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Obludarium es la propuesta de los hermanos Forman. (Foto: La Razón)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 6 de mayo de 2010. (RanchoNEWS).- Mantener un festival de teatro en pie es un trabajo duro. Mantener uno de títeres durante un cuarto de siglo tiene algo de milagroso. Aunque, cuando se habla con Julio Michel, el director de Titirimundi, se entiende en parte el secreto de un certamen que ha crecido con los años y se ha consolidado en Segovia: el entusiasmo. Este año celebra su XXIV edición y con la misma naturalidad que devoción, Michel cuenta que, en época de crisis, es normal que se haya reducido: ha pasado de 40 espectáculos a 32 y de diez días a siete. Aun así, defiende, «el festival ha crecido espectacularmente desde aquella primera edición, con 12 ó 14 espectáculos, hasta ahora», según informa el periódico La Razón:
Cuenta Michel que «el objetivo principal con el que nace el festival es distinguir la realidad del teatro de títeres, promocionándolo a través de su historia, pero también del teatro contemporáneo, las nuevas tendencias que existen». En este sentido, en la cita segoviana se pueden ver los clásicos títeres de teatrillo y compañías que exploran las tradiciones del género. Así, el italiano Bruno Leone tiene Pulcinella, un recorrido por los clásicos títeres napolitanos. Y Rod Burnett lleva a Segovia Punch & Judy, que igualmente representa la tradición inglesa de títeres de guante, marionetas cómicas y anárquicas.
Repertorio clásico
También entre el repertorio clásico está el espectáculo del Teatro de Marionetas de Zhangzhou, declarado patrimonio cultural protegido en su país, China. Pero también, el certamen se fija en propuestas que los más ortodoxos tendrían problemas para clasificar dentro del género. Si hace unos años los hermanos Forman –titiriteros de renombre e hijos del cineasta Milos Forman– se erigían en percha con sus marionetas para la presencia en Titirimundi de un espectáculo todo terreno como era el delicioso Cantina Musical de La Barraca, que tenía de todo, desde canciones y teatro hasta gastronomía, este año los Forman repiten en solitario con Obludarium, «una especie de parada de los monstruos, y a la vez un espectáculo original y diferente. Transcurre en una carpa –explica el director– que recuerda lo que puede ser un circo, pero que a la vez es también un teatro con sus palcos. Sólo entrar ahí, como ocurría con La Barraca, es entrar en un universo diferente».
Entre las compañías «vanguardistas», el director no duda en situar a una propuesta danesa, The House, de Sofie Krog Theater, a los franceses Bakélite, con Braquaje que juega al teatro de objetos «de manera tan ingeniosa como creativa», comenta el programador, y a los finlandeses Walo & Hakkarinen, que llevarán al certamen Discusiones, un montaje que más tarde se verá en el Festival de Otoño en Primavera de Madrid. «Por ahí, en esa dirección, va la evolución del teatro de títeres. Este montaje no es exactamente de marionetas, pero sí que las utiliza y las combina con actores y música», cuenta el responsable de una cita que, asegura, acoge montajes que «rompen con la concepción del teatro de títeres, como el montaje de teatrillo, de retablo... Eso hace tiempo que ha evolucionado. Aunque se sigue utilizando, y en Titirimundi habrá de todo: todo es posible aquí, es un festival muy libre».
Este año, debido a la crisis, el festival contará sólo con un estreno, pero adelanta Julio Michel que ya hay tres cerrados para el 2011 en el que el certamen celebra su XXV aniversario.
Esto no es cosa de niños
«Cualquiera que piense que Titirimundi es un festival para niños está radicalmente equivocado», asegura Julio Michel. Y aclara que, «aunque hay muchos espectáculos que sí lo son, también tenemos teatro de calle y propuestas que son para adultos». Un ejemplo: Es-puto cabaret», de los malagueños El Espejo Negro, un espectáculo deslenguado de cabaret al que han tenido que colgar la etiqueta de «para mayores de 18 años». Igualmente, Em concerto, de los brasileños Contadores de Estórias, los belgas Point Zero, con Escuela de Ventrílocuos, y Arm, de sus compatriotas Mirelle y Mathieu, no son aptos para menores.
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