El Santos y compañia.
José David Cano |
Jueves, 2 de diciembre de 2004 |
Sus actitudes reservadas parecen reñidas con el relajo (y desparpajo)
que constantemente viven sus propios personajes. Y es que José Trinidad Camacho, conocido como Trino, y José Ignacio Solórzano, conocido como Jis, no parecen ser los autores de monitos como el Santos,
la Tetona Mendoza, los Zombies de Sahuayo o el Peyote Asesino.
Lo cierto es que sí lo son. Y ambos acaban de publicar media docena de libros, en los que han reunido su trabajo que vienen realizando -juntos y por separado. Los primeros tres títulos -Otro día, de Jis, Visitantes de Marte, de Trino, y Embajadores de vulgaria (una nueva saga del Santos), hecha por ambos- se presentaron dentro de las actividades de la XIV Feria Internacional del Libro en Monterrey. Ahora, en la tierra que los vio nacer, y dentro de las actividades de la Feria de Libro de Guadalajara, acaban de presentar otros tres títulos: Fábulas de policías y ladrones, de Trino, un nuevo volumen de Otro día, de Jis, y La Chora Interminable, realizada por ambos autores, y publicados, todos, por Ediciones B. Hablan de ello en entrevista:
-Guadalajara no parece que sea el lugar más idóneo para el nacimiento de tiras cómicas como El Santos o Crónicas marcianas...
-Sí, así es; pero, por otro lado, parece que es el caldo de cultivo ideal -dice Jis-; o sea, una sociedad conservadora te provoca para que hagas este tipo de cosas. Porque no falta, desde luego, los langarillos (como nosotros) que quieren andar en el desmadre. Así que, viéndolo desde ese punto de vista, me suena muy natural. Ese conservadurismo nos dio la oportunidad de explotar, por decirlo de alguna manera, este tipo de temas tabú. A veces nos dicen que nuestros cartones son muy vulgares; sin embargo, nada más hay que echar una mirada alrededor para ver que la realidad, en este momento, es más vulgar.
-A esta altura, ¿todavía buscan espacios para publicar?
-Ya no -interviene Trino-. Creo que tengo un espacio en el que estoy muy a gusto; además, lo que ya no quiero es más chamba: hago las Fábulas de policías y ladrones y las Crónicas marcianas a diario. También hago un cartón de deportes todos los días y el Rey Chiquito lo publico los domingos. Además, en la revista Wow aparece otra vez el Santos... Entonces, como puedes ver, estoy atiborrado.
-Yo, en cambio, sí quisiera un poco más de chamba -se sincera Jis-. Estoy contento en mi trabajo, pero ha sido un año difícil. Lo que sucede es que ha sido un año de búsqueda no sólo en mi propio trabajo, sino también de espacios. De entrada, he visto que no es tan sencillo, sobre todo por el tipo de material que hago: a veces demasiado oscuro. Sé que soy monero, y que me dedico a hacer humor; pero la dificultad es que no siempre quiero hacer reír. Lo que hago no siempre es un chiste sino una visión fantasmagórica. Es lo que trato de hacerles entender a mis editores.
-Supongo que se dirá a cada momento «Otro día» más...
-Así es... Creo que Otro día ya está posicionado. Estoy contento porque además sigo incursionando en los temas que me gustan, que van desde los monjes zen hasta la alcoba, los locos, las parejas viendo televisión, los celulares, cosas de la vida cotidiana; o, mejor aún: ¡los traumas de la vida diaria!
-En alguna parte del libro la gente saca sus traumas por medio de los animales; ¿cuándo o cómo se dio cuenta que sucede esto?
-Lo que pasa es que en general el ser humano es un animal en potencia. Echa una mirada al televisor, al periódico, a tu alrededor, y te darás cuenta que es verdad. Y no sólo eso: físicamente nos parecemos mucho a ellos. Además, afuera, en las calles, sigue siendo la ley de la selva lo que impera; eso es lo interesante.
-¿Y no se agota el humor?
