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La cantante estadounidense. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 26 de diciembre 2011. (RanchoNEWS).- Es una leyenda, puesta de nuevo en el candelero por el álbum que le ha producido Jeff Tweedy, pero la historia de Mavis Staples es larga e incluye actuaciones en los mítines de Martin Luther King. Alfonso Cardenal ha conversado con ella, para efe eme:
La obra de Mavis Staples (Chicago, 1940) bien puede servir de resumen sonoro a los últimos cincuenta años de la historia de los Estados Unidos, una historia convulsa pero llena de importantes conquistas y de grandes canciones. La joven Mavis comenzó en la música a finales de los años cuarenta de la mano de su padre y sus hermanas con The Staples Singers. Pops Staples, padre de las criaturas, llegó una tarde a casa tan cansado de la falta de compromiso de sus compañeros de banda que decidió montar un grupo de góspel con sus hijas. Unos años después la familia Staples conoció a Martin Luther King, ese encuentro cambiaría el curso de sus vidas convirtiéndoles en la voz de la lucha por los derechos civiles. Mavis dejó la banda familiar en 1969 y se consagró como una de las artistas más respetadas de EEUU. En las últimas dos décadas ha trabajado con gente como Ry Cooder o Prince y ha firmado una discografía que toca todos los palos del amplio abanico musical estadounidense. En 2010 Jeff Tweedy, líder de Wilco, llamó a Mavis Staples para quedar a comer. «Tweedy parecía mudo», recuerda la cantante, «pero conocía perfectamente la obra de mi padre». El músico de Chicago se ofreció a Mavis Staples para producir You are not alone. El resultado fue un disco excelente, con dos canciones compuestas por Jeff Tweedy, que sirvió a Staples para ganar su primer premio Grammy. Mavis Staples nos atiende desde su casa de Chicago para recorrer con nosotros la historia de su familia y de su país.
Tuve la suerte de poder asistir al maravilloso concierto que diste este verano en Madrid y me llamó la atención ver la gran cantidad de gente joven que había entre el público, ¿trabajar con Jeff Tweedy en este disco te ha acercado a nuevas audiencias?
Sin duda. Tweedy es muy famoso y me ha prestado muchos seguidores. El álbum que me ha producido tiene un sonido muy atractivo tanto para gente joven como para mayores. Muchos se sorprenden al ver lo vieja que soy.
Creciste en una época complicada para los afroamericanos, una época en la que la música se alzó como una poderosa herramienta para el cambio, ¿cuáles son tus primeros recuerdos musicales?
Mi padre solía tener un grupo con otros cinco hombres, iba a ensayar y solía volver enfadado porque siempre faltaban muchos. Un día llegó a casa, fue directo al armario por una guitarra, y nos llamó a todas al salón. Cuando llegó mi madre le preguntó qué estaba haciendo, mi padre le dijo que iba a montar un grupo familiar. Yo era la más pequeña de todas, debía tener ocho años, y mi tía, que vivía con nosotros, dijo que le gustaban las canciones que hacíamos y nos invitó a tocar en su iglesia el domingo. A la gente le encantó lo que tocamos y cantamos tres veces la misma canción porque era la única que papá nos había enseñado. Volvimos a casa corriendo para aprender más canciones y el resto es historia, aquello era 1949 y así empezamos.
He leído que tu padre tuvo bastantes problemas para tocar la guitarra dentro de las iglesias…
Sí, sí que los tenía. Los ministros no querían y mi padre les enseñaba un verso de la Biblia que decía que «Le adorarás con cuerdas, con tambores…». El sacerdote tenía que recular. Nadie tocaba góspel con guitarra por entonces. Cantamos durante años únicamente acompañadas por la guitarra de mi madre y te digo que aquella fue la mejor música de mi vida.
Poco después conocisteis a Martin Luther King, cuyo mensaje tuvo una gran influencia en el rumbo de The Staples Singers, ¿qué recuerdas de aquel primer encuentro con King?
Tenía un espíritu muy hermoso, no hablaba mucho con nosotras, siempre nos saludaba y luego hablaba con mi padre. Me siento tan afortunada por haber tenido la ocasión de haberle conocido, de haber estrechado su mano y de haber estado en su presencia. Una mañana mi padre nos llevó a todos a la iglesia del Doctor King y fuimos a su servicio de las 11 de la mañana en Montgomery (Alabama), alguien le dijo que estábamos allí y nos saludó delante de todos. A la salida mi padre se quedó hablando con él. Cuando volvimos al hotel mi padre nos llamó a su habitación y nos dijo que le gustaba mucho su mensaje y que si él podía contarlo nosotros podríamos cantarlo, así comenzamos a escribir canciones sobre la libertad y los derechos civiles. Empezamos a ir a los mítines con él y a cantar antes de que el Señor King hablase. Yo tenía 19 ó 20 años y cuando le conocimos el movimiento por la lucha de los derechos civiles estaba comenzando, no éramos conscientes de lo serio que estaba siendo todo. Marchábamos por la libertad y empezamos a no hacer caso a los cientos de letreros que nos separaban por razas. Marchamos mucho por la libertad en aquellos días.
