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El pintor, ante una de sus obras, en una exposición en Zúrich. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 12 de junio 2010. (RanchoNEWS).- La escena artística alemana llora hoy la muerte del pintor Sigmar Polke, fallecido de cáncer en Colonia a los 69 años la madrugada del pasado viernes, y considerado de las figuras más representativas entre sus coetáneos. Una entrega de EFE:
El «devorador de imágenes» , como lo califica el diario Süddeutsche Zeitung , o el «alquimista de la pintura» , en palabras del secretario de Estado de Cultura, Bernd Neumann, representó la generación de «irónicos cronistas y observadores de la Alemania de la posguerra» , en palabras del político democristiano.
Para el presidente del Parlamento federal, el también democristiano Norbert Lammert, Polke fue un pintor al que se recordará por su «inextinguible riqueza de imágenes» y «sed de experimentación» .
Polke, nacido el 13 de febrero de 1941 en Baja Silesia (actual Polonia) , pasó casi toda su vida en el oeste de Alemania. Su familia se trasladó, al fin de la Segunda Guerra Mundial, primero a Turingia (aún en el este del país) y luego al Berlín occidental, para finalmente instalarse en Düsseldorf, vecina a Colonia.
Cultivó el denominado realismo pos moderno y el pop art, con piezas de sello vibrante y hasta estridente, en contraste con su personalidad, tímida y hasta retraída.
Para Neumann, fue un ejemplo de personalidad fuerte, que se expresaba exclusivamente a través de sus cuadros y que, a diferencia de otros contemporáneos, optó por la vida silenciosa, hasta el punto que incluso entre la escena artística pocos conocían su rostro.
El desconocimiento público contrasta con la larga lista de distinciones obtenidas a lo largo de su trayectoria artística, como el prestigioso premio de la Fundación Roswita Hatfmann, dotado con 100.000 euros y recibido apenas el mes pasado.
Polke huía de la notoriedad, hasta el punto de que, como dijo la que durante años fue directora del Museo Ludwig de su ciudad, Colonia, Evelyn Weiss, «no deja que nadie se acerque a él» .
En lugar de la omnipresencia en la rica escena artística colonesa, Polke se consagró a la experimentación secreta, en diálogo con su obra.
Irrumpió en la escena en sus tiempos de estudiante, en los años 60, junto con su correligionario Gerhard Richter, al frente de lo que denominó «realismo capitalista» , a modo de caricatura del espíritu de la posguerra alemana.
En los años 70 recorrió otros escenarios, como México, Australia y Pakistán, y convertió la cámara fotográfica en su compañera de viaje y complemento a su obra pictórica.
Como representante de esa vía alquimista, entre la experimentación fotográfica y los nuevos materiales, representó a Alemania en el pabellón de la Biennale de Venecia de 1986, donde obtuvo el León de Oro.
A partir de ahí concentró su producción en su taller colonés, donde siguió practicando un pluralismo multidisciplinario y la experimentación inagotable, en su obra, y la discreción, en lo personal.
A mayor resonancia internacional, más se agudizó el retraimiento privado, situación en la que llevó asimismo la larga lucha contra el cáncer, hasta su muerte.
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