“El cuento siempre es un reto, un género intenso, compacto... va a contrarreloj”, plantea el autor. (Foto: Octavio Hoyos)M éxico 7 de Marzo 2007. (Jesús Alejo/Milenio).- Desde sus primeros intentos en la escritura tuvo el convencimiento de hacerlo por medio del género corto, desde donde se ha dado a la tarea de experimentar, de jugar con estructuras e historias.
Registros narrativos presentes en el libro Cuentos reunidos (Alfaguara, 2006), una oportunidad para el lector a fin de contar con un panorama lo más completo posible acerca de las preocupaciones e intereses de Samperio, aun cuando de libro a libro siempre se haya dado a la tarea de “no escribir igual que el anterior, para no convertir en una planicie narrativa al estilo”.
“Desde que estaba en el primer taller literario, con Juan José Arreola, a la edad de 19 años, me propuse desarrollar registros narrativos y alejarme de los libros unitarios o temáticos. Me dan flojera los libros de cuento que son todos de amor o de muerte, al cuarto ya me aburrí.”
Desde esa trinchera, Guillermo Samperio reconoce que el cuento debía ser considerado como el género de nuestra época, ante las prisas cotidianas y el poco tiempo disponible para dedicarlo a la lectura. Sin embargo, desde la década de los 80 se ha intensificado el desinterés entre las grandes empresas editoriales, preocupadas más por vender y “la novela sí vende más, sobre todo por tratarse del género preferido por la literatura fácil”, reconoce.
“Y el cuento siempre es un reto, un género intenso, compacto, mientras la novela es extensa. Va a contrarreloj, mientras la novela alarga la temporalidad; las atmósferas las tienes que meter en dos frases en un cuento”, recalca el autor de obras como Gente de la ciudad, Cuando el tacto toma la palabra o La cochinilla y otras ficciones breves.
Su pasión por el cuento ha sido tal que en su bibliografía sólo se encuentran dos títulos de novela, Anteojos para la abstracción y Ventriloquia inalámbrica, y ambos son historias cortas que, de alguna manera, surgieron a partir de un relato breve, cuya construcción requería de más páginas y más personajes, explica.
“En el cuento, casi la mitad de la historia la crea el lector. Un buen cuentista siempre debe percibir muy bien hasta dónde narrar y dónde detenerse, por lo que hace operar la imaginación mucho más que la novela.”
“En el libro hay constantes”, dice Samperio: “Como el color, el humor, el erotismo, las aplicaciones poéticas y un trabajo meticuloso de atmósferas y ambientes. Alguna vez, Augusto Monterroso, que fue mi mentor en una beca, me comentó que un libro sin humor es muy aburrido, que los clásicos siempre tienen humor: ‘nada más que se piensa en México que la literatura siempre se debe escribir de frac’”, rememora.
Cuentos reunidos, de Guillermo Samperio, se presenta hoy, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con los comentarios de Fernando del Paso, José de la Colina y Hernán Lara Zavala.
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