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La entrevista está ilustrada con imágenes del docudrama Yo soy Frida. (Fotos: Cortesía Gabriela Roel)
C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de marzo, 2008. (RanchoNEWS/Jaime Moreno Valenzuela).- «Es el trabajo más difícil de mi vida», calificó Gabriela Roel su actuación en Kahlo Viva la vida, monólogo de Humberto Robles y dirigido por el chihuahuense Felipe Nájera, con el cual obtuvo el premio de la Asociación de Periodistas Teatrales (APT) correspondiente a ese género, y que acaba de cumplir su primer temporada en el Café 22 de la Ciudad de México.
La actriz deliciense estuvo de visita en las instalaciones de Rancho Las Voces para obsequiarnos una entrevista en la que compartió su experiencia previa en el video Yo soy Frida, de Héctor Tajonar, producción que ha ganado el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo por programa cultural; y también nos habló de sus proyectos cinematográficos más recientes:
Era tarde de vientos fríos, esos que nos recuerdan que el invierno se va, entonces llegó Roel y con su deliciosa sonrisa cambió el ambiente, nos sentamos a la mesa y como debe de ser fuimos directo a las preguntas, el tiempo para estas conversaciones es tan preciado, que nos pusimos serios, muy serios y empezamos con el ritual.
Antes y después de Frida –le planteamos.
Creo que puedo calificar que después de cuatro años y medio de no hacer teatro, por que estuve viviendo en Miami haciendo telenovelas con Telemundo, regreso a México y tengo la oportunidad de montar este monólogo y lo puedo catalogar como el trabajo más difícil de mi vida.
Por lo tanto Gabriela Roel después de Frida, aprendió a modificar ciertas conductas de su propia persona, como escuchar mejor, concentrarme más, aprendí a resolver más rápido los problemas que se te presentan cuando estás durante la función.
Yo nunca había hecho teatro cabaret, teatro bar, que es tener al público a unos cuantos metros de ti, verle al público los ojos directamente, llevar la energía de una persona a otra y transformarla, es algo que yo nunca había hecho. Tal vez no me costó mucho trabajo el ver a los ojos directamente por el cine. Estar uno solo en el escenario fue un reto muy grande, pero creo que valió la pena por todos lados que lo veas… menos en el económico… (Risas)... Porque el teatro en México, por lo general, lo pagamos nosotros (la gente de teatro).
Este premio que acabas de recibir de la APT, ¿es el primero que recibes en teatro?
Sí, es mi primer premio en teatro… No… (Se sorprende al recordar)… No, mentira, ya se me había olvidado, hace como quinientos años cuando empecé en el Foro Shakespeare, la compañía ganó un premio. Éste es el primer premio que recibo yo como mejor actriz por monólogo.
¿Cuál fue la experiencia de trabajar con Héctor Tajonar en Yo soy Frida?
Fue muy rico porque ya hace muchos años, cuando se estrenó la película de Frida de Paul Leduc, la que interpretó Ofelia Medina, a mí me encantó y fue en realidad la forma que empecé a conocer realmente a Frida.
Después de eso me ofrecieron hacer Casa Azul (una producción norteamericana) y les dije que no, que Frida era mexicana, yo tenía veintitantos años, me dedicaba a hacer teatro y mucho cine.
Luego, cómo pasa la vida, me encuentro que el año pasado después de hacer la serie de Capadocia, me localiza Lucy Orozco, que fue la productora de aquella telenovela que hice Yo no creo en los hombres, y ella (Lucy) siempre pensó en mí como Frida. Salma se ponía toda celosa, éramos muy amigas y era una idea que traía Salma. Hasta el año pasado a través de Lucy, porque ella y Héctor (Tajonar) son muy unidos, le dijo está Gabriela Roel, es ideal.
Era el centenario de Frida y yo sentía que tenía la madurez exacta para representar a Frida. Frida muere a los 47 y yo tenía esa edad, entonces Héctor Tajonar me llamó, me trató como reina. Hubo un detalle en el docudrama que cabe resaltar, puesto que a mí misma me gustó mucho, lo primero que hice en el docudrama fue meterme a un estudio de grabación a leer textos de Frida de su diario, pero hay un poema que es muy difícil, fue el último que grabé, me recuerdo que salí del estudio empapada en sudor y llanto, Héctor Tajonar cuando escuchó el poema ya hecho, me dijo –y son palabras de una persona que trabajó con Octavio Paz diez años– que a muchas personas les había dado este poema a leer y nadie lo había leído como yo.
