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La obra se desarrolla en un escenario austero, sólo con algunos elementos multimedia, ya que todo recae en la actuación, el texto y la dirección. (Foto: José Antonio López)
C iudad Juárez, Chihuahua, 23 de enero 2012. (RanchoNEWS).- De pronto, en un momento dado de la trama, un espectador está en el centro del escenario y los personajes en las butacas. Desde ahí el espectador les toma una foto y uno de ellos, un enmascarado, hasta le da un beso. Un recurso interactivo bastante utilizado pero que adquiere resultados novedosos en la obra Huellas, de personajes ficticios a la luz de la luna realista. Una nota de Arturo Jiménez para La Jornada:
En el escenario del Foro La Gruta los personajes miran a los ojos del público y le hablan y le hacen preguntas. Tienen miedo de salir de la «realidad teatral» y pasar a la «realidad real», pero les seduce, les inquieta, aunque vean a quienes los ven «del otro lado de la ventana», desde las butacas, «algo tristes».
Huellas... con texto del dramaturgo y actor Antonio Zúñiga –alimentado por la creación y experimentación actoral colectiva–, es dirigida por Abraham Jurado, y tiene como elenco al propio Zúñiga y a Regina Flores Ribot, Margarita Lozano, Gisela García Trigos, Gustavo Linares y Christian Cortés.
Los personajes se revelan contra el dramaturgo, contra el guión, quieren salir de él y de sus repeticiones, ser libres. Pero son creación y espejo del escritor (un luchador, una vampiresa del cine mexicano, unos enamorados que tienen que decir «te amo» y no lo dicen), y al mismo tiempo, un misterio.
Por ejemplo, un personaje es una guionista y madre madura que interactúa con su personaje creado, un payasito, y ambos llevan sus conflictos y contradicciones más allá de la primera trama, con el público. Una ficción de la ficción de la ficción.
Todo se imbrica de manera creativa y la realidad real afecta a la teatral, pero también del modo inverso, pues aparte de atrapar, divertir o inquietar al espectador, lo puede poner a pensar.
Los ingredientes son las contradicciones en las relaciones interpersonales, los anhelos, todo desatado a partir de la nostalgia de unos personajes y de la idea del viaje de otros, quienes saldrán a la vida en búsqueda de «presentimientos», «sueños» y felicidades de distinta índole.
Con escenario austero, vestuario un poco más que eso y algunos recursos multimedia, como proyección de imágenes fijas, casi todo se encomienda al texto, la actuación y la dirección.
Al final de la función de prensa, en charla con reporteros, el personaje payasito-Antonio Zúñiga (aparece como ambos en el escenario, con sólo quitarse la nariz roja), comparte: «Hay una vorágine de la realidad, en la que vivimos todos, la cual pareciera que supera, destruye y deja abajo el plano de la ficción. Pero nosotros apostamos a pensar que la ficción todavía tiene muchos lugares de encuentro, desarrollo y conexión humana con el espectador».
Para tal fin, agrega, es necesario «plantar una línea, que ya se hizo desde Brecht, y definirla perfectamente para poder decir al espectador: ‘tú estás en una realidad, acá existe otra’».
Abunda: «Siempre que hay una realidad acá (en el escenario), es real, es una realidad total, completa, pero en cuanto se manifiesta realidad puede convertirse en ficción, y así interminablemente, como en un sueño».
Por eso, destaca, la obra, en apariencia, «no tiene conexión, todo es como fotografías y no hay una linealidad anecdótica, aunque nosotros podríamos gritar y presumir que sí la hay».
Huellas, de personajes ficticios a la luz de la luna realista, de la Compañía Carretera 45 Teatro, tendrá temporada todos los viernes a las 20:30 horas, del 27 de enero al 13 de abril, en el Foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico.
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