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miércoles, enero 05, 2022

Textos / «1922: el año I de Ulises» por Christopher Domínguez Michael

1922: El año que cambió la literatura. (Foto: Letras Libres)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1° de enero de 2022. (RanchoNEWS).- Es probable que nunca antes artistas e intelectuales hayan estado tan conscientes de estar empezando una nueva época como en aquel 1922 que hoy conmemoramos. Lo había predicho, famosamente, Virginia Woolf en Character in fiction (1924), reflexión sobre la nueva novela donde afirmó, de manera a la vez vaga y rotunda, que «alrededor de diciembre de 1910 el carácter humano cambió», según nos lo recuerda Kevin Jackson en Constellation of genius. 1922: Modernism year one.  Pero fue Ezra Pound quien se le había adelantado, en su también conocida y celebrada carta al crítico H. L. Mencken del 22 de marzo de 1922: «La era cristiana terminó en la medianoche de octubre 29-30 del año pasado. Ahora usted está en el año I p. s. U [post scriptum Ulises], si eso le sirve de consuelo.» El atrabiliario Mencken, cuyo nietzscheanismo, en su día provocador, empezaba a pasar de moda, con seguridad gruñó. Finalmente, en Not under forty (1936), Willa Cather lo dirá de modo más llano: «El mundo se partió en dos en 1922.»

Tanto en la cronología comentada de Jackson (muy informativa) como en el ensayo The world broke in two. Virginia Woolf, T. S. Eliot, D. H. Lawrence, E. M. Forster, and the year that changed literature, de Bill Goldstein (más nutritivo), entre los numerosos libros que han aparecido en torno a 1922, el reparto «modernista», para decirlo con el concepto anglosajón, es más o menos el mismo. Ese año aparecieron Ulises (al autor le fue entregado el primer ejemplar en fecha capicúa: 2/2/22) y La tierra baldía, y James Joyce y T. S. Eliot, sus autores, se hicieron famosos, apoyados por Pound como «il miglior fabbro» y con Virginia Woolf (ella misma publica El cuarto de Jacob en 1922) como una quisquillosa directora de conciencia asistida devotamente por su esposo Leonard. Si el grupo protagónico de 1922 es el de Bloomsbury, una extensión urbana –según Goldstein– 4 de las hermandades universitarias de Oxbridge, varios de los actores se definen en contra de este, como el errabundo D. H. Lawrence, ahíto de sí mismo en su «peregrinaje salvaje» (de Taormina a Australia, pasando por la isla de Ceylán y Taos, Nuevo México), quien ese año publica La vara de Aarón e Inglaterra, Inglaterra mía.

El texto de Christopher Domínguez Michael es publicado por Letras Libres