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La teatrista en los bastidores de la que será su nueva casa, el Teatre Villarroel. (Foto: Martín Zaragüeta)
C iudad Juárez, Chihuahua. 28 de diciembre de 2009. (RanchoNEWS).- Inés Baucells del ABC entrevista en Barcelona a la dramaturga que será la primera mujer que dirigirá un teatro en esta ciudad:
Mientras nuestra atención y reivindicación se fijaba en otras parcelas de la esfera pública como la política, la economía o incluso el deporte, la cultura, ámbito innovador y progresista por excelencia, olvidaba una de las libertades y normalizaciones que más décadas llevaban batallándose: la igualdad de género. Barcelona ha esperado hasta 2010 para ceder la batuta de un gran teatro a una mujer, Carol López.
Con un premio Max a la mejor autora catalana por la revolución teatral de 2008, Germanes, y con la dirección de la sala Villarroel a la vuelta de la esquina, López confirma ahora con Boulevard –su último montaje en cartel– que la renovación escénica en Cataluña es posible.
V.O.S. (Versió Original Subtitulada), su ópera prima, resultó ser de lo más alegórica, pues los montajes de López han corroborado, año tras año, que la creatividad y la originalidad no sólo son el punto de partida para el cambio de un sector en alerta de crisis, sino una invitación a aquellos que siguen creyendo que más allá de las adaptaciones y las reversiones, el teatro no tiene más que ofrecer.
¿Qué le parece que hayamos esperado hasta 2010 para que una mujer pueda dirigir una sala?
Existen muchas dificultades todavía. Una mujer, y quien diga lo contrario, miente, tiene que demostrarlo todo el doble. Absolutamente todas en el teatro y en el arte: la fotógrafa, la actriz, la directora, etc.
¿A qué se debe?
En general, existe una relación muy paternalista hacia nosotras. Suelen decirnos cosas del estilo «lo has hecho bien, bonita...». Aun así, poco a poco y con los años estamos llegando y consiguiendo que cambien las cosas. Puede que nuestros hijos todavía no, pero nuestros nietos lo verán.
¿Qué será de la Villarroel de Carol López cuando tome posesión?
Me encantaría convertirla en una sala de referencia. Algo así como los cines Verdi, donde sabes que la apuesta es segura y difícilmente saldrás decepcionado.
¿Cómo afrontará la dirección del teatro?
Es una tremenda responsabilidad, la programación de toda una temporada depende de tus decisiones. Como quien compra melones, no sabes si gustarán hasta que los abres y los comes. Hay que moverse por pura intuición.
¿Algo que nos pueda avanzar?
Lo único que puedo adelantar y que está claro en la línea del teatro es que se programarán autores vivos. Aquí no se hará ningún Shakespeare.
¿Y eso? ¿Demasiadas adaptaciones en el panorama teatral barcelonés?
En absoluto, de no estar ahí, el teatro desaparecería. Sin embargo, todavía hay mucha gente interesante ahí fuera y es necesario potenciarlos y estimularlos.
Para salvar la situación, también habrá que estimular al público...
Por supuesto. Es esencial cambiar de mentalidad y empezar a pensar en el espectador del siglo XXI.
¿Y quién es ese espectador?
Es aquel cultivado en la imagen, en cápsulas muy cortas y directas. El espectador de hoy no tiene esa paciencia de sentarse y «tragarse» esas tres horas de soliloquio. Hoy en día nos nutrimos de otras cosas, como la televisión o el cine.
¿Son sus referentes?
Últimamente, sí. Me fascinan las series norteamericanas como The Wire o Six Feet Under –ésta úlima influenció su anterior trabajo, Germanes–. O las formas personales, distintas y honestas de contarnos algo, como hacen Woody Allen y Quentin Tarantino, verdaderos maestros de la narrativa.
¿Hace falta gente así en el teatro?
Hacen falta historias que atrapen, nuevos lenguajes, que es lo que necesita el público. Cómo contarlas es cuestión de cada uno.
Al final siempre acabamos viendo lo mismo...
En general y en Cataluña somos muy provincianos. Se ha creado un «star system» con un actor, un director, un autor y se pretende vender sólo eso, siempre que sea en catalán. Existe, por ejemplo, poco intercambio con otras comunidades, no llega el teatro gallego, vasco, andaluz...
¿Trabajaría mejor fuera?
Trabajaré allí donde me dejen hacer lo que quiero hacer: teatro con libertad, sea en Madrid o sea en Barcelona.
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