Cuando se estrenó el docudrama yo me sentía tal vez un poco incómoda por algunas escenas mías un poco sobreactuadas, en otras soy idolatrita Frida como un pequeño retrato de Frida, ya sabes los actores siempre nos estamos criticando, pero cuando llegué a ese poema, yo también me sorprendí, le dije a Héctor que sí, que sí había resultado ahí algo mágico. Porque yo no soy una actriz que sepa mucho de poesía, no es fácil leer poesía, creo que es el género más difícil en la literatura, eso fue muy satisfactorio para mí.
El docudrama fue antes que el monólogo y eso me sirvió a mí para empaparme en la voz de Frida, ya llegué al monólogo con información y la verdad es que le estoy muy agradecida a Héctor…
Se ganó un premio en enero y ahora el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo por programa cultural (que se entregará el 12 de marzo). Héctor nunca había dirigido actores, entonces al principio los dos nos teníamos un poco de pena, pero nos soportamos bien… y como te digo me sirvió como preámbulo para el monólogo.
De hecho, gracias a Héctor y a los derechos que él pagó, cuando ya montamos el monólogo, parte de la escenografía eran fotos del docudrama, yo caracterizada como Frida. En el monólogo tengo una actriz alternante: Ana Karina Guevara. Cuando entró ella ya se cambió toda la imagen, al retrato de Frida y no pasó nada porque no estábamos comerciando con nada, ya sabes que un encendedor, un cojín.
Ha sido también muy interesante haber compartido con Ana Karina esta dualidad, porque el día que fue su estreno creo que yo estaba más nerviosa que ella, porque es interesante ver a otra actriz representar lo mismo que yo estaba haciendo y lo hace bien.
Felipe Nájera que es nuestro director que es de Chihuahua, también gran actor interpreta a la Doña desde hace 12 años, es un experto en el género Cabaret, que en nuestro país es uno de los géneros más antiguos, es la carpa, la carpa siempre tiene algo de político, algo de burla, algo de cínico, de satírico.
En el caso del monólogo de Frida fue distinto, fue difícil porque no es una comedia, es una tragicomedia para montarla en cabaret, pero aun así la hicimos y yo aprendí a controlar, te digo, hasta los ruidos de la calle y seguir con el monólogo. Yo estoy muy agradecida con Felipe porque siento que fui a tomar mi cursote a Nueva York (lo dice con alegría). Además es un tipo muy psicológico, no me dejó en paz hasta que yo pudiera controlar todo absolutamente, cada palabra, cada texto, cada ruido, cada nota musical, porque Felipe seleccionó la música para la obra y la adaptación musical la hizo Michel.
El monólogo empieza en un día muertos y Frida está muerta, los primeros 10 minutos yo estoy en la cama muerta mientras entra el público y se escucha La Internacional, así como velaron a Frida, pero en tres versiones diferentes que hizo Michel.
La Beba Pecannins hizo la escenografía, y es toda una escenografía obstétrica más que estética, la cama es de hospital de la época, la mesa donde ella cocina, porque ella en ese día de muertos quiere que vengan todos sus invitados y ahí cocina; está el buró, donde tiene sus anillos, es una tapa de una caja de jeringa, también su silla de ruedas y su bastón. Le digo a la Beba que quedó como una cajita de música.
Es un espectáculo muy íntimo y yo creo que a Frida le gustaba mucho la intimidad. Era súper amiguera y súper fiestera, pero creo que ella en publico se hacía la fuerte, la chistosa, inventaba palabras, pero se la pasaba mucho tiempo sola, se retorcía de dolor y de tristeza muchas veces, pero creo que fue… No, es una mujer… Sigue viva, tan inteligente que supó sublimar su dolor con el arte y me llama mucho la atención, porque de ahí ella empezó a usar el humor negro, cosa que fue muy difícil para mí y también fue difícil el usar mis experiencias personales, aquí era más bien empaparme de lo que estaba pasando aceptarlo y prestárselo a Frida. Ella tenía una relación muy fuerte con su padre, yo también con mi padre que murió hace año y medio, entonces todos los días había choques, muy fuerte, muy fuerte. El papá de Felipe también murió casi igual que mi papá.
