El escritor divide su tiempo entre París y México. (Foto: Rocío Vázquez)M éxico 17 de Marzo 2007. (Jesús Alejo/Milenio).- La historia de Los minutos negros (Mondadori, 2006) tuvo su origen en un sueño, quizá haya sido una pesadilla que se quedó grabada en la mente y en la imaginación de Martín Solares durante cerca de una década, hasta que logró darle una respuesta a aquel enigma nocturno.
“El origen del libro es demasiado novelesco para ser verosímil, pero yo puedo jurar que durante un viaje en autobús, de Tampico a Guadalajara, un tipo se sentó a mi lado y me preguntaba: ‘verdad, Martín, que en la vida de todo hombre hay cinco minutos negros’", dice.
“La idea me asustó tanto que me desperté y me dediqué toda la noche a preguntarme qué significaba eso, cuál era el sentido de ese enigma y si ya había cumplido yo con mi cuota de minutos negros”, explica.
La trama se nutrió de una serie de experiencias de nota roja compartidas por uno de sus amigos, quien literalmente le heredó sus obsesiones, las cuales se reflejan en la novela, donde se cuentan los avatares de un policía poco dotado para tratar de resolver el crimen de un periodista, para lo cual primero debía resolver un crimen cometido dos décadas antes.
En ese proceso se aparecen una serie de extravagantes personajes, quienes de una u otra forma, tienen alguna deuda con la ley. Todo dentro de la atmósfera del Golfo de México.
“Una de las preguntas que guiaron la escritura de mi novela fue cuánto tiempo puede pasar una persona honrada si tiene que convivir todos los días con personajes corruptos, como los policías mexicanos", comenta.
“Cuando presenté el libro en España, un periodista me preguntó que si la existencia de policías que aceptan sobornos y que se dicen madrinas y trabajan ilegalmente es la parte fantástica de la historia y le dije: tristemente no, es la parte realista.”
Más allá de ofrecer un panorama acerca de los lugares comunes sobre la policía o de la violencia por sí misma, Martín Solares se propuso usar sus historias como ejemplos para reflejar una parte de la sociedad y de la realidad, pero siempre con la conciencia de que se trata de una ficción, si se quiere de un espejismo, resalta el escritor.
“La novela se convirtió para mí en una especie de laberinto, me tomó siete años conocer cada uno de los callejones del laberinto. Es una especie de casa de fachada muy blanca, que cubre otra casa negra, siniestra, tenebrosa, donde hay un jardín, con perros muy bravos y uno que otro personaje amable, como el escritor B. Traven y algunos seres imaginarios que pululan por estas páginas.”
Los minutos negros oscila entre la fantasía y la realidad, llena de humor y de una vena irónica que sirve para trascender las fronteras del género y, contribuye a mostrar la naturaleza de los seres humanos, uno de los objetivos primordiales de Martín Solares.
De alguna manera, la novela cuenta la pesadilla de un policía mexicano que, en algún momento de su vida, quiere hacer las cosas bien, dice el autor, ubicada en dos tiempos: los años 70 –la época de su infancia– y la actual, mas no le interesaba ofrecer una visión realista, sino como en un espejo que la distorsiona y ayuda al surgimiento de personajes que suelen pasar inadvertidos.
Martín Solares pasa gran parte del año fuera de México, vive en París, lejanía que le permite percibir las graduales transformaciones de nuestro país; sin embargo, más allá de querer ofrecer periodismo disfrazado, le preocupaba que los lectores hallaban en la historia una obra literaria y no un libro de denuncia.
“Palabras solemnes como justicia o paz no aparecen una sola vez ahí, supongo que porque mis policías discuten sobre ellas todo el tiempo”, concluye.
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