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Momento de Fosa común, de Izibene Oñadarre. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 27 de febrero, 2009. (RanchoNEWS).- Durante este fin de semana, Lleida acoge la 11 edición del Festival Animac, el más vanguardista y experimental de España. Será la ocasión para comprobar la gran calidad de una nueva generación de animadores españoles que rompen con el tópico que asocia este género al público infantil. Izibene Oñadarre, Jorge Riera, Coke Rioboo o Alberto González son algunos nombres de una hornada de artistas que rompen todos los tópicos. Una nota de Juan Sardá para El Cultural:
La era de los «dibujos animados» ha terminado. La animación, que ya surgió en sus inicios como una técnica no destinada al público infantil, por fin comienza a obtener el reconocimiento como género cinematográfico al margen de etiquetas y reducciones. El éxito de películas como Persépolis (Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud), sobre la revolución iraní, o la recién estrenada Vals con Bashir (Ari Folman), sobre el conflicto entre Israel y Palestino, ha sido un factor decisivo para que el público adulto comience a mirar con otros ojos una técnica muy asociada en el imaginario colectivo al entretenimiento de los más pequeños. Sin duda, la gran resonancia popular de las películas de Pixar (Toy Story, Wall-e), concebidas para gustar a los niños y entretener a sus padres, también ha sido fundamental para que la animación inicie una nueva etapa. En nuestro país, la debilidad general de la industria cinematográfica ha afectado lógicamente a esta técnica, aunque desde hace algunos años hay destellos que indican un nuevo paradigma en el que la creatividad encuentra nuevos canales donde desarrollarse.
En primer lugar, está surgiendo una industria capaz de crear largometrajes que compiten en las salas con las grandes producciones estadounidenses. En Navidad se estrenaba El lince perdido, de Raúl García y Manuel Sicilia, ganadora del Goya en su categoría, una película que supone un salto importante en cuanto a la calidad. La apuesta industrial más fuerte es la de Filmax, que ya ha producido películas como El Cid, Donkey Xote o sendas partes de Pérez, el ratoncito de tus sueños. A finales de año le tocará el turno a la producción más ambiciosa del género en nuestro país, Planet 51, película de Illion Animation que ha costado más de 40 millones de euros y tendrá una distribución internacional masiva.
Sin embargo, aunque la creación de una verdadera industria es siempre una buena noticia, como señala Emilio del Moral, uno de los expertos en animación más reconocidos de España, «el formato más interesante en el que se desarrolla la animación nacional, y muchas veces la internacional, es el cortometraje. Esto es especialmente sangrante en nuestro país. En Francia, con títulos como Kirikú y la bruja o Bienvenidos a Belleville, sí han sabido crear películas específicamente francesas. Otro tanto en Japón, con creadores como Miyazaki. Pero aquí seguimos colgados del modelo hollywoodiense y hacemos copias malas. Sucede además que hay un gran desinterés de la industria por el trabajo de los creadores más independientes. Nunca verás a un productor en las sesiones de cortos de los festivales, no les interesa. Hay una desconexión total entre un mundo y otro. Todo ello tiene como resultado unos productos comerciales de poca calidad».
Desde el underground
Por ello, los cinéfilos más inquietos deben buscar en otros canales que no sean las salas comerciales para poder apreciar la obra de los artistas más interesantes. Surgen trabajos como los de Izibene Oñadarre, que convierte Fosa común (Hertzubeltzak) en un fascinante estudio introspectivo sobre los vaivenes del alma. En tinta sobre acetato, Animal, de Miguel Diez Lasangre, es un ejercicio de fantasía desbocada a partir de la cotidaneidad. El dibujante de cómics Miguelanxo Prado es uno de los pocos que ha podido moverse en el terreno del largo. Su película De Profundis es una hermosa metáfora sobre el dolor y la pérdida ambientada en el fondo del mar. En este mismo terreno se han movido Víctor Maldonando y Adrià García con Nocturna, lo más parecido que ha existido en España a un filme de animación con potencial comercial y espíritu rupturista.
Otros nombres fundamentales son Mercedes Gaspar (El derecho de las patatas), Begoña Vicario (Haragia/Carne humana), Pablo Llorens (Chokopulpitos) o Coke Rioboo (El viaje de Saïd). En el terreno de la animación de «guerrilla» se mueven artistas como Jorge Riera (Putokrío) y Alberto González (Querido Antonio). Ambos convierten sus subversivos cortometrajes en bombas de relojería contra la corrección política y arremeten contra todo: desde Amenábar hasta tabúes sociales como el incesto o la violencia de género.
La suya es una labor titánica, muchas veces solitaria, con varios frentes. Por una parte, la dificultad de la propia ejecución. Como explica Izibene Oñadarre, la realización de Fosa común le llevó siete años. Ahora ya está preparando su próximo trabajo y espera poder hacerlo más deprisa y en mejores condiciones. En este sentido, las ayudas públicas son vitales: «Realmente no se me ocurre cómo trabajar si no es mediante subvenciones. Cada segundo de animación son 24 ilustraciones, multiplícalo por cinco minutos y cuenta el trabajo que hay detrás». Por la otra, la distribución. Aquí los festivales son fundamentales. Junto al Animac de Lleida, una cita esencial por su apuesta sin fisuras por lo experimental, destacan otros como Animadrid o Animacor. Finalmente, el prejuicio de mucha gente con respecto al formato: «El problema es que hay una generación que ha crecido viendo sólo Walt Disney y para ellos no hay más. Entre la gente más joven se detecta una actitud más abierta porque tienen una cultura visual más amplia», dice Del Moral.
Isabel Helguera, directora de Animac y también una de las animadoras más importantes de España, subraya la importancia de Internet en este nuevo boom: «Es una herramienta fundamental porque está haciendo visible lo invisible». El futuro es suyo.
El Lince Perdido Trailer oficial
HEZURBELTZAK, Fosa común
De profundis, de Miguelanxo Prado
Nocturna de Víctor Maldonando y Adrià García
Chokopulpitos
EL VIAJE DE SAID
PUTOKRIO CABECERA
Querido Antonio CIRUGIA
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