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La librería Porrúa, que se fundó en 1900, tiene una de sus mejores sucursales en Masaryk 111, Polanco. (Foto: Juan Boites / El Universal )
C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de agosto de 2011. (RanchoNEWS).- En materia de librerías, México no es un reflejo de lo que pasa en Estados Unidos. Mientras en aquel país, Borders, la segunda más importante cadena de libros, el mes pasado anunció el cierre de sus 400 tiendas por acumular pérdidas por más de 800 millones de dólares, en México las grandes cadenas libreras en lugar de pasar apuros han abierto nuevas sucursales, informa Yanet Aguilar Sosa de El Universal en elsiguiente reportaje:
En los últimos dos años, cadenas comercializadoras del libro como Gandhi, Porrúa y El Péndulo, más que hacer adecuaciones a sus espacios, abrieron las puertas de nuevas sucursales en diversos lugares emblemáticos, en las que se rigen por el concepto de centro cultural y no únicamente como sitios donde se venden libros.
Sin embargo, aunque en Estados Unidos los expertos en temas económicos señalan que la causa de la bancarrota de Borders se debió a que la empresa no se adaptó a los nuevos tiempos y entró tarde a la venta de libros electrónicos, en México el mercado del e-book apenas tiene cabida en esas librerías.
Mientras la Asociación de Editores Americanos dio a conocer hace unos días que las ventas del e-book tuvieron un incremento de 160% durante los primeros cinco meses del año, en comparación con el mismo periodo en 2010, de acuerdo con un reporte de ingresos, en México y en todos los países hispanohablantes del continente, la situación es otra.
Un estudio realizado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc) en 2010, permite ver que en América Latina sólo 1% de las editoriales han publicado 40 o más libros electrónicos; mientras que 79% de las casas editoras no han publicado un solo libro digital.
En tanto, la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), en sus estadísticas más recientes, de 2009, no da cuenta de producción y venta de libro electrónico y espera que en los datos de 2010, que presentará a finales del año, ya tenga información. Incluso, apenas este año, convocó a su segundo Foro de la edición digital.
Y aunque todos se rigen por la sentencia de «evolucionar o morir», las más importantes cadenas de librerías en México apenas han empezado a comercializar libros electrónicos y soportes digitales de lectura. Tal como lo muestran los datos.
Los primeros pasos digitales
Ante ese panorama de poco acceso al libro digital con incipientes propuestas de oferta en las librerías, hay excepciones, como Porrúa, la centenaria editorial que hace unos años empezó a ampliar su red de librerías, pues ya cuenta con cinco ePorrúa en instituciones educativas, donde vende «tabletas digitales» y libros electrónicos.
«En cinco universidades ya tenemos el ePorrúa, son las sucursales de siempre, con su parte de libros, cafetería, pero también con una parte tecnológica, pues se venden tabletas e incluso ya se puede empezar a comprar el material vía electrónica», comenta José Miguel Pérez Porrúa, subdirector de Porrúa Hermanos.
El editor y librero que es parte de una familia que dirige la casa editorial que se fundó en 1900, al publicar el libro Las cien mejores poesías líricas mexicanas, asegura que en la actualidad tienen 82 librerías en 16 estados del país y que en las entidades donde no hay una librería Porrúa distribuyen sus libros y trabajan con librerías pequeñas.
Pero además, al tiempo que digitalizan todo su catálogo para ponerlo en línea, han logrado establecer un mecanismo de venta singular: si el público lector no encuentra el libro que busca en esa tienda, se lo consiguen y lo llevan hasta su casa.
Pero Porrúa no es la única casa editora que vende las versiones electrónicas de algunos libros, el Fondo de Cultura Económica (FCE) ofrece en este momento 120 libros electrónicos desde su página de Internet, que se pueden leer en dispositivos como Sony reader digital book, Inves book 600, Papyre y Woxter scriba 150.
Guillermo Quijas-Corzo, presidente de la Asociación de Libreros Mexicanos, asegura que los libreros tienen cada vez mayores retos, por lo que tienen que buscar otras opciones y otro tipo de cosas para ofrecerle a su público.
«No puede nada más basarse en una buena selección de títulos y un buen servicio, que es lo que hace cualquier empresa, por eso cada vez hay más librerías que están tratando de ofertar este tipo de servicios, me parece que quien mantiene una librería en la forma tradicional, tiene menos posibilidades de que las cosas funcionen, tienen que renovarse en todos los sentidos», dice el editor de Almadía.
En ello coincide Alberto Achar, director de librerías Gandhi, cadena que tiene 25 sucursales en el país (11 en la ciudad de México y otras 14 en diferentes estados) y que desplaza más de 4 millones de libros al año.
