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La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, noviembre 09, 2007

Noticias / México: En la biblioteca de Jorge Priego se pierden más de mil libros sobre Tabasco

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El escritor tabasqueño. (Foto: Melitón Tapia)

V illahermosa, Tabasco, 9 de noviembre, 2007. (Juan de Jesús López/ Milenio).- Pese a que ya se anunció que para platicar con el escritor Jorge Priego Martínez es necesario disponerse a escuchar con atención y tiempo, su memoria y sus emociones cuando habla de asuntos tabasqueños se salen de madres igual que el río Grijalva.

Claro, su memoria y plática no son dañinos como el gran río que rodea los faldones de Villahermosa –y un poquito más arriba, como sucedió la semana pasada–; río que, por cierto, le inundó su casa ubicada allá por los rumbos del mercado Pino Suárez, donde perdió unos mil libros de su biblioteca que tiene cerca de 7 mil ejemplares.

La pérdida no sólo es lamentable para el maestro Priego Martínez, sino también para todos los tabasqueños pues mucho de la rica bibliografía son libros que sólo él conservaba, además de las investigaciones que ya tenía avanzadas en su computadora.

Pero nada de eso amilana al memorioso de origen frontereño que ha vivido varias inundaciones y que, a pesar de la desgracia que ahora le tocó vivir en carne propia y lo reduce a cinco mudas de ropa, vive con entusiasmo el día a día y colabora en las tareas de apoyo con los damnificados. De entrada, no podía ser de otra manera, aceptó platicar sobre las inundaciones en la historia del Estado y señala que como la que se vivió la semana pasada se tienen registradas otras dos, una en el siglo 18 y la otra en el 19. Apunta que a finales del siglo 18 aconteció una inundación que de tan terrible fue conocida como «El diluvio de Santa Rosa», porque los grandes aguaceros de aquella ocasión cayeron precisamente para esa fecha y se inundó toda la provincia.

«Fue una cosa nunca vista en aquel entonces pero, lógicamente, Tabasco apenas tenía poblaciones con alguna importancia y no se sabe cuántos damnificados hubo, cuántos albergues ni cuántos muertos», comenta.

«Y la otra fue en el siglo 19. En 1885 hubo un lluvia que duró 120 horas ininterrumpidas, pero de aguaceros torrenciales, como la precipitación pluvial de ahora, de las que no tenías noticias en los últimos cien años», agrega.

«En esa época se inundó Villahermosa, que era un huevito, y la gente corrió a las cuatro lomas: la de Plaza de Armas, la de La Encarnación en la calle 5 de Mayo, la de Esquípula donde están los parques Hidalgo y Morelos, y la de los Pérez en la calle Zaragoza. El agua tenía la altura que tenemos ahorita, nada más que en aquel entonces todo Tabasco era laguna como Tabasco 2000. La colonia Municipal, por ejemplo, era la laguna de La Pólvora; donde hoy está la zona cultural CICOM era la laguna de Mayito, y lo demás eran popalerías y potreros. Ahora, ahí hay miles y miles de viviendas. Yo creo que además de las cuestiones naturales hubieron muchos errores gravísimos como el relleno de los vasos reguladores naturales que tenía la ciudad, porque no sé cuánto absorben pero son millones de litros que no se hubieran regado por toda Villahermosa».

El también decano del periodismo cultural en Tabasco señala que la primera inundación fuerte que él vio y vivió ocurrió en 1952, cuando se inundó toda la calle Madero y las partes bajas de la avenida Méndez hasta Mina, donde era un tintal, una arboleda, popalería y potreros.

Los damnificados fueron unas mil personas y la ciudad tenía unas 50 mil personas, mientras que el Estado tenía una lista de 200 mil personas.

Si se comparan un mapa contemporáneo con el registro de las zonas inundadas la semana pasada y un mapa de principios del siglo pasado, ¿las áreas con agua serían las mismas?

