Rancho Las Voces: Libros / México: Las huellas de Jorge Luis Borges en la literatura mexicana
Borges retorna a México / 14

viernes, agosto 23, 2024

Libros / México: Las huellas de Jorge Luis Borges en la literatura mexicana

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Borges y Rulfo. (Foto: Gaceta UNAM)

Portada del libro. (Foto: RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de agosto de 2024. (RanchoNEWS).- ¿Qué es la poesía? Es la pregunta que lanzó el comunicador Álvaro Gálvez y Fuentes en la conversación «Êdoctum: Encuentro», transmitida en 1973 en televisión abierta, a la que se dio cita un selecto grupo de intelectuales, todos masculinos: Salvador Elizondo, Juan José Arreola, Germán Bleiberg, un joven Juan García Ponce y, el invitado más destacado, en torno a quien prácticamente giró la conversación, Jorge Luis Borges, en su primera visita a nuestro país, escribe Ricardo Quiroga en El Economista, con motivo de la publocación del libro «Borges en México: un permanente diálogo literario» (El Colegio de México, 2024), de Rafael Olea Franco.

En aquella transmisión, disponible en YouTube, es posible advertir uno de esos grandes momentos de devoción que muchos de los autores fundamentales de la literatura mexicana del siglo XX profesaban por Borges.

«»En realidad todo lo que importa y vale en este mundo, es decir, lo que legitima nuestra condición de hombres es lo poético”, declaró Arreola –entiéndase toda expresión correspondiente a su época, sin desdeñar el ojo crítico de género–. Y, para rendir pleitesía al escritor argentino ahí presente, sentado a su lado, Arreola, con la vehemencia y los pelos erizados que le caracterizaban, adelantó: «Yo no me perdonaría aquí, en este programa, si no dijera unas cuantas líneas escritas por Jorge Luis Borges, para que sea un ejemplo de lo que él ha hecho como modificador, renovador, enriquecedor de la lengua para aprendizaje de sus lectores. Son unas cuántas líneas (…) sería muy bonito que luego nuestros amigos García Ponce, Bleiberg, Elizondo, dijeran dónde está la modificación y el secreto para que estas palabras sean radicales y, me atrevo a decirlo, con permiso de usted (dirigiéndose a Borges), eternas».