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El político francés se desprende de su excepcional colección de joyas bibliográficas. (Foto: Maya Vidon)
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iudad Juárez, Chihuahua. 24 de noviembre de 2013. (RanchoNEWS).- Es el libro que simboliza la ruptura entre dos de los más populares e influyentes intelectuales franceses del siglo XX: Albert Camus y Jean-Paul Sartre. Camus envió una copia de El hombre rebelde(1951), en la que denuncia la deriva totalitaria soviética, al filósofo y a Simone de Beauvoir. La dedicatoria en primera página es posiblemente la última dirigida a la pareja y firmada como «su amigo». La copia de ese ejemplar no se encuentra en ningún fondo de una fundación o de un museo. Una nota de Ana Teruel para El País:
Ni siquiera está entre las manos de los herederos de los protagonistas. Esa pieza única forma parte de la impresionante biblioteca política de más de 500 piezas que el exprimer ministro francés Dominique de Villepin colecciona desde la adolescencia. Villepin se dispone ahora a venderla en una histórica subasta que celebrará los próximos 28 y 29 de noviembre la casa Drouot de París.
«Lo característico de esta colección es que se ha formado avanzando, se inscribe en la acción, se ha formado a través de la confrontación de los eventos», explica en una entrevista telefónica el exministro, ahora volcado en sus compromisos internacionales. «Para muchos, una colección es como un santuario… no es para nada mi enfoque. Lo que me interesa es la vida de esas piezas, cómo interactúan, cómo dialogan conmigo, cómo uno se crece al entrar en contacto con ellas», añade sobre esta reunión de obras que se remontan, en algún caso, al siglo XVI. «Por eso, el mejor libro es el que conseguiré mañana».
La colección, valorada en alrededor de un millón y medio de euros, alterna piezas literalmente de museo con otras menos prestigiosas pero que poseen una vitalidad tremenda. Las ediciones con dedicatoria de La Boétie, Sartre o Victor Hugo y los manuscritos de Mussolini, De Gaulle o Gandhi conviven con testimonios anónimos y carteles de época.
Se suman imágenes históricas de Trotski, de Gorbachev despachando con los manifestantes o del exilio republicano español con curiosidades como una Guía de la prostitución en París durante la Revolución o la absurda lista de los libros prohibidos por los nazis durante la ocupación de Francia en los años cuarenta.
Muchas piezas son testigo de encuentros extraordinarios y a veces inesperados. Así, la edición de La condición humana que André Malraux le dedica en 1933 a Cèline con «gran simpatía artística». Otras son menos sorprendentes, como una versión de escritos de Mao con dedicatoria de Sartre a su amante Michelle Vian, esposa de Boris Vian. O la versión manuscrita de Poema conjetural que Jorge Luis Borges —de una serie de tan solo diez— dedica a Francisco Narciso de Laprida, lejano familiar suyo y uno de los padres de la independencia argentina.
Cabe destacar también la edición original de 1933 de Oda a Walt Whitman que Federico García Lorca dedica a Bebe Vicuña, su «madre espiritual», firmado con un dibujo del autor español.
Entre los manuscritos más personales, un jovencito Louis Ferdinand Cèline nos habla en primera persona de la absurdidad de la guerra, en una estremecedora carta escrita desde el frente en 1914 a sus padres. «La batalla deja la impresión de una enorme hoguera que engulle a las fuerzas vivas de las dos naciones», relata el escritor que años después describirá aquellas escenas en Viaje al fin de la noche.
Entre las más emocionantes, destaca la carta enviada por Alfred Dreyfus a la viuda de Émile Zola, quien denunció el juicio antisemita al militar con su famoso J'accuse (Yo acuso) publicado en portada del diario L'Aurore —un ejemplar en perfecto estado también se encuentra en la colección—, disculpándose por no poder asistir a la inauguración de un monumento dedicado al autor de Nana.
La colección esboza una suerte de retrato del político francés, gran amante de la poesía (su pasión primera), quien hace justo 10 años se convirtió en el rostro político de la oposición a la Guerra de Irak con su discurso en la ONU. Gaullista y fiel del expresidente Jacques Chirac, Villepin transmite cierta fascinación por los movimientos revolucionarios, como el anarquismo o la revolución cubana. Patente queda una búsqueda por confrontar eventos y opiniones, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, y, sobre todo, una apertura al mundo: no en vano nació en Marruecos y se crió en Caracas antes de recorrer medio planeta como diplomático y político.
Villepin ha querido incluir también una tremenda fotografía de un bombardeo de Barcelona de febrero de 1937 como un recordatorio de una batalla contra el fascismo que las fuerzas democráticas europeas tardaron en asumir. «En la conciencia europea quedará como un remordimiento muy profundo y está muy presente en escritores como André Malraux, René Char y todos aquellos que, precisamente, tomaron consciencia muy rápidamente de que había un combate que sin duda hemos tardado demasiado en librar», señala el político francés.
Con la preparación de la subasta, Dominique de Villepin y el experto de la venta, Benoît Forgeot, han elaborado con esmero un cuidado catálogo doble, con una larga introducción muy intimista del político, en una suerte de alegato general a favor del coraje y el compromiso en política.
Lejos de mostrar nostalgia por la dispersión de tremenda colección, Villepin asegura que la subasta le permite darle coherencia al todo. «Podría seguir constituyendo esa biblioteca hasta el infinito, pero en un momento dado hay que darle forma. Acabo de cumplir 60 años. Es quizás un buen momento para finalizarla».
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