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La Jazz at Lincoln Center Orchestra con uno de los invitados, Paquito D’Rivera (segundo de derecha a izquierda), en uno de los momentos del concierto. (Foto: Fernando Aceves / La Jornada)
C iudad Juárez, Chihuahua. 15 de octubre de 2010. (Porky Villalay / RanchoNEWS).- La cita esperada con el jazz, fue en el Auditorio Nacional. Era una noche fría, con la húmeda ventisca del bosque de Chapultepec y con el expectante concierto fuera de serie con: Wynton Marsalis y su Jazz Lincoln Center Orchestra.
Puntual, a las 20:30 horas, con la casa llena, se oscureció el Auditorio, se acabaron los murmullos y los músicos aparecieron en el escenario. Fueron recibidos con aplausos. La dotacion de la orquesta era de cuatro trombones, alternados con clarinetes; cuatro trombones en la segunda fila; cuatro trompetas –con Marsalis sentado junto a sus tompetistas– en la tercer fila. Dos baterias flanqueaban a Marsalis, abajo de la más cercana a la seccion de metales, el bajista y a su derecha el pianista. Una tuba se encontraba entre las dos baterías, por lo que se esperaba algo de música de New Orleans.
Marsalis saluda al público y manda el micrófono al pianista y compositor, Chano Domínguez, autor de la suite de tres movimientos "De Cádiz a Nueva Orleans, con la que iniciaria el espectáculo musical «Celebremos América». Domínguez explica que su composicion es una fusion jazzística con el flamenco. Obvio mencionar que el compositor es catalán. Mientras agradecía a Marsalis la oportunidad de dar a conocer su obra, se integraron a la orquesta el bailaor Daniel Navarro, el cantaor Blas Córdoba y el percusionista Manuel Masaedo. Da inicio el concierto y también el diálogo pautado entre el flamenco y el jazz. Cabe destacar la calidad interpretativa de Domínguez, al piano y la de Marsalis en la trompeta. Gran limpieza en la digitalización al piano y también la trompeta de Marsalis. Pero la obra se sintió un tanto rígida, algo reiterativa, pero destacó la calidad de los músicos. La suite remata con el cantante de flamenco y con el bailaor, ambos acompañados por el percusionista. Fue un momento muy sentido, con una brillante y estilizada ejecución del cantaor Córdoba y el zapateado del bailaor Navarro. Al finalizar la suite con este número el público aplaudió fuerte. Incluso hubo algunos «olés» a Marsalis cuando ejecutaba su segmento de jazz-flamenco.
Después entró al escenario el bailarín de tap Jared Grimes, que por espacio de cinco minutos ejecutó una muy creativa y dificil rutina sin acompañamiento. Fue también muy aplaudido y de ahí se ligó a la Vitoria Suite que mantuvo la fusión jazzística flamenca. Al finalizar tanto el bailaor Navarro como el bailarín Grimes, se unieron un número muy dinámico que gustó mucho al auditorio.
Llega entonces al escenario Paquito de Rivera y su combo recibidos entre aplausos. El saxofonista presentó a los miembros de su conjunto: Chano Domínguez al piano, el baterista mexicano Antonio Sánchez; el trompetista argentino Diego Urcola; el arpista colombiano Edmar Castañeda y el bajista peruano Óscar Stagnaro. El cambio de ritmo alegró el ambiente y le dio un calor más espontáneo, más libre en su interpretación y con música más acorde con el gusto del público. El cubano Paquito de Rivera presumió que su combo parecía la ONU, pero agregó: «Éstos sí funcionan». Interpretaron Estrellita, un arreglo a La Llorona, entre otros números, donde estos musicos se lucieron por el dominio de sus instrumentos al servicio creativo del jazz.
Regreso la Jazz Lincoln Center Orchestra al escenario y ejecutaron, arreglos a temas musicales como Contigo aprendí de Manzanero; La Adelita canción de la época revolucionaria; Bésame mucho de Consuelo Velázquez y el muy popular corrido El Sinaloense, en un arreglo en el que se vieron faltos de experiencia de mariachi, porque les salió un tanto trompicada –para hablar
de una faena similar a la taurina– pero fue aplaudido el esfuerzo.
No desentonó la presentación de Wynton Marsalis y su orquesta, pero quizá hubiese sido más efectiva de haber incluido algo de la música de New Orleans, de donde es nativo, para que le diera un tanto más de ligereza al concierto. Sin embargo, fue una bocanada de aire fresco al Auditorio Nacional, haber presentado un espectáculo jazzístico, donde hace muchos ayeres disfrutamos a Lou Armstrong y también de B. B. King, por no olvidar una noche que fue inolvidable también con el elegante Bill Evans.
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