Achar asegura que a la venta de textos habría que sumar los valores y servicios que ofrecen, desde un programa de cliente frecuente, hasta un servicio de certificados de regalo, venta de boletos, Internet inalámbrico. «No vendemos libros, discos y video, sino que vendemos cultura, información y entretenimiento», dice el empresario que también tiene a la venta la tableta Cybook opus y una buena cantidad de libros digitales bajo el título Libros-e.
Entre 2010 y 2011 Gandhi abrió cuatro sucursales más, una en el DF, en en el Centro Comercia Paseo Acoxpa, en Coapa, y las otras tres en el aeropuerto de Guadalajara, San Luis Potosí y Cancún. El plan de este año es abrir otra librería más en Jalisco y concretar alianza con una tienda departamental.
De acuerdo con los datos proporcionados por el director de la librería Gandhi, en sus 25 sucursales las ventas que alcanzan representan 25% del mercado; incluso, en su página oficial de Internet, que es visitada por alrededor de 800 mil personas mensualmente, reciben más de cinco mil pedidos al mes.
Esa adaptación al nuevo mercado con el libro digital ha sido hecha por Cafebrerías El Péndulo. «Ante el decremento en ventas de disco -ahora se vende una décima parte de lo que se vendía en los años 90-, tuvimos que reinventarnos e irnos adaptando, ahora estamos viendo qué pasa con el libro digital que anda amenazando« », señala Jaime Ades arquitecto, músico y socio fundador de El Péndulo.
La apuesta de las casas
Esa multiplicidad de ofertas que las editoriales han conjuntado a fuerza de los años, fue la propuesta con la que nació Cafebrería El Péndulo Condesa en 1993. «Queríamos subrayar que no sólo eran las librerías, sino un lugar donde se cruzaban las ideas», asegura Ades.
El concepto, que ha cumplido 18 años de encontrar a los libros con el café, la música y la gastronomía, se ha multiplicado; hoy tiene seis sucursales en la ciudad de México, cuatro instaladas en casas amplias y dos más «normales» en centros culturales: Santa Fe y Perisur.
La más reciente cafebrería que se ha abierto es El Péndulo Roma, que fue inaugurada apenas en enero pasado; pero a la par han ideado otras propuestas, como el bar Bukowski, instalado en la sede de Zona Rosa.
Pero si de todas las librerías, incluidas el Fondo de Cultura Económica y la Red de Librerías Educal –ambas cadenas de carácter institucional– alguna ha crecido, es Librerías Porrúa, que en los últimos años se ha expandido por 16 estados del país, instalando sucursales en lugares de alto poder adquisitivo, como es Bosques de Duraznos, pero también en zonas consideradas hasta hace poco «ciudades pérdidas», como es el caso de ciudad Nezahualcóyotl.
«Son ahora 82 sucursales, lo que tratamos de hacer es respetar los espacios donde no hay librerías, por eso el crecimiento que hemos tenido a nivel República; donde ya hay librerías promovemos la venta de libros a través de terceros; donde han desaparecido librerías, abrimos nuevas sucursales», comenta Pérez Porrúa.
En México, donde según la Asociación de Libreros Mexicanos, de acuerdo con su último censo, hay 400 puntos de venta en todo el país –esto sin contar centros departamentales– y que según el Atlas de Infraestructura cultural de México de 2003, llega a mil 146 librerías registradas, la tendencia es a crear centros culturales, más que ha crear pequeñas librerías temáticas o especializadas, como ocurre en Estados Unidos.
Gran crecimiento de cadenas
Guillermo Quijas acepta que cada vez se abren nuevas librerías en México, pero son de las grandes cadenas. «No ves librerías de barrio ni pequeñas empresas independientes que abran porque en este momento la situación está complicada para eso», comenta Quijas.
Incluso, asegura que a lo largo de los últimos cinco años el número de librerías se mantiene, cierran pequeñas librerías y abren sucursales de cadenas, pero esto hace que «se monopolice el mercado del libro».
Sin embargo, Quijas asegura que en el país hay casos de éxito, como la librería La Jícara en Oaxaca, que se especializa en sellos independientes y en dos años le ha ido muy bien. «Creo que una librería tiene que volverse especializada para subsistir en el mercado del día de hoy, cada vez hay menos librerías generales porque es mucha la producción en México, muchas las novedades y muchas las importaciones».
El líder de los libreros dice que la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro no ha impulsado, como se estipula, nuevas librerías y que aunque cada año ha salido un plan que ha hecho el Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura, no hay más recursos de apoyo a librerías.
Guillermo Quijas asegura que «el proceso va lento y además faltan cosas específicas para el desarrollo de librerías, sabemos que la Ley da pie para que no se cumpla, lo que hace que si se viola el precio único no se sancione y eso no ayuda en nada»
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