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Osvaldo Sánchez. (Foto: Misael Valtierra)
C iudad Juárez, Chihuahua, 17 de agosto 2011. (RanchoNEWS).- Para curar Destello, exposición que reúne obra de 69 artistas montada en la Fundación/Colección Jumex, Osvaldo Sánchez trabajó con «una minoría» dentro de las piezas de este acervo iniciado por el empresario Eugenio López, lo que para el director del Museo de Arte Moderno constituyó «un reto personal». Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:
Se trata de piezas que «remiten, sobre todo, a una apelación de subjetividad, o a la propia inscripción del artista dentro de la obra como acto vivencial».
Destello no es una muestra temática en relación con la representatividad de las imágenes. «Mi interés –manifiesta Sánchez– fue subrayar el vínculo de la obra de arte y la propia tradición de lo artístico con un tipo de experiencia que es la del arte como tal. Una experiencia que muchas veces está historizada y leída en términos iconográficos, morfológicos, pero muy pocas veces hablamos de lo que es la experiencia de lo artístico. Me preocupa que usualmente confundimos la historia del arte con el arte. No es algo que me deje tranquilo. De hecho, dentro de determinadas búsquedas de lenguaje en el arte contemporáneo se ha hecho énfasis en el trasfondo narrativo de la obra, en la idea de contexto, del signo lingüístico. Me parecía necesario subrayar la importancia del lenguaje artístico como una gnosis que funciona en la experiencia de la visión».
Las piezas, añade el curador invitado, «están relacionadas a partir del punto desde donde la obra convoca al espectador, y no tanto desde el de la obra, es decir, al asociar artistas que tienen la misma búsqueda de lenguaje o que pretenden inscribirse dentro de una misma filosofía o estructura lingüística. Sin embargo, me parece importante asociar las obras a partir de la propia emotividad que la visión de las mismas o la experiencia de ellas invocaba».
La araña de Louise Bourgeois
La muestra Destello, exhibida en la Vía Morelos 272, Ecatepec, estado de México, comprende obra de una amplia gama de generaciones, desde Louise Bourgeois –cuyo bronce Araña IV (1998) procede directamente de la vivienda de Eugenio López, aunque Sánchez aclaró no conocer su casa– y Antoni Tàpies –su cuadro Finestra (1994) tampoco se había exhibido en ninguna revisión– hasta los mexicanos Sofía Táboas, cuya obra sin título, una emulsión de aluminio sobre muro, «existe» físicamente cuando participa en una exposición; Yishai Jusidman, con I am sorry (2003), acrílico sobre alfombra de lana, y Pablo Rasgado (1984), con Levitación I (2007), realizada con telaraña, matraz y pluma.
También hay obra de Cy Twombly, David Lynch, Charles Long, Félix González-Torres, Wolfgang Tillmans, Jeff Wall, Kiki Smith, Thomas Ruff, Ana Mendieta, Thomas Glassford, Gabriel de la Mora, María José de la Macorra y Tracey Emin.
Osvaldo Sánchez conoció la colección Jumex hace 15 años, cuando Eugenio López tenía poco tiempo de haberla comenzado. De hecho, la primera vez que se exhibió al público fue en el Museo de Arte Carrillo Gil, cuando Sánchez era su director. Al respecto, explica: «Eugenio ha sido pionero en esa responsabilidad de vincular el patrimonio público y privado en México a una vocación de internacionalización que nos parece importante sobre todo como un diálogo con la escena artística internacional».
La colección Jumex ha crecido de manera considerable y lo ha hecho «relacionada tanto con el devenir de la escena global, como con el propio vínculo de Eugenio y de sus asesores con las escenas del arte contemporáneo».
(Destello concluirá a principios de septiembre.)
Mayor información: Fundación/Colección Jumex
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