Tokio, 22 de marzo. El arquitecto japonés Kenzo Tange, uno de los constructores más populares y significativos de la actualidad, murió hoy en Tokio a los 91 años debido a un paro cardiaco, informó su familia.
Tange es considerado un vanguardista de la arquitectura moderna, aun cuando en muchas de sus obras se manifiesta aquella fe ilimitada en el progreso, típica de la posguerra, que hoy se considera muchas veces superada.
Para toda una generación de arquitectos japoneses que se hicieron famosos en el mundo, Tange fue el maestro y el modelo. Los expertos lo sitúan a la altura del brasileño Oscar Niemeyer y el suizo Le Corbusier.
Seguidor de Le Corbusier
Hijo de un banquero en la isla japonesa de Shikoku, Kenzo Tange nació en 1913 y pasó una parte de su infancia en la China ocupada.
Tras asistir a la escuela secundaria en Hiroshima, se graduó en 1938 en la Universidad de Tokio y trabajó en el estudio de Kunio Mayekawa, ex colaborador del arquitecto, pintor y diseñador Le Corbusier (1887-1965).
En 1949 Tange fue nombrado profesor, pero se doctoró 10 años después con un trabajo sobre la estructura de Tokio, tema que marcó toda su trayectoria.
Sobre todo en los años 50, Tange impactó con un concepto que unía la sencillez de Le Corbusier con la tradición constructora japonesa. La primera de esas obras, en 1949, fue el Centro de la Paz en la Hiroshima destruida por la bomba atómica, que devino punto de referencia de la reconstrucción del país asiático.
Por primera vez, el especialista unió allí las líneas estrictas y rítmicas de la cultura japonesa con los elementos constructivos modernos de la arquitectura occidental. La obra se convirtió en símbolo de la paz.
En Japón, muchos ayuntamientos, salas de conciertos y edificios de oficinas fueron diseñados por Tange. Sobre todo le interesaba la interacción entre el humano y la arquitectura. Su teoría del metabolismo sobre la planificación urbana tuvo gran influencia.
Estadios en forma de espiral
En 1960 Kenzo Tange llamó la atención en todo el mundo con su Plan para Tokio, en el que presentó una idea fuera de lo común para la ampliación de la ciudad sobre la superficie del agua con puentes, islas artificiales y estacionamientos flotantes.
El prestigiado arquitecto defendía una planificación ordenada con objetos concretos destacados para contrarrestar la construcción desquiciada.
Muchas de sus ideas fueron empleadas en 1965 para la reconstrucción de la ciudad de Skopje, entonces en la ex Yugoslavia, destruida por un terremoto.
El éxito internacional definitivo lo consiguió en 1964 con los Juegos Olímpicos de Tokio.
Los estadios con forma de espiral, así como los techos que simulaban tiendas de campaña forman parte de las construcciones más estéticas del siglo XX.
Otro proyecto del maestro, que en su larga carrera recibió numerosos premios, entre ellos el Pritzker en 1987, es el espectacular ayuntamiento de Tokio, con el que Tange creó un monumento a la palpitante metrópoli asiática en 1991.
A ello se suman la catedral de Santa María en Tokio y el edificio de la administración de la prefectura japonesa de Kagawa.
Kenzo Tange creó obras en más de una veintena de países, entre ellas el centro de convenciones de Bolonia, el palacio real de Yidda, en Arabia Saudita, y la ampliación del Museo de Arte de Minneápolis, Minnesota, único proyecto que el arquitecto japonés realizó en Estados Unidos.