Imagen de una actividad. (Foto: Jesús Alejo)C iudad Juárez, Chihuahua, 25 de enero 2012. (RanchoNEWS).- Con la finalidad de recuperar los espacios públicos, al tiempo de contribuir en la regeneración del tejido social, mediante el apoyo de los libros y la lectura, el Instituto Chihuahuense de Cultura y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través de la Dirección General Adjunta de Fomento de la Lectura y el Libro, inauguraron 11 Paralibros en siete municipios de la entidad. Una nota de Jesús Alejo para Milenio:
Creel y Guachochi, en la sierra tarahumara; Camargo, Nuevo Casas Grandes, Hidalgo del Parral, Ciudad Juárez y Chihuahua, la ciudad capital, son las poblaciones en las que se instaló el Paralibro, una estructura metálica que con la forma de un paraderos de autobuses, ofrece un acervo bibliográfico de más de 360 títulos, con diferentes temáticas.
De acuerdo con Héctor Jiménez, coordinador Nacional del Programa Paralibros, la iniciativa pretende convertirse en un espacio para encontrarnos con los libros y la lectura, «con un territorio habitado por personajes, por memorias, por historias y diálogos: un Paralibros nos permite abordar el medio de transporte más eficaz y maravilloso, como es la imaginación».
Durante el lanzamiento oficial de los Paralibros, con una ceremonia en la Plaza Merino, a espalda de la Catedral de Chihuahua, Fermín Gutiérrez, director del Instituto Chihuahuense de Cultura, destacó la importancia de que el proyecto vaya dirigido a niños y jóvenes, «el sector que debemos cuidar y salvaguardar de lo que ha venido aconteciendo en el país», para lo cual se buscaron lugares estratégicos en todos los municipios, a fin de que sea visitado por los ciudadanos.
«Con esta acción, buscamos recuperar los espacios públicos, logramos que tengan un sentido didáctico, lúdico, de atención, en el que todos debemos hacer propuestas para que le crezcan las ramas y llegue a los barrios».
Lanzado a fines de septiembre, el Programa Paralibros busca llegar a las 32 entidades federativas, mediante estructuras metálicas que se ubican en espacios públicos, sobre todo plazas, en los cuales no sólo hay libros, sino una serie de actividades para incentivar el gusto por la lectura.
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