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Omar Hernández-Hidalgo con su instrumento. (Foto: Cortesía de Miguel Salmón)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 12 de junio 2010. (RanchoNEWS).- Ante el asesinato del violista Omar Hernández-Hidalgo, integrantes de la comunidad musical y artística expresaron ayer su indignación y preocupación por el clima de violencia que prevalece en el país y exigieron a las autoridades que este crimen no quede impune como muchos más. Una nota de Ángel Vargas y Fernando Camacho para La Jornada:
La Jornada publicó el lunes 7 de junio: el músico Omar Hernández-Hidalgo, uno de los mejores intérpretes de viola del país, fue encontrado muerto la madrugada del domingo en Tijuana, Baja California, luego de que su familia denunció su desaparición el lunes 31 de mayo.
«Estamos consternados ante este hecho de absurda barbarie y no podemos quedarnos callados contemplando cómo un crimen que mutila gravemente a la sociedad mexicana se pierde en el olvido», se manifiesta en una carta enviada ayer a este diario, suscrita por 220 personas relacionadas con ese medio, en las que figuran varios de los más importantes compositores, intérpretes, directores de orquesta, cantantes, investigadores, críticos y promotores que viven en México.
La lista incluye a Mario Lavista, Gabriela Ortiz, Ana Lara, Ignacio Baca-Lobera, Samuel Zyman, Víctor Rasgado, Hebert Vázquez, Arón Bitrán, Wendy Holdaway, Luis Humberto Ramos, Encarnación Vázquez, Aurelio Tello, Karl Bellinghausen, Juan Carlos Lomónaco, Alejandro Escuer, María Teresa Frenk y Jorge Córdova.
Gran labor docente
Consultado por La Jornada, otro grupo de músicos, entre ellos los compositores Federico Ibarra y Leonardo Coral y el clarinetista Fernando Domínguez, sostuvieron que el homicidio del violista Omar Hernández-Hidalgo es un crimen que agravia y afecta a toda la comunidad musical y artística, además de dejar patente que «no tenemos garantías para hacer nuestro trabajo libremente».
Fechada el 9 de junio y dirigida a la opinión pública, en la misiva se destaca que «Omar fue un músico querido, respetado y admirado por su absoluto compromiso con la música. Su forma de tocar la viola era maravillosa y realizó una importante labor de difusión de la música mexicana contemporánea, estimulando y patrocinando la creación y edición de nuevas obras para su amado instrumento. Trabajador incansable, realizó una gran labor docente. Músico reconocido internacionalmente, tocó las obras más intrincadas e importantes del repertorio para viola, grabó como solista y con agrupaciones de gran prestigio en México y el extranjero, obtuvo innumerables premios y reconocimientos a su talento como artista excepcional».
Al respecto, el compositor Federico Ibarra señaló: «Quisiera remarcar mi postura en contra del clima violencia que se vive en México. El crimen cometido en contra de este violista nos afecta a todos, no sólo a sus familiares; afecta a la comunidad musical y artística en general. Esto que está ocurriendo en el país desafortunadamente no nos da muchos ánimos. Me parece brutal que un músico o cualquier persona se vea envuelto en este tipo de circunstancias; es algo que me habla muy mal de lo que está ocurriendo socialmente en este momento».
El clarinetista Fernando Domínguez, en tanto, subrayó: «En primer lugar me siento amenazado, porque me doy cuenta que en este país, alguien como yo, que se dedica a la misma actividad que Omar, está a merced de cualquier circunstancia que puede incluso acabar con mi vida. Me parece espantoso que en este trabajo también estamos amenazados, cuando a lo que nos dedicamos es a crear y a entregarnos a nuestra actividad; la música es indiscutiblemente un servicio social. Varios músicos hemos reflexionado sobre este lamentable suceso y hemos hecho hincapié en que Omar era uno de nosotros; la comunidad artística es una familia y con su asesinato nos han lastimado a todos. Toda la comunidad musical tiene miedo de que se dé carpetazo a este asesinato y se olvide el asunto. Eso no puede ser. Omar era una persona profundamente significativa dentro del medio como para que se convierta en un archivo más; y no minimizo los muchos otros casos de violencia que hay en México. En el caso de Omar, este país no puede darse el lujo de perder a uno de sus mejores exponentes; eso es suicidio social. Como sociedad no podemos cerrar los ojos y olvidarlo, tenemos que manifestarnos de alguna manera. Somos una sociedad profundamente herida por todo lo que está pasando».
Mantenerse vigilantes y unidos
Para el director de Orquesta Miguel Salmón del Real, ese asesinato representa «un crimen de lesa humanidad contra un gran artista y un gran ser humano. Es sin duda una situación novedosa que el crimen alcance incluso a la esfera de la música clásica. Resulta importante unirse para decir aquí estamos. La indignación debe servir para mantenernos vigilantes y unidos, y exigir que este crimen no quede impune».
El compositor Leonardo Coral sostuvo que «Omar era una persona de una integridad total, además de una capacidad extraordinaria para la música. Era un gran intérprete, con reconocimiento internacional y en tremenda actividad, en la madurez de su arte y con muchos años por venir para darnos grandes cosas. El crimen no puede quedar impune, no es posible que haya tal grado de inseguridad. El estado de derecho tendría que privar en este país».
Hilda Paredes, también compositora, indicó que con el violista «la música contemporánea de nuestro país empezó a cambiar, y su profundo pensar musical había trazado un nuevo camino que todos los compositores de México queríamos explorar de su mano, pues nosotros necesitamos de intérpretes con la creatividad y compromiso del que él estaba hecho; no hay quien lo sustituya».
Por su parte el percusionista Ricardo Gallardo, director del ensamble Tambuco, consideró que «al morir Omar, muere una parte de cada músico en México. Fue el generador de un patrimonio musical inconmensurable. El acto cobarde que le quitó la vida es tan indignante como el olvido y el silencio que guardemos al respecto. Protestemos y exijamos el esclarecimiento inmediato de las causas de su muerte».
Finalmente, la compositora María Granillo describió a Omar Hernández-Hidalgo como un músico excepcional e irremplazable: «El amor y la dedicación a su trabajo es un ejemplo para todos los músicos mexicanos; con esta muerte, la música contemporánea y la sociedad mexicana han sido víctimas de un crimen terrible e injustificable».
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