un problema que también enfrentan los autores en lenguas indígenas es la restricción que existe para publicar en las grandes editoriales. Al respecto, Castellanos indica: «Sólo las instituciones vinculadas con el asunto indígena como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) o Culturas Populares nos publican, pero no hemos logrado abrir espacios en las grandes editoriales y nuestra obra se ve como un trabajo de testimonio; creo que cuesta trabajo reconocer que es un aporte literario.»
Cinario bian bseban bxile (Cinario el que despertó fantasmas) es el libro más reciente del escritor zapoteco, el cual todavía no ha conseguido una editorial para su publicación.
Javier Castellanos ha publicado novelas como Wila che be ze ihao (Cantares de los vientos primerizos), Laxdao yelazeralle (El corazón de los deseos) y Dxiokzen, bene walhalle (Gente del mismo corazón), así como los poemarios Palabras del corazón y Mi pueblo y mis palabras. También tiene publicado un libro de ensayos literarios titulado Semillas para sembrar y cuatro obras de teatro: El tigre de Alicia, Ayer como hoy lo mismo, Vigilantes nocturnos y Los Mártires de Cajones.
Las novelas de Castellanos hablan de su comunidad, de su pueblo, de la migración y de sucesos históricos como la guerra de la conquista y de la Independencia; incluso aborda temas religiosos y enfermedades como la locura en sus historias.
«Los temas de mis novelas –indica– los trato desde un punto de vista crítico, en el sentido de que sabemos quién es el responsable de la situación en la que vivimos los indígenas, pero también siempre hay un responsable el que hace y el que se deja hacer.
«Nosotros hemos tenido mucha responsabilidad al permitir que sucedan tantas injusticias entre los indígenas, casi nos hemos acostumbrado a ellas. En mis obras intento cuestionar la situación en la que vivimos y preguntar por qué hemos llegado a niveles tan drásticos en algunos casos.»
Para lograr un cambio en la situación de los pueblos indígenas, Javier Castellanos considera necesario reconocer que se aplicó una mala política lingüística en México, pues asegura que ha propiciado que las lenguas indígenas se dejen de hablar en las escuelas.
Propone que la educación en el nivel básico sea en la lengua materna de los niños para volverla útil: «Las personas se verían obligadas a aprender la lengua y esto generaría más lectores y tal vez a las grandes editoriales les interese publicar algo más, pero definitivamente esa es una tarea que corresponde a las autoridades.
«La única solución, ya casi extrema en estos momentos, es que la educación de los niños debe ser en su misma lengua, cosa que no sucede hoy. La lengua con la que enseñan los profesores es con el español y muy poco les importa si el niño entiende.»
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