Rancho Las Voces: Cine / Entrevista a Laia Marull
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

viernes, enero 13, 2012

Cine / Entrevista a Laia Marull

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La actriz española. (Foto: El Mundo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 13 de enero 2012. (RanchoNEWS).- La suave Laia Marull, dura al defender su trabajo, eligió coprotagonizar Las olas cuando, tras leer el guión, experimentó una sensación rara: le entusiasmaba lo que se había encontrado, pero no sabía por qué. Luego, al tratar de explicarlo, se echó a llorar. Tal vez porque Las olas es una película en la que la emoción se ofrece con pausa. Después de haberse metido en papel de Blanca en este premiado debut en la ficción del vallisoletano Alberto Morais y embarcada en un Ibsen que enseguida estrenará en Barcelona, la actriz espera que el boca a boca funcione con esta «casi» road movie en la que el actor Carlos Álvarez-Nòvoa emprende una odisea a su pasado en un campo de concentración francés. Llegado el momento, ella aparece como compañera de viaje para abrirle los ojos y restarle soledades. «La guerra es solo el telón de fondo, todavía se pueden contar muchas cosas de la gente que la vivió», explica ella, en la entrevista que le hace Marta Caballero para El Mundo:

¿Qué le gustó del guión de Las olas cuando le llegó?

Al terminarlo sentí que me había gustado muchísimo y no entendía por qué, porque es un texto muy sobrio. Me pasó que al comentarlo con mi compañero se me saltaron las lágrimas. Creo que ese es uno de los valores que tiene esta película, que es como de poso, te da la oportunidad de seguir al personaje, de ver la película a través de él. Produce esa sensación de querer quedarte con ella durante un tiempo y también me gusta que no te obligue a sentir lo que tienes que sentir.

¿Cómo fue trabajar con Alberto Morais?

Me gustó mucho su forma de plantear la historia y el trabajo con él ha sido bonito, aunque con sus complicaciones porque era la primera vez que él dirigía actores. Sin embargo, Morais es una persona capaz de absorber lo que proponíamos los actores y a la vez nos exigía un tono especial.

A pesar de esa sencillez, la película está gozando de una trayectoria muy buena.

La verdad es que te metes en una aventura así y por mucha confianza que te dé nunca sabes qué va a pasar. Ya estábamos muy ilusionados con ella cuando de pronto salió ganadora en Moscú, luego recibió el Fripesci... fue como la gran sorpresa. Sale con pocas copias, pero espero que el boca a boca funcione y que los cines tengan paciencia.

Su personaje tiene una función de ayudante en la película: es responsable de despertar en todos los sentidos al protagonista, que viaja perdido. ¿Cómo lo preparó?

Siempre voy a buscar fuentes, pero aquí tenía la ventaja de saber lo justo sobre los campos de concentración, como Blanca, que todo lo descubre a través de Miguel. Por eso mi trabajo ha estado muy ligado al suyo, en el sentido de que son dos personajes que se encuentran por casualidad, que se entienden casi sin palabras y que se ayudan sin ayudarse. Ella sale ganando porque la experiencia le es de ayuda para su propia vida.

El suyo es un personaje que decide escuchar lo que una persona mayor tiene que decir. Práctica tristemente en desuso.

Sí, las generaciones anteriores te dan una visión distinta y nosotros hemos dejado de escucharlas en todos los sentidos, estamos perdiendo parte de esa experiencia. Arrinconarles de ese modo es malo también para nosotros, que además algún día tropezaremos con esa piedra. La cosa es peor si se trata de generaciones que vivieron tanto como la de nuestros abuelos pero parece que ahora no nos importa ni nos afecta el pasado.

Al cine sí le importa, fíjese cuántas películas hay de la guerra. ¿Es de las que piensa que nunca son suficientes?

Sí, hay mucho que contar, sobre todo de situaciones actuales, como en Las olas, que no habla directamente de la guerra ni de la posguerra sino de este señor que las vivió y que ahora está en una situación que hay que reivindicar. La guerra civil no es ningún género cinematográfico, es absolutamente distinto ver Pa negre, Tierra y libertad, de Ken Loach, Las olas o tantas otras que se han hecho. La guerra sólo es un telón de fondo común.

En este sentido, ¿cuál diría que es el matiz que diferencia a Las olas de otro cine con ese telón de fondo?

Su gracia está en hablar de algo que vivió la sociedad de forma histórica desde el individuo, desde la necesidad de él de hacer ese viaje de vuelta, que es un derecho que tiene. Además, creo que la película trata al espectador como a una persona inteligente, no se le masca lo que tiene que sentir, por eso me parece un guión valiente. Carlos Álvarez está maravilloso y te hace vivir la película a través de sus ojos, primero con mucho misterio y luego llenándola de recuerdos. Y, sobre todo, creo que es una película muy necesaria en este momento.

¿Qué otros proyectos tiene ahora?

Estoy embarcada en un Ibsen, Hedda Gabler, pero adaptado a nuestros días. La dirige David Selvas y estrenamos ahora en Barcelona, por eso estoy de los nervios. Es un hueso duro de roer, de esos personajes que hay que sufrirlos.


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