Luis Terrazas
Óscar Enrique Ornelas
Chávez Barrón publica una biografía del latifundista.
Propietario de dos millones y media de hectáreas, Luis Terrazas fue el símbolo del latifundismo porfirista aunque no era afín a don Porfirio. Empresario patriarcal que diversificó su capital, vio la Revolución
de 1910 como una locura. En Luis Terrazas (Clío), Héctor Chávez Barrón estudia al personaje a partir de los archivos que le abrió la familia.
Derrotados los apaches por los chihuahuenses, el estado norteño vivió un desarrollo material espectacular a finales del siglo XIX y principios del XX. Luis Terrazas dominaba. Había peleado contra los franceses pese a que el imperio de Maximiliano quiso seducirlo. De pronto todo se vino abajo. La crisis de 1907 lo venía anunciando, al igual que una serie de rebeliones y movimientos mesiánicos. "Terrazas no supo entender que habían surgido nuevas clases sociales", señala en entrevista Héctor Chávez Barrón.
-¿Quién fue Luis Terrazas para usted?
-Un hombre emprendedor que diversifica su capital. Algo que debe estudiarse más y que explicaría en parte por qué estalla la revolución en Chihuahua es la insuficiencia del mercado financiero. Chihuahua crece muy rápidamente en 30 años, más que el resto del país. Pero se requerían más bancos de avío para habilitar proyectos industriales. En 1907, cuando se produce la caída de los productos minerales, empieza a observarse la quiebra de muchas empresas.
-A Abraham González, cabeza del antirreleccionismo en el estado, no le dieron crédito en el Banco Minero de Terrazas, escribe usted en el libro...
-Es una vida muy interesante la de Abraham González. Su caso ejemplifica la falta de recursos de la clase media. El norte de Chihuahua era una oportunidad para la introducción de ganado que hacía González. Un buen negocio. Pero se le niega el crédito yo creo que por restricción crediticia. Es muy sintomático.
-¿Cómo se forma el capital de Terrazas? Es algo que está presente en aquella famosa polémica de finales de los años cincuenta entre el escritor José Fuentes Mares, actuando a nombre de la familia Terrazas, y el historiador chihua- huense por antonomasia, Francisco R. Almada. Este último sostuvo que Terrazas se benefició, a la mala, de la desamortización de los bienes del clero.
-La discusión entre Almada y Fuentes Mares fue un alegato a veces casi jurídico. Almada decía "sí se benefició". Y, en efecto, Terrazas tuvo dos propiedades urbanas. Pero de poca monta. El mayor beneficio que le toca a Terrazas no es tanto con la desamortización de los bienes del clero sino gracias a una confiscación que hizo [el presidente Benito] Juárez a unos propietarios que colaboraron con el imperio. Precisamente, una de las mejores haciendas del estado: Encinillas, Terrazas la adquiere a un valor muy bajo. Legal, totalmente. En Chihuahua había mucha tierra y muy barata. Terrazas ya había adquirido el rancho de Ávalos... Me parece que, a pro- pósito de esto, Almada y Fuentes Mares perdieron la oportunidad de hacer un análisis serio. Se enfocaron tanto en dimes y diretes sobre la forma de manchar la fama que se perdió el análisis económico del fenómeno Terrazas.
Puntualiza Chávez Barrón, quien actualmente dirige la Fundación Humanismo Político ligada al Partido de Acción Nacional:
-Terrazas era un hombre del desierto chihuahuense donde las familias eran como confederaciones. Trabajó siempre con sus hijos, con sus sobrinos, con sus yernos. Si no dependían directamente de él, formaban una cierta red de apoyo. El más famoso fue su yerno Enrique C. Creel por las posiciones políticas que ocupó a nivel nacional. Pero hay que mencionar a su hijo Juan Terrazas, quien participó en la fundación de Torreón, Coahuila, y formó parte de las empresas de Monterrey.
-¿Hasta qué punto sigue viva la fortuna de los Terrazas?
-Les quitaron todo el latifundio rural y luego les devuelven una parte. Perdieron también una porción de las fincas urbanas. Se destruyeron las empresas financieras. Para los años veinte tenían un capital importante. Que mucho se perdió, eh...
