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En 1973 recibió el Premio Nacional de Ciencia y Artes, en el campo de Linguística y Literatura. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 4 de mayo de 2010. (RanchoNEWS).- El académico jalisciense Agustín Yáñez obtuvo un lugar preponderante en la literatura mexicana por una sola obra, Al filo del agua (1947), con la cual no sólo le dio sentido a los motivos que desembocaron en la Revolución Mexicana, sino que fue, por su novedosa técnica, precursora de la novela moderna en México, según información de la agencia Notimex:
Yáñez, que fue secretario de Educación Pública entre 1964 y 1970, es considerado como el autor de la mayor trilogía sobre el campo mexicano: Al filo del agua, La tierra pródiga y Las tierras flacas.
Nació el 4 de mayo de 1904 y murió el 17 de enero, de 1980, por lo que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) le rindió un homenaje en el 96 aniversario de su natalicio.
Asimismo se le considera un notable educador y político. Ejerció diversos cargos públicos, entre éstos la gubernatura del estado de Jalisco y además fue autor de una importante obra literaria que abarca novela, cuento y ensayo, entre otros géneros.
El Conaculta señaló en un comunicado que la vida y obra de Yáñez «son un reflejo de su peregrinar entre la literatura y la política, entre la provincia y la gran metrópoli».
Yáñez como gobernador fundó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad estatal, además de la Escuela de Trabajo Social y la Biblioteca Pública, en Guadalajara. También construyó la Escuela Normal, la Casa de la Cultura y las preparatorias de Ciudad Guzmán y Lagos de Moreno.
Yáñez inició su actividad docente a los 19 años en su ciudad natal, en la Escuela Normal para Señoritas. Tres años después, sin dejar la Normal, impartió clases en la Preparatoria «José Paz Camacho» y en 1931 ingresó como catedrático a la Escuela Preparatoria de la Universidad de Guadalajara.
En Nayarit fue director de Educación Primaria y primer rector del Instituto del Estado. En la Ciudad de México tuvo desde 1932 las asignaturas de Castellano y Literatura en la Escuela Nacional Preparatoria.
También trabajó como docente en el Colegio de la Paz Vizcaínas, en la Universidad «Gabino Barreda», en secundarias y preparatorias de la Secretaría de Educación Pública, en la Universidad Femenina y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Desde muy joven, Yáñez demostró una seria preocupación por las cuestión del estilo literario, aunque él negara que éste lo gobernara y centrara sus afanes en encontrar «la respiración» adecuada para sus personajes.
Su deuda con el pensamiento mexicano la pagó en 1951, con su tesis de maestría en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que llevó por título Don Justo Sierra: su vida, sus ideas y su obra, con la cual recibió la mención suma cum laude por parte de sus sinodales Edmundo O´Gorman, Samuel Ramos y José Gaos, entre otros.
Yáñez fue miembro de El Colegio Nacional (1952) y la Academia Mexicana de la Lengua (1953). En 1973 recibió el Premio Nacional de Ciencia y Artes, en el campo de Linguística y Literatura.
Otras de sus obras son Genio y figuras de Guadalajara (1941), Flor de juegos antiguos (1942), Archipiélago de mujeres’ (1943), Ojerosa y pintada’ (1960) y Las vueltas del tiempo (1975).
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