C iudad Juárez, Chihuahua. 20 de enero de 2022. (RanchoNEWS).- Han pasado cinco años desde que Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964) ganara el Óscar a la mejor película por La forma del agua, un cuento de terror sobre un monstruo mucho más «humano» que los propios humanos. «En realidad, los verdaderos monstruos siempre serán las personas porque tienen la opción de elegir», afirma el director. Más aún en tiempos como los que nos han tocado vivir de pandemia e incertidumbre, cuando las búsquedas en Google de tarotistas y horóscopos se han multiplicado. Por eso compara el director el contexto actual con la década de los 40 en la que trascurre su nueva película, El callejón de las almas perdidas, años de ansiedad y miedo por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Una época de congoja en la que prospera un mentalista como Stanton Carlisle (Bradley Cooper), capaz de «adivinar» los secretos más profundos de incautos que quieren creer en un poder «sobrenatural». Se trata de una adaptación de una novela de William Lindsay Graham que ya tuvo una versión cinematográfica en 1947 dirigida por Edmund Goulding con Tyrone Power como protagonista.
Dividida en dos partes muy diferenciadas, primero vemos en clave barroca las peripecias de este arribista en una feria ambulante a la vieja usanza, en la que se ofrecen todo tipo de espectáculos hoy prohibidos, desde una joven que se electrocuta a sí misma en una silla eléctrica (Rooney Mara) a un inquietante «salvaje» que come animales vivos. En la segunda parte, Stanton logra triunfar en la gran ciudad con su espectáculo. Movido por la codicia, formará una peligrosa y perversa alianza con una sofisticada psicóloga, la doctora Ritter (Cate Blanchett).
La entrevista de Juan Sardá es publicada por El Cultural