Había días que le decía a Felipe, ya, me estoy enfermando y Felipe decía: ay, otra vez ahí viene a ensayar esta mujer, qué le pasa, ya me había de haber dicho que no (entre risas). Fue un proceso muy enriquecedor para mí, sobre todo en cuestión de concentración, porque el espacio es muy pequeño. Imagínate cada semana nueva función, cada semana yo me despertaba los sábados para hacer el monólogo y llegaba al Café 22 a prepararme otra vez, mientras montaban la escenografía. Aprender a manejar tu mente de esa forma, pues para mí ha sido único, la verdad.
¿A Chihuahua vendrá el monólogo?
Eso espero y también acá a Juárez. Se supone que nos ofrecieron que veníamos, pero todavía no se concreta cuándo, ni nada. Queremos retomar el monólogo, si acaso se da esta gira, yo me iría y Ana Karina se quedaría en el Café 22, pero eso lo sabremos dentro de poco.
La ausencia de Gabriela en México o la ausencia de México para Gabriela. ¿Fue buena esa ausencia?
Si me preguntas personalmente a mí me sirvió. Lo que sí pasó en estos tres años, es que Telemundo no tenía aire en México, a diferencia de las televisoras que tenemos en México.
Claro, la gente en México me dice: ¿oiga usted ya no es actriz? ¡Claro que soy actriz! Y les explico, pero miles de mexicanos me siguen viendo.
Regresé a México para hacer una novela con TV Azteca que se llama Campeones, pero fue corta. Duró tres meses y medio. El año pasado me dediqué a hacer la serie para HBO que se llama Capadocia, que acaba de empezar, la produjo ARGOS, después hice el docudrama y montamos el monólogo.
Me iba ir a Colombia con Telemundo a hacer una novela, pero me hablaron unos días antes del estreno del monólogo. Dije que sí primero, porque es muy difícil decir que no a una novela y además era todo un personaje, pero pues también tenía a mi hija pequeña y no la podía llevar a Colombia, de plano a los dos días les dije mil disculpas.
Yo sé que cuando uno empieza a hacer una novela, no te suelta, si teniendo ahí a tu familia no la ves, imagínate hasta Colombia, me dolió mucho tener que decir que no, pero al mismo tiempo hay que aprender a decir que no o que sí.
La actriz en imagen del corto de Enrique Quintanilla. (Foto: Cortesía Gabriela Roel)
Ah, también el año pasado hice un cortometraje por cierto. Este año ojalá se dé la oportunidad de hacer una novela. Pero sí me encantaría que la gente supiera que sigo siendo actriz (risas), que estoy aquí. La televisión es el único medio que permite que se te vea más, sobre todo que en México la seguridad no existe, no llevas la familia al teatro por lo mismo o a los cines. Ojalá las televisoras sepan que ya llegué (risas).
Acabas de mencionar del corto que hiciste en ese tiempo, pero vienes llegando de Monterrey de apoyar a otro corto.
Sí, ése que te mencioné era para una chava del CUEC que se estaba graduando y este corto que acabó de hacer… Hay una escuela en Monterrey de cine, pequeña, que no es una licenciatura, pero sí se estudia como dos años y medio, son puros chavos que aunque terminan otras carreras porque si no de qué se mantienen, ellos están realmente interesados en hacer cine, de hecho ya ves que en Monterrey están pasando cositas pero están pasando.
Entonces fue muy curioso con este chico Enrique Quintanilla, porque haciendo Campeones, la novela, me vio en una entrevista y se inspiró en mí, escribió el corto, de hecho el personaje se llama Gabriela, después de un año a través de Internet localizó a Humberto Robles, que es el escritor del monólogo, que a través de Humberto, localizó a Felipe y así fue que me conectó, además el guión me gustó mucho y yo hago cortos cuando me gustan, porque creo que no sabría cómo estar en un salón de clases y decirles cómo se hace el cine, ya que yo aprendí haciéndolo, entonces resulta más divertido para ellos, como para mí, hacerlo así. Además, como se lo dije a Enrique, es el corto más organizado que he hecho.
La conversación daba para más, el tiempo se escurrió con delicia, por lo pronto Gabriela tiene que estar en Guadalajara para la presentación Es mejor que Gabriela no muera en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, pero nuestra conversación continuará.
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