-Pues yo espero que no -señala ahora Trino-. Además, en este país hay mucha tela de dónde cortar, muchísimo humor involuntario. Cuando a uno se le agotan las ideas, basta con ver la realidad para encontrar un tema. Desde la manera de ver la política hasta lo que sucede en la vida cotidiana, todo es bueno. Hay cosas tan absurdas y tan tristes en la vida real que de allí salen las mejores historias. La verdad es que nos nutrimos mucho de la desgracia ajena.
-Con Visitantes de Marte, ¿qué tipo de reacción espera obtener?
-Para mí es un libro en el que pretendo abrirle los ojos a la gente: lo que quiero es que ya se dé cuenta que los extraterrestres están aquí. Pero que no se preocupen: la mayoría son como Bejarano; es decir, sólo nos van a robar la lana, pero no van a ir más allá. Lo único que quiero es que las personas se rían, que se la pasen bien (a pesar de que todo está bien jodido). Siempre he pensado que si mi cartón hace reír al lector, ya cumplió su función.
-Ya que habla de política, ¿se puede hacer humor sin caer en lo estrictamente político?
-Sí; yo me dedico precisamente a eso: hacer humor sin caer en lo político. A veces me tienta un poco hablar del tema, pero tengo una regla en mi trabajo: cero política...
-¿Y no es complicado?
-No, al contrario: da la posibilidad de hablar de otros temas: sexo, drogas, música. Lo más fácil para mí es contar anécdotas cotidianas en las que tal vez se hable de política, pero que ésta no sea el tema central. Antes de quejarme sobre las medidas que tomó tal político, prefiero hablar de la crisis que padece el país. Hay tantas historias como ésas que me han pasado a mí o a personas cercanas que uno termina sintiéndose como personaje de las tiras. Además, ya existen demasiados chistes de política; a veces creo que surge un chiste diario. Es un hecho: ya nos rebasó la realidad.
-¿Cree que siga habiendo temas tabú?
-Desde luego; sigue siendo tabú hablar del ejército, la virgen de Guadalupe, el Himno Nacional y la bandera. En general, creo que hay más apertura. Sin embargo, los periódicos aún siguen respetando ciertas cosas en lo sexual y religioso; en cambio en lo político se han abierto más; es como si las instancias políticas, debido a su decadencia y corrupción tan exhibida, ya no se pudieran defender.
que constantemente viven sus propios personajes. Y es que José Trinidad Camacho, conocido como Trino, y José Ignacio Solórzano, conocido como Jis, no parecen ser los autores de monitos como el Santos,
la Tetona Mendoza, los Zombies de Sahuayo o el Peyote Asesino.
Lo cierto es que sí lo son. Y ambos acaban de publicar media docena de libros, en los que han reunido su trabajo que vienen realizando -juntos y por separado. Los primeros tres títulos -Otro día, de Jis, Visitantes de Marte, de Trino, y Embajadores de vulgaria (una nueva saga del Santos), hecha por ambos- se presentaron dentro de las actividades de la XIV Feria Internacional del Libro en Monterrey. Ahora, en la tierra que los vio nacer, y dentro de las actividades de la Feria de Libro de Guadalajara, acaban de presentar otros tres títulos: Fábulas de policías y ladrones, de Trino, un nuevo volumen de Otro día, de Jis, y La Chora Interminable, realizada por ambos autores, y publicados, todos, por Ediciones B. Hablan de ello en entrevista:
-Guadalajara no parece que sea el lugar más idóneo para el nacimiento de tiras cómicas como El Santos o Crónicas marcianas...
-Sí, así es; pero, por otro lado, parece que es el caldo de cultivo ideal -dice Jis-; o sea, una sociedad conservadora te provoca para que hagas este tipo de cosas. Porque no falta, desde luego, los langarillos (como nosotros) que quieren andar en el desmadre. Así que, viéndolo desde ese punto de vista, me suena muy natural. Ese conservadurismo nos dio la oportunidad de explotar, por decirlo de alguna manera, este tipo de temas tabú. A veces nos dicen que nuestros cartones son muy vulgares; sin embargo, nada más hay que echar una mirada alrededor para ver que la realidad, en este momento, es más vulgar.
-A esta altura, ¿todavía buscan espacios para publicar?
