Rancho Las Voces: Noticias / China: La madre del artista, la poetisa Gao Ying, asegura que su hijo fue agredido por el régimen chino
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

lunes, julio 11, 2011

Noticias / China: La madre del artista, la poetisa Gao Ying, asegura que su hijo fue agredido por el régimen chino

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La mamá del artista y disidente Ai Weiwei, liberado el pasado 22 de junio, aseguró que su hijo sufrió torturas psicológicas en su encierro. (Foto: EFE)

C iudad Juárez, Chihuahua, 11 de julio 2011. (RanchoNEWS).- El régimen autoritario chino ha conseguido silenciar al creador y disidente Ai Weiwei, liberado el pasado 22 de junio tras 81 días de detención sin cargos, pero no a su madre, la poetisa Gao Ying, quien aseguró que su hijo sufrió torturas psicológicas en su encierro. Una entrega de EFE:

«Durante su detención no le pegaron, pero sin embargo le hicieron sufrir mentalmente, lo que puede ser más grave que la tortura física», explica Gao, de 78 años, en su vivienda familiar, una casa tradicional pequinesa en el barrio de Dongcheng.


Un sonriente Ai ha publicado en Weibo, el «Twitter chino» , unas fotos de su pérdida de más de 20 kilos de peso tras su encierro, el último episodio del drama que envuelve a los a su familia desde que su padre, el poeta revolucionario Ai Qing, cayera en desgracia en el régimen por el que luchó, el de Mao Zedong.

La foto (tinyurl.com/3jbnv4m) ha provocado comentarios irónicos acerca del «régimen de adelgazamiento» al que Pekín somete a críticos como Ai, quien como otros cientos de disidentes, fue liberado bajo la condición de no conceder entrevistas ni publicar sus opiniones en internet, donde cuenta con casi cien mil seguidores en su ahora inactiva cuenta de Twitter.

«No sé qué le dijo la policía, pero es cierto que se ha adelgazado mucho. Antes tenía una gran barriga» , prosigue la energética poetisa, nacida en Shandong, miembro de la Asociación de Escritores de China y viuda del venerado poeta.

Durante su encierro, los guardianes vigilaron todos sus movimientos: Ai Weiwei vivió recluido en una habitación de unos 20 metros cuadrados, sin diarios ni televisión, y en el lugar sólo había una cama, explica la anciana.

Dice que durante el encierro no podía dormir y perdió el apetito ante el temor de que Ai fuera torturado, como ha sucedido con activistas como el abogado desaparecido Gao Zhisheng.

«Pero creímos que no sería maltratado porque él lo podría explicar después, al salir de su cárcel» , dice Gao. «Cuando por fin nos vimos, me dijo que no le habían torturado físicamente, pero que no tuvo ninguna libertad» , añade la madre, quien compara la felicidad de su encuentro con «el cielo azul» .

«Estoy muy contenta, pero sentí una gran pena al ver a mi hijo tan delgado, parecía un salvaje, con el pelo y la barba tan largos. Cuando lo abracé me di cuenta de que había adelgazado mucho»

La autora de «Mi historia con Ai Qing» y del libro de poemas «Montaña y nube» asegura que Ai «estaba convencido de que saldría de allí, porque no había cometido ningún delito, sólo defender los derechos de las personas. No podía ser que muriera en la cárcel. Tenía que mantenerse fuerte para el futuro» .

Por este motivo, el rollizo y barbudo artista empezó a caminar en su celda, «de una pared a otra, sin parar: lo que anduvo durante esos 81 días es la distancia que hay entre Pekín y Shanghái» (unos 1.400 kilómetros) , asegura la anciana.

Cuando volvió a reunirse con el tercero de sus cuatro hijos, Gao supo de las condiciones de silencio que le habían impuesto.

«Si no hubiera aceptado estas condiciones, no habría sido liberado. Yo le dije que ya soy mayor, que su hijo todavía es muy pequeño, que tenía que pensar por nosotros y que estábamos en China, donde se tiene poca libertad. No quiero tener que llorar por él» .

Las autoridades chinas dicen que Ai, de 53 años, es investigado por una supuesta evasión de impuestos por la que le exigen el pago de multas de casi 2 millones de dólares, aunque la empresa acusada, Beijing Fake Cultural Development, está a nombre de su esposa, Lu Qing, quien no ha recibido ninguna denuncia.

Lu y Ai se casaron en EU durante la década de 1980, cuando los dos artistas residían en Nueva York, y aunque ya no son pareja y él tiene un hijo de tres años, llamado Ai Lao, con otra mujer, los dos viven en el estudio que el diseñador tiene en el barrio Caochangdi.

Después de marcharse a EU en 1981, su padre le pidió en 1993 que regresara: «Por amor a su país, Ai no se ha ido de China» , asegura la madre parafraseando un poema de su esposo.

Familiares y abogados aseguran que la acusación de evasión de impuestos es infundada y que la verdadera razón de la detención de Ai es su denuncia de casos de corrupción en el desplome de escuelas del terremoto de Sichuan (2008) y la defensa de los afectados por la leche adulterada con melamina o de las víctimas de Tiananmen.

Fue en febrero cuando el régimen empezó a detener y silenciar voces como la de Ai, ante el nerviosismo generado en Pekín por el temor de que su autoritarismo desatara protestas similares a las de la llamada «Primavera Árabe».

«Tal vez ellos creen que Ai puede influir en ese movimiento, y esa puede ser una de las causas de su detención» , valora la madre.

Gao dice que el sufrimiento la ha hecho fuerte desde que en 1957 la familia fuera considerada «Hei Wu Lei» , una de las cinco categorías de enemigos del régimen: terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, derechistas y «malos elementos» .

Ai Qing fue condenado a limpiar váteres en un pueblo del desierto del Gobi (Xinjiang) y sus hijos, Ai Xuan, Ai Weiwei y Ai Dan, a trabajar en el campo por su creencia de que «el arte y la revolución deben estar juntos» , y no fue rehabilitado hasta la muerte de Mao.

«Ai creció en un ambiente en el que él y sus hermanos eran considerados hijos de los enemigos, de modo que odia profundamente la injusticia y la falta de democracia. Ha crecido en la tragedia de la familia» , concluye Gao.

Mayor información: Ai Weiwei


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