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sábado, septiembre 27, 2003

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El pozo negro de Li Yang

Casi 7000 mineros murieron el año pasado en China en accidentes, según cifras oficiales. La estimación oficiosa habla de 10.000



RAFAEL POCH - / La Vanguardia
Mucha gente hace películas, pero la mayoría son autores mediocres que no tienen nada que decir. No es el caso del director chino Li Yang, autor de "Pozo Ciego", una película brutal que muestra las entrañas de China con toda su crudeza.

Li tiene 44 años y "Pozo Ciego" ha sido su primera película. La concluyó el año pasado y aun está pagando las deudas que contrajo para financiarla a base de prestamos de amigos y esfuerzos personales, incluido la venta de su coche, su televisor y otros efectos.

La película costó 60 millones de pesetas y ha impresionado ahí donde se ha mostrado. En el último festival de Berlín ganó el Oso de plata. Este mes se estrenará en Hong Kong y en Francia, en octubre llegará a Inglaterra y en Noviembre se presentará en el Festival de cine de Sevilla. No se la pierdan.

"Pozo ciego" retrata las andanzas de dos truhanes, Tang Zhaoyang y Song Jinming, que trabajan en las minas de la provincia de Shanxi, al oeste de Pekín. Su táctica consiste en reclutar a un tercer trabajador, matarlo en la oscuridad de la galería cuando están a solas, simular que ha sido víctima de un desprendimiento accidental y cobrar la indemnización del director de la mina haciéndose pasar por familiares del muerto. A cambio de no denunciar el accidente, se regatea el precio del muerto con el director, que no quiere líos con las autoridades.

La provincia de Shanxi aporta la mayor parte del carbón producido en China. Aunque es un sector de capa caída, la "iniciativa privada" ha acudido al rescate de muchas minas que el estado había cerrado. Así, concluidos los monopolios y grandes consorcios de antaño, han surgido decenas de miles de empresas mineras privadas, con poca o nula protección social, gestionadas por turbios y enérgicos empresarios exclusivamente orientados al beneficio, y en las que los trabajadores mueren como moscas.

Unas cuantas cifras; en China, primer productor mundial de carbón, con un ejército de unos cinco millones de mineros, el año pasado murieron 6995 mineros, en explosiones, derrumbes o inundaciones de minas. Es un 10,3% más que el año anterior, informa el "Correo del Carbón de China", una publicación del sector. Estimaciones no oficiales elevan la cifra anual de muertos a 10.000 mineros.

Un tira y afloja de corrupción y ambiente facineroso rodea el pulso que el estado chino mantiene con estas empresas mineras privadas, muchas de ellas ilegales, por la obtención de permisos de explotación y la vista gorda hacia sus espantosas condiciones de seguridad.

Una de las escenas más impresionantes de "Pozo Ciego" es la negociación de los dos truhanes con el director de la mina y su "jefe de seguridad" sobre el precio a pagar como indemnización por la víctima. "En China falta de todo, menos gente", dice el director. Tang, el principal truhán del dúo, pide una suma considerable y cuando abandona el despacho, el jefe de seguridad, un sicario, le comenta al director si no sería más sencillo liquidar a los dos falsos familiares para ahorrarse el dinero. El empresario decide no correr riesgos, prefiere pagar...

No fue fácil filmar una película así. La gente, los propios trabajadores, no quería mostrar sus miserias y la negociación con los directores de minas y empresarios fue muy complicada y, como tantas cosas en China, "habría sido imposible sin amigos y contactos en la provincia y en el sector minero".

"Lo primero que había que explicarles era que no era periodista", recuerda Li. Luego había que entrar en los motivos de aquel interés cinematográfico por las minas, y al final el asunto se resolvía pagando. Naturalmente hubo peligros y amenazas, algunos actores no resistieron la presión y desertaron a mitad del rodaje, pero la película salió adelante. "La mayoría de los actores, era gente del lugar que no hacía sino interpretar su propia vida, no hicimos nada en estudio".

Oriundo de Xian, la capital imperial de China durante 2000 años y once dinastías, Li había estudiado cinematografía en Pekín, pero se fue de China en 1987. Estudio en la FU ("Freies Universität") de Berlin Oeste, compaginando estudios con todo tipo de trabajos; chofer, obrero industrial, camarero –"hice de todo", dice- y hasta el 2001 ha vivido en Occidente, mayormente en Alemania, aunque su alemán es precario. Desde el 2001, reside en Pekín.

"Pertenezco a la generación más frustrada porque cuando nací, en 1962, estábamos rodeados de catástrofes, no había nada para comer, cuando llegó el momento de ir a la escuela vino la Revolución Cultural, debería haber ingresado en la universidad en 1977, pero solo pude hacerlo ocho años después, por eso siempre hemos estado luchando con la vida", explica, antes de admitir que esas dificultades también fueron escuela y fuente de experiencias creativas.

Naturalmente, su película no se ha visto, ni se verá por el momento, en China porque es demasiado fuerte para lo que da de si la apertura. Li ni siquiera se molestó en presentarla a censura; "sabía que era una batalla perdida". La gran paradoja, explica es que la película se basa en una novela "Shen Mu" ("madera mágica") de Liu Qingbang, que no es solo perfectamente legal en China, sino que además fue premiada, y todo el asunto de las andanzas de los truhanes homicidas, se basa. a su vez, en una historia real.

La película no es una denuncia del estado de cosas en las minas, sino, "una critica de la codicia y avidez maligna de la gente, dispuesta a hacer cualquier cosa por dinero, tanto en China como fuera de ella". ¿Culpa del gobierno o de la "economía de mercado"?:

"Las responsabilidades son comunes", responde el director, "porque sin el mercado no habría privatización de las minas, pero también del gobierno porque ignora la situación".

"China está atravesando una transición con gran repercusión en la mentalidad y valores de la gente, lo que la película refleja es la vida real un poco en la línea del neorrealismo italiano, en las minas hay condiciones aun peores que no he mostrado en la película", explica.

Le pregunto a Li Yang qué le parece lo más importante entre todo lo que está pasando en la China de hoy: "La época actual es la mejor de toda la historia china, pero el gobierno ha encontrado muchos problemas sin precedentes. Por ejemplo, la apertura de mercado nos está trayendo la cultura del capitalismo que supone un gran impacto para la cultura china tradicional. La gente de ahora está cegada por el dinero. Su veneración por el dinero puede ser temporal, producto de la primera etapa del capitalismo, pero ha entrado y está ahí. Cambian los valores y la gente está desorientada". "Creo que vamos a tener que volver a criticar la desigualdad", sentencia.