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El autor. (Foto: Archivo)
B arcelona, España. 8 de enero de 2008 (EFE).— El escritor español Francisco Casavella, que ayer obtuvo el Premio Nadal con Lo que sé de los vampiros, dijo que con este libro pretende dar valor a un tipo de novela histórica que permita ofrecer al lector «una filosofía de la historia».
En una entrevista, Casavella afirmó que no se sorprende por la actual oleada de novela histórica que domina la literatura: «El fenómeno me ha pillado escribiendo», afirmó.
Sin embargo, el también autor de El triunfo distinguió «entre novela de género histórico y el subgénero».
Entre las primeras citó novelas raramente consideradas históricas como Guerra y Paz o El gatopardo que permiten conocer, respectivamente, los movimientos del ejército ruso y la caída de Napoleón, o la unificación italiana.
Casavella aclaró que quiere alejarse de los «sucedáneos de ensayo histórico» y ofrecer un tipo de novela que «de manera subterránea da al lector una filosofía de la historia, que puede ser útil en la actualidad».
En su novela, que publicará Destino el próximo 6 de febrero, sigue los pasos de Martín de Viloalle, quien asume durante su vida las consecuencias de la única decisión que toma con plena libertad: acompañar a los jesuitas expulsados de España el 2 de abril de 1767.
Esa y otras circunstancias tragicómicas le llevarán hasta Roma, los estados alemanes, Dinamarca y el París revolucionario, en unos años en los que será miembro nada honorable de una sociedad marginal, itinerante, filosófica, artística o estafadora, dedicada a vagar de corte en corte para entretener el gusto, el sexo, el intelecto y, sobre todo, el tedio de la clase superior.
Con esta trama, narrada en tercera persona, «porque no me interesaba que el protagonista supiera lo que le iba a suceder», rompe con el mito del Siglo de las Luces.
«Cuando se recuerda el siglo XVIII, el del despotismo ilustrado, todos tienden a fijarse en el adjetivo ilustrado, y nadie hace caso del sustantivo, el despotismo que privó en la época».
Casavella no cree que ésta sea necesariamente su novela más ambiciosa, aunque sí es la que le ha representado un mayor esfuerzo, «por el cambio de tiempo y escenario —el ambiente urbano barcelonés dominaba sus anteriores novelas— y por la documentación histórica en que se sustenta».
Con la única premisa de «intentar disfrutar y sorprenderme con la escritura», Casavella se ha documentado sobre «la expulsión de los jesuitas, la Roma de la época, la organización de los estados alemanes y el poder de las familias que dominan Europa como las actuales corporaciones: los Borbones, los Hohenzollern o los Romanov, y con todo esto elaborar una historia en la que no se note que te has documentado», concluyó.
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