Rancho Las Voces: Literatura / Argentina: Un «desayuno de trabajo» con Carlos Fuentes
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

miércoles, noviembre 14, 2007

Literatura / Argentina: Un «desayuno de trabajo» con Carlos Fuentes

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El escritor mexicano, un intelectual todoterreno, dice que se están agotando los viejos paradigmas. (Foto:Página/12)

A rgentina, 14 de noviembre, 2007. (Ángel Berlanga/Página/12).- Un mayordomo, tres camarógrafos, seis camareros, siete empleados de editoriales, quince fotógrafos, veintiocho periodistas y Carlos Fuentes: humanidades reunidas, ayer por la mañana, en un «desayuno de trabajo», en el salón Embajador del Hotel Alvear, Recoleta, Buenos Aires. Una hora de traqueteo por una diversidad de temas: preguntas para diarios, radios, revistas, respuestas del escritor.

«Los programas de Chávez se parecen mucho a los de Hitler y Mussolini. Yo tengo vieja memoria, por mi edad, y recuerdo muy bien las insignias, las retóricas, los balcones, los discursos y las medidas, que son darle un poquito a la gente y mucho al exterior, aprovechando la gran bonanza del petróleo venezolano. El día que se venga abajo, vamos a tener una Venezuela más empobrecida, con menos empresas, menos inversión y más retórica. Eso me parece muy grave».

Fuentes nació en 1928, es mexicano, es escritor, es un protagonista del boom literario latinoamericano y es más cercano al rey Juan Carlos que al presidente de Venezuela, se confirma. Una de sus actividades en la Argentina fue participar, el viernes pasado, del coloquio de IDEA: fue orador en la cena de cierre. Hoy a las 19 se presentará, en el Malba, el segundo tomo de sus Obras reunidas, editadas por Fondo de Cultura Económica, que contiene la novela La región más transparente (1958) y los cuentos de Agua quemada (1981). Alfaguara editó, además, dos libros de cuentos –unos Naturales y otros Sobrenaturales– que presentan «la nueva Biblioteca Carlos Fuentes»: el lunes, en el Auditorio Borges, Fuentes dio una conferencia: «Jornada de un escritor».

«El compromiso del escritor es con la literatura. Si no hace eso, que vaya a una plaza y pegue gritos. Ante todo tiene una función, que es la imaginación y el lenguaje. En sociedades como las nuestras, seudocapitalistas, burguesas, no se les da mucha importancia: el escritor es secundario. En un país de régimen autoritario se le da importancia: lo callan, lo censuran. ¿Necesitamos un dictador para que la literatura sea importante?»

En los últimos tiempos, las declaraciones de Fuentes que más trascienden son, por sobre las literarias, las vinculadas a temas sociopolíticos. El mexicano es lo que podría llamarse un intelectual todo-terreno, cuatro por cuatro; acerca de un par de asuntos prefirió, sin embargo, no pronunciarse: sus proyectos y el conflicto entre Argentina y Uruguay por la pastera aromatizante coliflor Botnia.

«Si Hillary va a ser presidenta de los Estados Unidos, ¿dónde va a dormir Bill? Es un problema (risas) ¡O Kirchner! El hecho es que si hay un proceso democrático, no es cuestión de maridos, mujeres, familias. También pudieron haber ganado los otros dos candidatos (por Carrió y Lavagna). Ganó la señora Fernández de Kirchner: bravo por ella.»

Hubo, por supuesto, algunas reiteraciones: el elogio a Cervantes por su fundación de la novela moderna, la comprensión por el «parricidio» hacia los próceres del boom, el énfasis al instar a los gobiernos latinoamericanos a que prioricen la educación. Entusiasta, se mostró complacido por la proliferación de nuevos narradores de diversos países del continente («no alcanzo a ponerme al día», dijo) y abogó por una mayor circulación e intercambio: no es buena la distribución de libros en América latina, dijo.

«Durante un siglo y medio hemos tenido una batalla de ideas acerca de la identidad latinoamericana, desde donde se quiera empezar, Sarmiento, por ejemplo; qué significa ser mexicano, o argentino, o chileno, nos preguntábamos. Yo creo que hoy todos sabemos qué identidad tenemos, pero lo que aún no sabemos es respetar la diversidad de la gente. Respetar las diferencias políticas, religiosas, sexuales, morales, de hábito, de gusto. Hay machismo, antifeminismo, beaterías religiosas, cerrazones ideológicas, dogmatismos. La gran lucha actual de América latina es conquistar el derecho a la diversidad.»

Fuentes ganó unos cuantos premios, entre otros el Cervantes, el Príncipe de Asturias, el Rómulo Gallegos y el Alfonso Reyes, y también ha sido condecorado por universidades y gobiernos de varios países. Muchas veces, también, se ha rumoreado que andaba cerca del Nobel.

«Yo escribo con pluma. Así escribía Cervantes, ¿por qué yo no? Me gusta sentarme con cuaderno, oler el papel, sacar la pluma, oler la tinta... Es sólo comparable al acto sexual, no veo otra cosa a la cual comparar el hecho físico, sexual, de escribir a mano. Lo demás no lo toco, ya no me tocó; pero quiero pensar lo que va a ser la imaginación con la tecnología. Qué sentido humano va a acabar teniendo la tecnología. Como siempre ha pasado con los adelantos técnicos, puede ser para bien, puede ser para mal. Son fríos, objetivos: pertenecen a la cultura de la frialdad. Pero uno los calienta. Y como estamos en una revolución tecnológica, donde el aparatito se vuelve viejo a las dos semanas... Compro uno que se llama I-pod y enseguida me dicen ‘ya no sirve, cómprate otro’. Como digo, ya no me tocó: si yo aprendiera cómo se llama la pantallita y atendiera todos los mails y lo que llega, no escribiría. Me dedicaría a atender el aparato. Sería su prisionero. Pero no prejuzgo.»

El amor por la caótica y desmesurada ciudad de México, la mala negociación de su país en el Tratado de Libre Comercio (Nafta), el papel de José Donoso en la literatura chilena, el catastrófico gobierno de Bush en Estados Unidos y los cambios que intuye a nivel internacional, los elogios a sus colegas compatriotas Juan Villoro y Jorge Volpi: a lo largo de una hora, Fuentes abarajó de todo un poco. ¿Qué tal, para el final, paradigmas?

«Creo que se están agotando viejos paradigmas. Hay mucha juventud dejando atrás viejas opciones. Se quedó atrás la más vieja, la que nos petrificó durante medio siglo: comunismo y anticomunismo. Hoy se está quedando atrás la opción populismo o neoliberalismo; ni una cosa ni otra: vamos a buscar un nuevo paradigma, que asocie el desarrollo económico al bienestar de las mayorías, sin sacrificio de los valores de la libertad. Por el momento no lo tenemos, lo estamos buscando.»


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