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Caricatura del escritor. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de enero 2012. (RanchoNEWS).- Publicada por la editorial Páginas de Espuma, acaba de aparecer una edición en español, en dos tomos, de los cuentos completos de Guy de Maupassant, el genial escritor que, al influir en muchos otros autores importantes, como Anton Chéjov o Leopoldo Alas Clarín, es un decisivo antecedente directo de la cuentística moderna. Una nota de José María Merino para El País:
El responsable de la edición y de la traducción ha sido Mauro Armiño, y se puede asegurar que esta edición es un verdadero acontecimiento literario. Ante todo, porque reúne toda la obra breve de Maupassant, 303 cuentos, lo que no se había hecho nunca en español con tanta meticulosidad –la anterior compilación no fue tan exhaustiva– y además por hacerlo en una edición muy cuidada, que no solo presenta los cuentos completos, ordenados cronológicamente e ilustrados con abundantes imágenes de época, sino que facilita la mejor comprensión del lector mediante un interesante prólogo que ofrece una clara semblanza del autor, y otros apartados que ayudan a adentrarse en el enorme conjunto: por ejemplo, el que resume las tramas de todos y cada uno de los cuentos, el que los clasifica temáticamente, o el que recoge las adaptaciones teatrales y cinematográficas que han tenido muchos de ellos.
Guy de Maupassant murió en 1893, a los 43 años, culminando el proceso de locura al que lo llevó una sífilis contraída en sus innumerables aventuras eróticas, y fue a lo largo de los 10 últimos años de su vida cuando publicó prácticamente toda su obra: siete novelas, tres obras de teatro, varios libros de viajes y crónicas, así como numerosos artículos, y sobre todo 17 libros de cuentos escritos para los periódicos con inventiva y fecundidad asombrosas. El cuento fue para Maupassant el instrumento idóneo para construir un mundo literario homogéneo, marcado por tramas llenas de originalidad, en las que se afronta de forma natural, sin restricciones ni prejuicios, cualquier aspecto de la vida, y que se desarrollan narrativamente con mucha precisión y fuerza dramática.
La clasificación temática que presenta el responsable de esta edición ofrece un abanico de temas que, ordenados alfabéticamente, abarcan desde «adulterio» hasta «violación» pasando por «bastardía», «dinero», «prostitución», o «suicidio» hasta abarcar 50.
El adulterio, tema tan usual en la narrativa del siglo XIX, nutre muchos de los cuentos de Maupassant que pudiéramos adscribir al entorno cosmopolita, principalmente parisino, un ámbito abundante en ocultaciones, astucias y malentendidos, donde el engaño al cónyuge es una especie de deporte, a veces practicado con el cómplice a lo largo de los años casi en forma de matrimonio paralelo. Los adulterios suelen producirse en un contexto social marcado por la ambición, la vanidad y el deseo de poder, a cuya referencia Maupassant nunca renuncia, pues en todos sus cuentos late, aunque de modo imperceptible a primera vista, un propósito de crítica tan bien presentado que se asume a través del interés del propio relato y no por la denuncia que pueda llevar consigo, y el erotismo impregna casi todos ellos con la sabiduría de la sugerencia.
Normandía, donde nació y transcurrió su primera juventud, es otro espacio muy familiar en los cuentos de Maupassant, y muchas de sus mejores piezas son las que transcurren allí. Bastantes de los cuentos normandos reflejan el mundo rural con magnífica evocación de sus encantos y de sus miserias, sin ninguna complacencia. Se trata de un mundo donde hay cazurrería, crimen y desdicha, pero también sentido del humor, conmiseración y amor. Bastantes de los cuentos del ámbito normando y rural tratan de cazadores, de la caza como pasión, y en muchos otros las relaciones eróticas y los engaños amorosos constituyen el tejido argumental.
La guerra franco-prusiana sirve también de motivo para muchos otros cuentos de Maupassant. Los prusianos están vistos en general como autoritarios, despóticos y prepotentes, sobre todo cuando se trata de los jefes militares pertenecientes a la aristocracia, pero también son tratados con benevolencia cuando representan al civil enrolado por los requerimientos bélicos... Dentro del extensísimo conjunto, aunque predomine la mirada realista, otro de los aspectos a resaltar son los cuentos que pudiéramos llamar terroríficos y fantásticos, abundantes en desdoblamientos, invasiones del yo, delirios y crímenes espeluznantes, desde una mirada nada extraña para nuestra sensibilidad de hoy.
No es raro que muchos de estos cuentos surjan desde el planteamiento convencional de una reunión social, o de una cena de viejos amigos, donde alguien relata la historia, y predomina en casi todos ellos, con estilo conciso y sutileza fuera de lo común, un mundo lleno de belleza natural y de crueldad humana donde pueden fructificar, con el crimen y el atropello, la piedad y la ternura. Desde una mirada irónica donde se maneja con maestría la sugerencia, las descripciones del escenario suelen adquirir mucha relevancia, al resultar un apoyo dramático sustantivo.
Las 55 adaptaciones teatrales y 168 cinematográficas que muchos de sus cuentos han tenido hasta ahora, de las que hace relación el meticuloso editor, nos pueden dar idea de su repercusión al margen de lo específicamente literario: baste recordar que Bola de sebo sirvió de inspiración tanto a La diligencia del norteamericano John Ford, en 1939, como a la ópera bufa homónima del ruso Vladislav Pazi, en 2009.
Maupassant fue traducido en España desde sus primeras obras. Uno de sus iniciales traductores, el muy olvidado crítico Leopoldo García-Ramón, escribió en 1889 un ensayo sobre el autor francés donde hablaba de la «tersura y limpidez de la lengua»; de su estilo aparentemente sencillo, falto de artificio, muy sonoro y fluido; de su tono entre irónico y melancólico; de la claridad de los argumentos y la cotidianeidad de unos personajes que tienden a la «degeneración moral»; de la intensidad de emoción que es capaz de suscitar en el lector... La publicación de estos Cuentos Completos permitirá verificar la vigencia de todos esos valores, y disfrutar nuevamente de un autor que, al hablar de las pasiones y de los sentimientos de una sociedad ya desaparecida, está sin embargo descifrando muchas claves que resultan cercanas y familiares en la actualidad. Ésa es, precisamente, la gracia de los clásicos.
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