Joaquín Cosío. (Foto: Sunny Quintero)
C iudad Juárez, Chihuahua. 17 de junio de 2018. (RanchoNEWS).- Sin Joaquín Cosío (Tepic, 1962), las voces de El Cochiloco de la película El infierno, de Mascarita en Matando Cabos o del General Medrano en Quantum of Solace no serían nada, pero tampoco sin la literatura. Menos expuesto, ese actor que ha sido identificado por sus papeles de rudo narcotraficante, también escribe versos y los publica, aunque siga sintiendo cierto pudor de asumirse como poeta. En todo caso, asegura, hacer poesía le ha permitido exigirse cada vez más en cada uno de los papeles que ha hecho para el cine y el teatro.
«El taller literario —dice cuando recuerda el pequeño grupo con el que comenzó a trabajar sus versos en la fronteriza Ciudad Juárez— me sirvió más para mi trabajo como actor que a la inversa, lo que hizo fue forjarme un espíritu crítico hacia mi producción. En pocas palabras: desconfía de tu propio trabajo y siempre entiende que hay más posibilidades, y que aquello que escribiste en primera instancia siempre puede ser mejor o mejorado, que el arte será siempre un acercamiento, una aproximación y nunca un punto final.»
Luis Carlos Sánchez reporta para Excélsior
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