C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de noviembre de 2014. (RanchoNEWS).-Desde hacía una década en la colonia Santa Fe en el municipio conurbado de Tlajomulco había una planta de tratamiento de aguas negras en total abandono. El espacio de 500 metros cuadrados de superficie techada que en el área superior era utilizada como una plaza pública, no podía desperdiciarse, pero el reto era en qué convertirlo. Reporta desde Guadalajara Adriana Luna para Excélsior:
El proyecto de remodelación cayó en manos del arquitecto Ricardo Agraz y en marzo del 2013 se convirtió en un Centro Cultural y Deportivo. Hoy ese proyecto arquitectónico La Planta en Tlajomulco ganó la medalla de oro en la Bienal Nacional de Arquitectura.
El mayor desafío para los arquitectos fue «qué hacer con una estructura abandonada y además pestilente, echándose a perder quien sabe cuántos años. Es un proyecto único, tan fuera de lo común y que nos tocó plantear desde qué hacíamos con la planta de tratamiento que estaba ahí, que jamás funcionó. La planta quedó inserta en un centro deportivo en un barrio muy denso, donde hay mucha vivienda. El problema más serio era que costaba más demolerla que hacer algo, entonces viene esta idea de ponerle una cubierta y usar la parte baja como salones. Discurrimos la idea de que pudiera ser un lugar donde se hicieran eventos deportivos o sociales, pero el paso a Centro Cultural se dio de manera natural», recuerda el arquitecto Ricardo Agraz.
Las celdas subterráneas de almacenamiento de agua hoy son utilizadas como salones de música, danza, gimnasia, teatro, pintura y deportes. Cientos de niños y adolescentes de escasos recursos económicos se benefician de los talleres impartidos de forma gratuita.
Hoy, el Centro Cultural y Deportivo La Planta es uno de los más socorridos en la zona metropolitana, «rompiendo así prejuicios de que en zonas –con pobreza– no debería haber cultura, al contrario. El éxito del proyecto no lo hacen los arquitectos lo hace la gente, en el momento en que se terminan las instalaciones y quedan los salones de inmediato se apropia una escuela de gimnasia olímpica, una persona que toca en la Filarmónica se puso a dar clases de violín en su barrio, los niños van a clases de futbol y las mamás que llevan a sus hijos toman clases de zumba. Entonces trabajar ese proyecto es emocionante por cómo la gente se ha apropiado de él. Es un proyecto donde no es la técnica, el material o el diseño sino la utilidad social. El día que vimos a las niñitas con su leotardo en sus clases de gimnasia se nos erizó la piel. La gente se lo apropió. Hoy pareciera que fue proyectado como Centro Cultural», añadió.
Ricardo Agraz, egresado de la Universidad de Guadalajara en la generación 1984, es el primer tapatío en ser distinguido con la Bienal de Arquitectura, que tiene como propósito reflexionar en la arquitectura contemporánea como solución sustentable.
«Me toma por sorpresa (el reconocimiento), no lo esperábamos. Me conmovió profundamente. La verdad es que soy arquitecto, uno trabaja, vivo de esto y no tengo otros ingresos, realmente mi trabajo es de lo que como. Me encomiendan un trabajo y la urgencia es que el cliente quede satisfecho, una vez que eso ha sucedido, de repente llega un premio, que es el más grande que pueda recibir un arquitecto en este país, me tiene encantado y sorprendido. Los proyectos en la oficina se hacen para clientes, para cubrir necesidades, para hacer nuestro trabajo, no los hacemos para competir. Entonces, cuando te dan un premio, me siento verdaderamente conmovido, no lo acabo de asimilar del todo. Estoy muy contento y muy agradecido», finalizó.
Por otro lado, las autoridades de Tlajomulco se dicen convencidas de que la recuperación de espacios públicos para el deporte y la cultura es clave para que la niñez desarrolle sus talentos en lugar de convertirse en potencial delincuencial.
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