-¿Es falsa la impresión que se tiene de riqueza heredada?
-Es una idea que se tiene sobre todo entre la gente de Chihuahua.
-¿Y los Creel-Terrazas?
-Creel fue uno de los más afectados por la revolución. Al final de sus días su capital estaba muy disminuido.
-Aunque ahora los Creel rentan terrenos a las maquiladoras...
-Si analizamos a los miembros de la familia Terrazas, a su regreso del exilio en Estados Unidos habían perdido el 70 por ciento del latifundio. Pero se quedaron con muchas casas. Tengo la impresión de que fueron las casas lo que les ayudó a recuperarse. Pero hay un porcentaje considerable de Terrazas y Creel que se quedaron sin nada. No en la pobreza. Clase media. En Chi- huahua vemos sólo al Creel que tiene recursos. Pero si los tiene es porque los administró.
-¿Cómo vio Luis Terrazas la Revolución de 1910?
-Nunca la entendió. La aparición de nuevas clases sociales, de partidos políticos que representan distintos intereses y visiones del mundo le resultaba ajena. Su visión era patriarcal. Para Terrazas era absurdo que se destruyese lo que se había construido con tanto esfuerzo: la empacadora, la cervecería, edificios públicos, bancos. Era algo muy difícil de entender para un hombre del siglo XIX. Para él, la revolución fue una locura.
Chávez Barrón comenta que se encontró con varias entrevistas con nietos de Terrazas, y con documentos de este mismo y de Creel, donde se maneja la idea de que Estados Unidos, "por puros celos", movió el agua para destruir todo lo que se había hecho en el norte de México.
-¿Qué era Madero para Creel y pa- ra Terrazas?
-Hay dos cartas. Una de Luis Terrazas a Creel donde le dice que es increíble cómo hubo gente que soliviantó las "ideas enfermas de Madero". Y otra de Luis Terrazas hijo a su padre donde le escribe que no cree que la revuelta tenga solución porque Madero no tiene control sobre su gente. Una vez que lleguen al poder, auguraba, se iban a dedicar a la rapiña.
Chávez Barrón publica una biografía del latifundista.
Propietario de dos millones y media de hectáreas, Luis Terrazas fue el símbolo del latifundismo porfirista aunque no era afín a don Porfirio. Empresario patriarcal que diversificó su capital, vio la Revolución
de 1910 como una locura. En Luis Terrazas (Clío), Héctor Chávez Barrón estudia al personaje a partir de los archivos que le abrió la familia.
Derrotados los apaches por los chihuahuenses, el estado norteño vivió un desarrollo material espectacular a finales del siglo XIX y principios del XX. Luis Terrazas dominaba. Había peleado contra los franceses pese a que el imperio de Maximiliano quiso seducirlo. De pronto todo se vino abajo. La crisis de 1907 lo venía anunciando, al igual que una serie de rebeliones y movimientos mesiánicos. "Terrazas no supo entender que habían surgido nuevas clases sociales", señala en entrevista Héctor Chávez Barrón.
-¿Quién fue Luis Terrazas para usted?
-Un hombre emprendedor que diversifica su capital. Algo que debe estudiarse más y que explicaría en parte por qué estalla la revolución en Chihuahua es la insuficiencia del mercado financiero. Chihuahua crece muy rápidamente en 30 años, más que el resto del país. Pero se requerían más bancos de avío para habilitar proyectos industriales. En 1907, cuando se produce la caída de los productos minerales, empieza a observarse la quiebra de muchas empresas.
-A Abraham González, cabeza del antirreleccionismo en el estado, no le dieron crédito en el Banco Minero de Terrazas, escribe usted en el libro...
-Es una vida muy interesante la de Abraham González. Su caso ejemplifica la falta de recursos de la clase media. El norte de Chihuahua era una oportunidad para la introducción de ganado que hacía González. Un buen negocio. Pero se le niega el crédito yo creo que por restricción crediticia. Es muy sintomático.
