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Con Umbral, en 1995. (Foto: P. Carrero)
C iudad Juárez, Chihuahua, 18 de enero 2012. (RanchoNEWS).- «Empezó siendo poeta y terminó siendo poeta y vivió la tragedia de vivir en este triste y desquiciado mundo de la literatura, en el que fue pope y víctima de intrigas... Siendo consciente de que la literatura no era eso, estaba en otra parte». Así recibe Andrés Trapiello la noticia de la muerte del crítico y ensayista Miguel García-Posada, anoche, en Madrid, a los 67 años. Una nota de Luis Alemany para El Mundo:
García-Posada estaba enfermo desde hacía años. Su deterioro físico era visible y su voz había desaparecido, prácticamente, de los diarios (El País y ABC, sobre todo) en los que se convirtió, quizá, en el crítico literario más importante de España, al menos, en un momento concreto.
No fue un hombre sencilllo, a partir de su trato casi aristocrático y a menudo iritado. Muchos colegas le recuerdan rencilllas y orgullos heridos. «No era fácil en el trato, desde luego que no. Pero en lo que a nosotros nos unía, que era la literatura de Francisco Umbral, no tengo reparos en decir que García-Posada ha sido máximo estudioso y exegeta de su figura, el hombre que descifró muchos de sus enigmas», comenta Javier Villán, también poeta y crítico de EL MUNDO, responsable de que García-Posada prestara algunos de sus últimos servicios a la fundación que cuida el legado del autor de Mortal y rosa.
Umbral no fue el único objeto de estudio de García-Posada. «Destacaría su trabajo sobre Lorca, pero fue un crítico muy versátil, que conocía bien la literatura clásica español, a Lope y al Siglo de Oro y, al mismo tiempo, estaba al tanto de los poetas contemporáneos», recuerda Trapiello.
García Posadas fue licenciado en Filología por la Universidad de Granada. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid con una tesis sobre Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca; Catedrático de Institutos Nacionales de Enseñanzas Medias (Instituto Beatriz Galindo de Madrid hasta 1997). García-Posada también publicó su poesía y algunos títulos de género memorial, como La ausencia, su última obra. En ella están algunas de las claves de su vida.
Así lo exlicaba la crítica que Pilar Castro El Cultural publicó tras la edición de La ausencia: «Detrás de este título, La ausencia, cargado de connotaciones poéticas, puede intuirse algo más que un intachable ejercicio de prosa narrativa del profesor, escritor y reconocido crítico Miguel García-Posada. Puede intuirse a un autor emocionalmente comprometido con el motivo literario escogido, que no es otro que hacer de la memoria materia suficiente para recomponer lo vivido desde la mirada de quien fue un niño de la burguesía media andaluza en la posguerra. Compromiso que, además, se hace extensible a la que podríamos considerar la crónica elegíaca en la que deviene el relato al buscar como excusa el modelo de la mujer que determinó su educación en los irrepetibles veranos en el pueblo, Fuentes (Sevilla). Era entonces un niño ajeno al 'tema trágico' que siempre se eludía: las 'cosas de la guerra', de las que 'mejor no hablar', como insistían de manera sincopada los adultos. Un microcosmos que reproducía, de manera elíptica, la realidad de las desavenencias implícitas entre vencedores y vencidos».
También fue jurado de los Premios Príncipe de Asturias, del Premio Nacional de las Letras Españolas, de los Premios Nacionales de Literatura, los Premios de las Letras, el Premio Cervantes, el Premio de la Crítica, el Premio Literario Europeo y el Premio Reina Sofía, entre otros.
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