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«Las universidades no han desarrollado programas educativos para analizar lo visual de manera crítica». (Foto: Xavier Quirarte)
C iudad Juárez, Chihuahua. 18 de noviembre de 2014. (RanchoNEWS).- Hasta los 18 años John Mraz vivió en Fontana, un pueblo de California. Vino por primera vez a México en 1962 y permaneció cinco meses. Al regresar a Fontana le platicó a un amigo sobre la impresión que le habían causado los murales, cuando éste le interrumpió: «Pero, ¿hay edificios en México?». Reporta desde la ciudad de México Xavier Quirarte para Milenio:
El investigador estadunidense nacionalizado mexicano ríe ante la anécdota que ilustra el desconocimiento sobre nuestro país, que subsiste hasta nuestros días. Refiere que recientemente alguien en Canadá le preguntó si había fotógrafos en México. Una enorme y rica respuesta está en su libro México en sus imágenes (Artes de México/Conaculta/BUAP, 2014), que se presentará hoy a las siete de la noche en el Centro Cultural Elena Garro.
Mraz, quien vive en México desde 1981, se define como «un historiador gráfico, un historiador audiovisual». En entrevista explica que «México es un país muy visual, donde se han producido enormes series de historias gráficas. Por ejemplo, Seis siglos de historia gráfica en México, llega a incluir 18 mil fotografías, un catálogo riquísimo. Obviamente Casasola hizo muchas series, pero también están libros como Así fue la Revolución mexicana o Veracruz, imágenes de su historia, entre otros. Como investigador de la imagen en este país me he encontrado en casa».
Uno de los temas de su libro es el de la identidad, ¿qué le interesa del tema?
Lo que me interesa es que la identidad siempre está cambiando, se está construyendo, deconstruyendo y reconstruyendo. Hace 30 años, quien se iba al país de norte era considerado un traidor, ahora hay allá millones de mexicanos. Se empieza a hablar de identidad en México después de la Revolución, por razones obvias. Es curioso que los primeros que la representan son fotógrafos pintoresquistas y antipintoresquistas, extranjeros en ambos casos, como Hugo Brehme, Edward Weston y Tina Modotti. Los medios modernos son muchos más importantes en términos de construir y reconstruir constantemente la identidad. El enorme problema es que hay que aprender que se trata de mensajes estructurados de ciertas maneras, que tienen ciertas significaciones.
¿Cómo delimitó la temática?
Había investigado algunos de estos temas, pero de manera menos desarrollada, mientras que algunos capítulos fueron completamente nuevos, como es el caso del capítulo I: «Guerra, retratos, tipos mexicanos y progreso porfiriano (1840-|1910)». Ya había trabajado sobre la representación de la Revolución mexicana en el cine, pero me puse a investigar una bibliografía más amplia. Había escrito notas cortas sobre Cantinflas, pero después pensé que sería muy interesante analizar la representación del cómico en las revistas mexicanas, comparado con la representación de Tin Tan. En muchos casos eran proyectos más pequeños que enriquecí con nuevas investigaciones.
Hay imágenes icónicas que son objeto de manipulaciones, lo que en ocasiones acaba por desvirtuarlas.
Yo no uso la palabra manipulación porque se me hace un término muy cargado. Obviamente una foto es una cosa muy ambigua, polisémica, entonces puedes hacer que diga lo que quieras con el título que pongas, el texto que acompañe o el pie de imagen. Las fotos se prestan para diferentes usos. Lo interesantes es cómo pueden cambiar de un contexto a otro. Por ejemplo, está la foto de Zapata como guerrillero, con la carabina y la espada, que fue manejada por quienes eran zapatistas, pero también por quienes estaban en contra. Es la misma imagen en el mismo periodo.
Su libro nos recuerda que México es un país de grandes fotógrafos.
Claro, la fotografía mexicana se ha desarrollado mucho, pero la imagen afuera es otra. Estuve dando un curso en British Columbia, en Canadá, y una profesora me preguntó: ¿tienen fotografía en México? Y yo pensé: mucha y mucho mejor que en Canadá. ¿Quién ha oído de un fotógrafo canadiense que tenga la reputación de un Manuel Álvarez Bravo?
Por una alfabetización visual
John Mraz advierte que «vivimos en un mundo hipervisual. Sin embargo, en las universidades no se han desarrollado programas educativos para analizar lo visual de manera crítica. El mundo está cambiando mucho y las universidades van a fundar nuevas áreas y departamentos sobre estudios visuales. Sin embargo, la historia tiene una cierta disciplina y requiere de cierto rigor, y me temo que las nuevas áreas no pudieran tener ese rigor».
Nuestros tiempos requieren, abunda el entrevistado, de una «alfabetización visual. Hay estudios que dicen que los niños aprenden al hacer las cosas: si no hablas, no aprendes a hablar, ni a entender muy bien. Hoy todos los jóvenes tienen la tecnología con la que pueden hacer lo que sea, y una parte de la alfabetización visual se puede hacer con esos productos.
«Las universidades en general se tienen que abrir más a esa alfabetización. Debemos aprender a analizar esas imágenes, porque si no nos van a dominar, creando nuestras necesidades sociales, sexuales, lo que sea. Tenemos que protegernos, quizá por eso no se desarrollan los estudios sobre la imagen».
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