-¿Cómo se forma el capital de Terrazas? Es algo que está presente en aquella famosa polémica de finales de los años cincuenta entre el escritor José Fuentes Mares, actuando a nombre de la familia Terrazas, y el historiador chihua- huense por antonomasia, Francisco R. Almada. Este último sostuvo que Terrazas se benefició, a la mala, de la desamortización de los bienes del clero.
-La discusión entre Almada y Fuentes Mares fue un alegato a veces casi jurídico. Almada decía "sí se benefició". Y, en efecto, Terrazas tuvo dos propiedades urbanas. Pero de poca monta. El mayor beneficio que le toca a Terrazas no es tanto con la desamortización de los bienes del clero sino gracias a una confiscación que hizo [el presidente Benito] Juárez a unos propietarios que colaboraron con el imperio. Precisamente, una de las mejores haciendas del estado: Encinillas, Terrazas la adquiere a un valor muy bajo. Legal, totalmente. En Chihuahua había mucha tierra y muy barata. Terrazas ya había adquirido el rancho de Ávalos... Me parece que, a pro- pósito de esto, Almada y Fuentes Mares perdieron la oportunidad de hacer un análisis serio. Se enfocaron tanto en dimes y diretes sobre la forma de manchar la fama que se perdió el análisis económico del fenómeno Terrazas.
Puntualiza Chávez Barrón, quien actualmente dirige la Fundación Humanismo Político ligada al Partido de Acción Nacional:
-Terrazas era un hombre del desierto chihuahuense donde las familias eran como confederaciones. Trabajó siempre con sus hijos, con sus sobrinos, con sus yernos. Si no dependían directamente de él, formaban una cierta red de apoyo. El más famoso fue su yerno Enrique C. Creel por las posiciones políticas que ocupó a nivel nacional. Pero hay que mencionar a su hijo Juan Terrazas, quien participó en la fundación de Torreón, Coahuila, y formó parte de las empresas de Monterrey.
-¿Hasta qué punto sigue viva la fortuna de los Terrazas?
-Les quitaron todo el latifundio rural y luego les devuelven una parte. Perdieron también una porción de las fincas urbanas. Se destruyeron las empresas financieras. Para los años veinte tenían un capital importante. Que mucho se perdió, eh...
-¿Es falsa la impresión que se tiene de riqueza heredada?
-Es una idea que se tiene sobre todo entre la gente de Chihuahua.
-¿Y los Creel-Terrazas?
-Creel fue uno de los más afectados por la revolución. Al final de sus días su capital estaba muy disminuido.
-Aunque ahora los Creel rentan terrenos a las maquiladoras...
-Si analizamos a los miembros de la familia Terrazas, a su regreso del exilio en Estados Unidos habían perdido el 70 por ciento del latifundio. Pero se quedaron con muchas casas. Tengo la impresión de que fueron las casas lo que les ayudó a recuperarse. Pero hay un porcentaje considerable de Terrazas y Creel que se quedaron sin nada. No en la pobreza. Clase media. En Chi- huahua vemos sólo al Creel que tiene recursos. Pero si los tiene es porque los administró.
-¿Cómo vio Luis Terrazas la Revolución de 1910?
-Nunca la entendió. La aparición de nuevas clases sociales, de partidos políticos que representan distintos intereses y visiones del mundo le resultaba ajena. Su visión era patriarcal. Para Terrazas era absurdo que se destruyese lo que se había construido con tanto esfuerzo: la empacadora, la cervecería, edificios públicos, bancos. Era algo muy difícil de entender para un hombre del siglo XIX. Para él, la revolución fue una locura.
Chávez Barrón comenta que se encontró con varias entrevistas con nietos de Terrazas, y con documentos de este mismo y de Creel, donde se maneja la idea de que Estados Unidos, "por puros celos", movió el agua para destruir todo lo que se había hecho en el norte de México.
-¿Qué era Madero para Creel y pa- ra Terrazas?
-Hay dos cartas. Una de Luis Terrazas a Creel donde le dice que es increíble cómo hubo gente que soliviantó las "ideas enfermas de Madero". Y otra de Luis Terrazas hijo a su padre donde le escribe que no cree que la revuelta tenga solución porque Madero no tiene control sobre su gente. Una vez que lleguen al poder, auguraba, se iban a dedicar a la rapiña.