Libros / México: «Los literatos» de Palomo; reseña

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Portada del libro (Foto: Fondo de Cultura Económica)

M éxico, 2 de Abril 2007. (Mary Carmen S. Ambriz/Milenio).- Resulta común que los caricaturistas reúnan trabajos publicados en diarios y revistas. Lo inusual, en este caso, es el tema. Pocos dibujantes en Latinoamérica indagan en la veta que José Palomo Fuentes ha elegido: retratar mitos y verdades en torno a la escritura. Su libro es un recuento de editores, escritores, lectores, dictaminadores reflejados en la cotidianidad, enfrentados ante la página en blanco, preocupados por quién obtendrá el premio o la beca literaria que los salvará de la crisis económica, atentos a seguir siendo escritores de best-sellers o marginales. Lo hecho por Palomo recuerda los mejores cartones de temas literarios dados a conocer en Vanity Fair y The New York Times Book Review.

La versatilidad del autor queda expresada en la peculiar manera de acercarse al mundo editorial. Entre los temas que aborda se encuentran el proceso de creación literaria, cómo surgen las ideas, el éxito de un libro, la fama de los autores, la apropiación de la realidad, el arte de la ficción y qué libro debe uno llevarse a una isla desierta.

El subtítulo de este libro es “Bestiario con apuntes del natural recamado en perlas escogidas del acervo literario universal”. Sin embargo, si hay algo que ensombrece los momentos que caricaturiza Palomo, son la serie de citas literarias y extraliterarias que el autor recopiló para esta edición. El recorrido de frases “célebres” lejos de ser humorísticas, caen en reflexiones rústicas y, a fin de cuentas, ahuyentan los ojos del que quiere hurgar en las ocurrencias satíricas. La atinada mirada de Palomo no necesita de frases de gente famosa ni de otra clase de antisolemnidades que no sean sus propios trazos, lúcidos, ácidos, curiosos.

Palomo se define como un provocador, y lo es. Quien se asome a conocer cómo se comportan esta clase de Literatos, pasará un rato entretenido bañado del ácido humor de alguien que convoca a reírnos de la cotidianidad en la república de las letras.


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