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jueves, diciembre 04, 2014

Teatro / México: Leñero vivió de y para el teatro; tenía fe en la libertad y la verdad: De Tavira

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Ilustración Rocha.

C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de diciembre de 2014. (RanchoNEWS).-«Vicente Leñero fue un hombre que vivía del y para el teatro con una enorme pasión. Ante los desafíos que afrontó, sus triunfos nos harán mucha falta, pues él le tenía fe a la libertad y a la verdad», dijo ayer a La Jornada Luis de Tavira, compañero de ruta y amigo entrañable del autor de Los albañiles. Reporta desde la ciudad de México para La Jornada Mónica Mateos-Vega.

El también director de la Compañía Nacional de Teatro informó que se encuentran preparando un homenaje a la dramaturgia de Leñero para 2015, proyecto que por fortuna él conoció: «Será un montaje que recorra de manera transversal la obra de Leñero y que, sobre todo, permita ver la presencia de México en su obra».

De Tavira y Leñero trabajaron juntos por vez primera en 1981 en la puesta en escena de El martirio de Morelos, la cual sufrió censura. Con base en esa obra de Vicente, el director de teatro presentó a un Morelos no como héroe, sino como sujeto de contradicciones históricas, lo cual incomodó al régimen.

Pero «Vicente Leñero triunfó como dramaturgo, al igual que como periodista».

De Tavira recordó que su amigo, en los escenarios, asumió un reto planteado por Rodolfo Usigli: hacer todo lo posible para que México apareciera en el arte teatral, y en ello, «Leñero fue implacable, pues nos mostró el rostro doloroso de quiénes somos. Sin sus triunfos sobre todos los intentos de censura no gozaríamos ahora de la libertad de expresión.

«A Vicente le tocó vivir una transformación del teatro. Fue el primer dramaturgo en comprender ese paradigma que significó que el teatro pasara de ser literatura a incorporarse a una puesta en escena, fue capaz de incorporarse en ese cambio que implica trabajar en un colectivo, pues fue también un hombre de equipo, amigo entrañable, solidario».

El director de teatro recordó cuando Leñero, a las pocas horas de enterarse del levantamiento zapatista en Chiapas, aquel primero de enero de 1994, cuando el país estaba en la antesala de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, «nos reunió a los cómplices del teatro y nos conminó diciendo: ‘el teatro tiene que hablar hoy de modo inmediato de lo que está pasando’. Fue así que surgió el Teatro Clandestino, para poner en escena lo que ocurría».

Leñero escribió Todos somos Marcos como una respuesta a la grave crisis social, política y económica, «en un momento en el que el arte parece urgido por la sociedad a reflejar en sus manifestaciones la problemática que enfrentan sus miembros», señaló entonces el autor en un manifiesto.



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