Así es, así es. Todavía hay ancianos que recuerdan que llegaban en cayuco hasta la loma de Pagés Llergo, ¡que es hasta donde llegó el agua, fíjate!.

¿Villahermosa estará pagando con agua, como muchas otras ciudades, sus aspiraciones y deseos cosmopolitas y desarrollo moderno?

Ése es un problema que están pagando muchas ciudades de nuestro país. Recuerda que cuando el huracán 'Gilberto' azotó Nuevo León, muchas colonias levantadas en las partes bajas de Monterrey que fueron ríos y lagunas secados se inundaron.

Es que nadie le hace caso a la Historia, ni siquiera un servidor que conoce a esa gran maestra. Me dejé llevar por el optimismo de que el agua no llegaría muy alto y subí mis cosas a la altura de medio metro. Mi casa tiene 60 centímetros arriba del nivel de la calle y me dicen que el agua llegó a más de un metro dentro de mi casa.

De sus papeles y documentos personales, de sus libros ¿qué perdió?

Ay hermano, no me recuerdes eso porque temo que he perdido mucho.

¿Cómo cuántos papeles?

Yo le calculo unos mil ejemplares, eso si llegó el agua hasta donde me dicen que llegó. A lo mejor fue más porque con tanta lancha que pasaba y pasaba hacía un oleaje que a lo mejor afectó más. Tengo muchos –o tenía, no sé– que me puedo jactar que las bibliotecas del Estado no tienen.

Sería una gran pérdida para la memoria, por eso me duele porque además ahí se quedó la computadora con mis trabajos de investigación que he venido realizando en los últimos diez años y que ni me acuerdo de dónde los conseguí. Yo tengo la fe de que voy a recuperar eso cuando menos, ojalá y no se roben la computadora porque entonces sí me pego un tiro (risas). Te imaginas rehacer todo ese trabajo.


Jorge Priego Martínez tiene a su cargo actualmente la investigación de la historia de las artes en Tabasco. Nació el 5 de diciembre de 1940 en la ciudad y puerto de Centla, Frontera, y marcó el inicio del periodismo cultural con su Suplemento Novedades en la Cultura.

Es un memorioso consumado, su plática está llena de impresiones vívidas y coloridas, de anécdotas riquísimas, pero contrario a lo que se pudiera esperar, desconfía de ella: «Es que la memoria traiciona y crea imágenes que no son ni fueron reales».

Llegó a Villahermosa para quedarse definitivamente aquí en 1951, a los nueve años, para continuar con sus estudios de primaria en la escuela «Manuel Sánchez Mármol» que estaba en un edificio que ahora pertenece a la UJAT, frente a la biblioteca «José Martí».

Los libros son su gran pasión. De hecho se puede decir que este hombre, como todo buen tabasqueño, algunos lo admiran y otros lo critican; es un hombre que ha vivido de los libros.

Cuando vio que era inevitable la inundación, ¿en qué libros pensó para llevarse consigo?

No me llevé ninguno porque no sabía ni cuál escoger y no podía llevarme tantos libros. En mi carro acaso caben sólo cien libros. Lo primero que saqué fue ropa, me llevé cinco mudas. Yo que acostumbro cambiarme dos veces al día, ahora me tengo que soplaj dos días con una muda.

¿Tiene libros por los que daría la vida?

Pues sí, pero ya vez... Hay un libro que todo mundo dice que es difícil de conseguir, es uno del doctor Mestre impreso en 1906 que se llama Archivo Histórico de Tabasco, más o menos. Un amigo que estudia en el Instituto Michoacano de Cultura se lo encontró sin las tapas ni las primeras páginas y no sabía de quién era, pues yo lo tenía y lo fotografió. Tengo muchos libros interesantes de la biblioteca del licenciado Belisario Colorado que su viuda me regaló. En fin.

¿Y que hará cuando vaya a ver los destrozos?

Ay hermano, ya ni llorar es bueno.

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