El cineasta chino dirigiendo un película. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua. Jueves, 8 de Mayo 2008. (RanchoNEWS).- Juan Sardá del portal espoañol El Cultural nos entrega una entrevista desde Pekín con el cineasta Jia Zhang-Ke, en la víspera de la 61 Festival de Cannes, donde el director chino competira con el documental 24 City:
Cuando Catherine Deneuve anunció, a principios de septiembre de 2006, que el ganador del León de Oro de la Mostra de Venecia de aquel año era Jia Zhang-Ke los periodistas y críticos presentes en la sala no supieron si aplaudir o silbar. Sobre todo, porque prácticamente nadie había visto Naturaleza muerta, el extraordinario filme por el que el realizador chino recibía tan alto honor. Proyectada en una sesión anunciada como «película sorpresa» a las diez de la noche, cuando los tótems de la crítica mundial se dedican con fruición a cenar, el escándalo fue mayúsculo ya que, al día siguiente, muy pocos sabían decir si la decisión del Jurado era mala o buena. Después, el premio sirvió para que Zhang-Ke, que hasta la fecha había participado una vez en el Festival de Berlín, dos en Venecia y otra en Cannes, pudiera ver por fin estrenada una de sus películas en la mayor parte de los países del mundo. Incluyendo España, donde fue recibida con grandes elogios por la crítica. Poco antes, Intermedio había editado en DVD toda su obra, Pickpocket (1997), Plataforma (2000), Placeres desconocidos (2002) y The World (2004), la película que marcó el inicio de su celebridad mundial.
Seguro que en la edición de Cannes que empieza el lunes ningún miembro de la prensa se pierde el pase de 24 City, considerada una de las grandes favoritas de un certamen que no anda precisamente falto de grandes nombres. Coronado en Venecia y cubierto de elogios, Zhang-Ke se ha convertido, a los 38 años, en el cineasta más importante de la China de hoy además de su retratista oficial. No en vano, todas sus películas analizan una y otra vez los catárticos cambios que esa sociedad milenaria viene atravesando en los últimos años. En plena posproducción de 24 City (es cierto que Cannes es el colmo de la exigencia, pero también que los filmes se seleccionan cuando aún no están ni mucho menos terminados) el realizador chino habló en exclusiva con El Cultural para desvelar algunos detalles de una producción que él mismo considera como la «más ambiciosa » de su carrera.
¿Qué puede avanzarnos de 24 Cities?
Es la película más difícil que he hecho hasta el momento. Sólo el rodaje me ha llevado un año. Por una parte, me adentro de una forma clara en el universo femenino ya que el filme tiene como protagonistas a tres mujeres de una misma familia que trabajan en una fábrica. Por la otra, a través de su historia me he propuesto profundizar en los importantes cambios que ha experimentado la sociedad china en los últimos 50 años de su historia.
¿Cree que podemos hablar de una evolución a mejor?
Sí, desde luego. Aunque no es tan sencillo. No es una evolución positiva en términos absolutos.
Al margen de las cuitas de sus personajes, China es la gran protagonista de toda su filmografía...
Es un país que está viviendo un momento histórico apasionante, de grandes cambios. Sí, me he propuesto tratar de entenderlos a través del cine, hacerme las preguntas adecuadas y encontrar algunas respuestas. En este caso, es mi esfuerzo más ambicioso hasta la fecha ya que el filme abarca un gran período de tiempo. Hablo del pasado, del presente y también del futuro de mi país.
¿Está satisfecho con el resultado?
Aún no puedo decirlo. Mi percepción con respecto a mi trabajo siempre está cambiando, es muy distinto cuando preparo un guión a cuando estoy rodando o ya está la película terminada. Necesito distancia para saber lo que he hecho y por qué. De momento, esa distancia no existe. ¡Aún estoy montando el sonido!
En España es sobre todo conocido por Naturaleza muerta, que tuvo una calurosa acogida. ¿Será 24 City parecida a esa película?
En absoluto. Naturaleza muerta está basada en la idea de la inmovilidad, de la quietud y la contemplación. En cambio, 24 City es una película mucho más dinámica, suceden muchas cosas. Es un «tableaux» sobre mi país, no tanto una búsqueda introspectiva.
TRADICIÓN Y MODERNIDAD
Las contradicciones y requiebros de una China que avanza a marchas forzadas hacia la industralización y la «modernidad» han sido el gran leit motiv de las películas de Zhang-Ke, que plantea una y otra vez la tensión entre lo nuevo y lo antiguo. En Plataforma, un grupo de aficionados al teatro ve cómo, durante los 80, su compañía es privatizada, lo que da pie al director a reflexionar sobre el efecto de las reformas económicas. Placeres desconocidos es un reflejo de la juventud china a través de dos amigos que encuentran en la música su única vía de escape a una realidad opresiva.En Pickpocket regresa al terreno de la juventud para realizar un retrato del mundo rural y de aquéllos que han sido «olvidados» por el éxito económico. The World, quizá su mejor película, plantea una metáfora sobre el aperturismo chino a partir de un parque temático que reproduce distintas partes del planeta. Sus personajes se enfrentan a la contradicción de poder moverse de Roma a Nueva York en cinco minutos, microcosmos de una China que mira hacia un mundo exterior al que no puede viajar. Finalmente, Naturaleza muerta es un canto elegíaco a una sociedad que se termina, simbolizada por la destrucción de ciudades ante el implacable avance de las obras de la presa de las Tres Gargantas, la mayor del mundo.
«La sociedad china es extremadamente compleja –explica Zhang-Ke–. Los cambios de los últimos años no han hecho más que profundizar esa complejidad. Se han creado nuevos estamentos sociales y es difícil percibir con claridad de qué forma la gente se integra en un nivel u otro. A mí me preocupan especialmente los más desprotegidos, la gente que trabaja en las fábricas que producen los objetos que luego serán consumidos en Occidente. Las grandes compañías estadounidenses (también las chinas) se están aprovechando de una forma desmedida del inmenso capital humano a bajo coste que tienen disponible. Algunos de estos trabajadores tienen jornadas de 18 horas, en condiciones del pasado siglo. Pero a la gente del dinero no le importa en absoluto». Sin duda, 24 City podría ser, además de un «tableaux» sobre China, un mazazo a la buena conciencia de los países ricos.
El realizador chino se congratula, eso sí, de los avances en materia de libertad de expresión que el país está experimentando, debidos en buena parte gracias al activismo (y el éxito internacional) de artistas como él mismo. «Los cineastas de mi país tenemos que preocuparnos de dos cosas. Primero, de hacer buenas películas. Y segundo, de poder hacerlas, de ganar espacios para la libertad. Ha habido avances, por ejemplo antes un proyecto tenía que pasar por un comité de censura que se leía el guión. Ahora con enviar una sinopsis de 1.500 palabras es suficiente. Pero sigue habiendo presión. Aún queda mucho por hacer».
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