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La novelista. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de marzo, 2008. (RanchoNEWS).- La escritora de novelas de misterio vendió más de 50 millones de libros en 30 idiomas, fallecio el 7 de febrero, reporta Bárbara Célis para El País:
Phyllis A. Whitney, una de las escritoras estadounidenses de novelas de misterio más prolífica en su género, falleció a causa de una neumonía el pasado 8 de febrero a los 104 años en su casa de Faber, Virginia. Su longevidad, según ella misma, se debió a su pasión por la literatura.
«Escribir me mantiene joven», dijo. Y durante una entrevista hace dos décadas, a los 79 años, aseguró que siempre pensó que cuando se hiciera mayor le gustaría leerse todos sus libros, «pero parece que nunca llega el momento de envejecer». Desde hacía medio siglo cuidaba su alimentación, no tomaba azúcar e ingería 86 vitaminas y minerales diarios.
Pese a que no publicó su primer libro hasta los 40 años, en su currículo hay casi 80 títulos entre novelas para adultos, para adolescentes, para niños y ensayos sobre cómo escribir. A mediados de los sesenta ya se había convertido en una de las escritoras más populares de su género, reconocida internacionalmente con ventas multimillonarias (hasta 50 millones de libros) y con traducciones de sus obras a más de 30 idiomas. Entre sus títulos más célebres destacan Woman without a past (Mujer sin pasado) y The glass flame (La llama de cristal).
Viajera insaciable, le gustaba situar sus ficciones en diferentes partes del globo. Nada extraño, pues viajó desde niña: nació en Japón, vivió en China y Filipinas y a los 15 años, tras la muerte de su padre, se mudó a California con su madre. Ésta murió dos años después y Whitney se mudó a Chicago con una tía. Allí situó sus primeras novelas. Poco a poco cambió de escenarios. «Escojo un sitio, lo visito, tomo fotos, me documento y me quedo allí hasta que consigo crear lazos emocionales con el lugar», describió su técnica para ambientar novelas en las que conectaba misterio y romance.
Aunque soñó con ser bailarina, ya de niña había comenzado a escribir. Trabajó en Chicago en diferentes bibliotecas en las secciones infantiles y fue responsable de ediciones de libros infantiles del Chicago Sun. Así entró en el mundo editorial, con su primer libro para niños, A place for Ann (Un lugar para Ann), en 1941. Pero hasta su tercer libro, Red is for murder (Rojo es para el asesinato), no llegó el reconocimiento del público. El de la profesión, como suele ocurrir cuando se trata de mujeres artistas, tardaría muchos más años aunque, finalmente, en 1988, Whitney conseguiría el Gran Master Award del Círculo de Escritores de Misterio de América, una especie de oscar del género. Antes, en los sesenta, le habían otorgado dos premios Edgar por sus relatos infantiles.
Su último libro lo publicó hace menos de una década, Amethyst dreams (Sueños de amatista). Actualmente trabajaba en su autobiografía.
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