-Ya no -interviene Trino-. Creo que tengo un espacio en el que estoy muy a gusto; además, lo que ya no quiero es más chamba: hago las Fábulas de policías y ladrones y las Crónicas marcianas a diario. También hago un cartón de deportes todos los días y el Rey Chiquito lo publico los domingos. Además, en la revista Wow aparece otra vez el Santos... Entonces, como puedes ver, estoy atiborrado.
-Yo, en cambio, sí quisiera un poco más de chamba -se sincera Jis-. Estoy contento en mi trabajo, pero ha sido un año difícil. Lo que sucede es que ha sido un año de búsqueda no sólo en mi propio trabajo, sino también de espacios. De entrada, he visto que no es tan sencillo, sobre todo por el tipo de material que hago: a veces demasiado oscuro. Sé que soy monero, y que me dedico a hacer humor; pero la dificultad es que no siempre quiero hacer reír. Lo que hago no siempre es un chiste sino una visión fantasmagórica. Es lo que trato de hacerles entender a mis editores.
-Supongo que se dirá a cada momento «Otro día» más...
-Así es... Creo que Otro día ya está posicionado. Estoy contento porque además sigo incursionando en los temas que me gustan, que van desde los monjes zen hasta la alcoba, los locos, las parejas viendo televisión, los celulares, cosas de la vida cotidiana; o, mejor aún: ¡los traumas de la vida diaria!
-En alguna parte del libro la gente saca sus traumas por medio de los animales; ¿cuándo o cómo se dio cuenta que sucede esto?
-Lo que pasa es que en general el ser humano es un animal en potencia. Echa una mirada al televisor, al periódico, a tu alrededor, y te darás cuenta que es verdad. Y no sólo eso: físicamente nos parecemos mucho a ellos. Además, afuera, en las calles, sigue siendo la ley de la selva lo que impera; eso es lo interesante.
-¿Y no se agota el humor?
-Pues yo espero que no -señala ahora Trino-. Además, en este país hay mucha tela de dónde cortar, muchísimo humor involuntario. Cuando a uno se le agotan las ideas, basta con ver la realidad para encontrar un tema. Desde la manera de ver la política hasta lo que sucede en la vida cotidiana, todo es bueno. Hay cosas tan absurdas y tan tristes en la vida real que de allí salen las mejores historias. La verdad es que nos nutrimos mucho de la desgracia ajena.
-Con Visitantes de Marte, ¿qué tipo de reacción espera obtener?
-Para mí es un libro en el que pretendo abrirle los ojos a la gente: lo que quiero es que ya se dé cuenta que los extraterrestres están aquí. Pero que no se preocupen: la mayoría son como Bejarano; es decir, sólo nos van a robar la lana, pero no van a ir más allá. Lo único que quiero es que las personas se rían, que se la pasen bien (a pesar de que todo está bien jodido). Siempre he pensado que si mi cartón hace reír al lector, ya cumplió su función.
-Ya que habla de política, ¿se puede hacer humor sin caer en lo estrictamente político?
-Sí; yo me dedico precisamente a eso: hacer humor sin caer en lo político. A veces me tienta un poco hablar del tema, pero tengo una regla en mi trabajo: cero política...
-¿Y no es complicado?
-No, al contrario: da la posibilidad de hablar de otros temas: sexo, drogas, música. Lo más fácil para mí es contar anécdotas cotidianas en las que tal vez se hable de política, pero que ésta no sea el tema central. Antes de quejarme sobre las medidas que tomó tal político, prefiero hablar de la crisis que padece el país. Hay tantas historias como ésas que me han pasado a mí o a personas cercanas que uno termina sintiéndose como personaje de las tiras. Además, ya existen demasiados chistes de política; a veces creo que surge un chiste diario. Es un hecho: ya nos rebasó la realidad.
-¿Cree que siga habiendo temas tabú?
-Desde luego; sigue siendo tabú hablar del ejército, la virgen de Guadalupe, el Himno Nacional y la bandera. En general, creo que hay más apertura. Sin embargo, los periódicos aún siguen respetando ciertas cosas en lo sexual y religioso; en cambio en lo político se han abierto más; es como si las instancias políticas, debido a su decadencia y corrupción tan exhibida, ya no se pudieran defender.