Tu padre era un hombre decidido…
Mucho. Recuerdo una ocasión en la que paramos a comer en un restaurante, nos sentamos y la camarera tardó mucho en atendernos, cuando por fin vino nos dijo que no servía a los de nuestra clase y que teníamos que marcharnos. Nos quedamos sentados. Un largo rato después volvió y dijo que o nos íbamos o llamaría a la policía. Cuando llegó la policía seguimos sentados y empezamos a cantar We shall, we shall not be moved, luego salimos pacíficamente para que no nos detuvieran, pero dejamos claro nuestro punto y nos sentimos orgullosos por ello.
¿Estuviste en Washington el día de la gran marcha por los derechos civiles?
No pude, estaba en Vancouver (Canadá). Ese día le dije al público que me sentía muy feliz porque Martin Luther King había llegado a D.C, recuerdo que canté Freedom highway. Me sentí muy bien y me hubiera gustado estar en Washington, no encontrarme en Canadá. La gente se volvió loca. No todo el mundo lo sabía, pero era un día histórico.
Cinco años después de aquello Martin Luther King era asesinado en Memphis. ¿Cómo os enterasteis de la noticia?
Aquello nos destrozó, mi padre apenas podía contener a mis hermanas. Estábamos en un hotel para negros en Nashville, cerca de Memphis, cuando el dueño vino corriendo a nuestra habitación a decírnoslo, pusimos la televisión y vimos toda aquella conmoción y el anuncio final de su muerte… Me emociono recordándolo ahora, todavía lloro. Fue un tiempo que siempre recordaré. No podíamos creer que alguien hubiera matado a ese pacífico hombre. Mi padre nos calmó y canceló todo. «Nos vamos a casa», dijo. Fue un día terrible. Habíamos estado muchas veces en el hotel de Memphis donde murió King. Era la habitación 306, nunca lo olvidaré. Ahora es un museo al que he vuelto varias veces.
La música de aquellos años sesenta fue muy importante en la lucha por la libertad y una gran área de unidad donde no había barreras entre blancos y negros, hablabais el mismo idioma…
Es cierto, la música es universal. Las canciones que cantábamos mientras marchábamos eran muy potentes. Grabé We’ll never turn back con todas aquellas canciones protesta y en cierta medida se convirtieron en la banda sonora de aquel movimiento, eso me dijo en una ocasión John Lewis, que era la mano derecha de Martin Luther King. The Staples Singer mantuvieron a mucha gente andando y motivada. Pasados los años todavía se nos acerca gente dándonos las gracias por aquellas canciones.
¿Cómo reaccionaba la gente blanca a vuestra música?
Muy bien, siempre hemos tenido tantos blancos como negros entre nuestro público. También había mucha gente blanca marchando con nosotros, muchos de ellos avergonzados y apenados por lo que estaba sucediendo, gente decente que no miraba al color, como los que votaron por Obama en 2008. Aquellos eran años especiales con los hippies y el movimiento por la libertad. Tocamos con Johnny Cash o Bob Dylan. Lo bueno de nuestra música es que nos aceptaron en todas las categorías. Por aquella época nosotros pensábamos que cantábamos góspel, pero mi padre tocaba blues con la guitarra. Estoy muy contenta de seguir aquí y de haber sido testigo de aquella época.
Hemos hablado de tu padre y de King, pero tu abuela también fue una persona muy importante en tu vida…
Sin duda. Tuve la suerte de tener una abuela que me contaba viejas historias de los días de la esclavitud y de lo que pasaron, de cómo se convirtió en cristiana. Son cosas que no hay que olvidar porque han sucedido de verdad.
Volvamos a Jeff Tweedy. Lo conociste después de un concierto tuyo y más tarde quedasteis a comer en Chicago, cómo fue aquella comida, cómo te convenció para trabajar con el…
Quedé con él porque me había dicho que quería producir mi disco y nos encontramos para ver qué tal nos caíamos. Le pedí que viniera a mi parte de la ciudad a comer, los dos somos de Chicago. Cuando llegó apenas podía hablar y pensé que me había tocado otro Prince, que me grabó un disco sin hablar conmigo por timidez. Me pareció muy timidillo así que dije algo gracioso para romper el hielo y se puso a reír. Empezamos a hablar de la familia y eso fue lo que me conquistó, habló mucho de sus hijos y de su mujer. Mi padre siempre decía que la familia era la unidad más fuerte del mundo. Además me conocía bien y conocía la música de mi familia de la época en la que trabajó en una tienda de discos de adolescente. Hablamos como tres horas y cuando me fui pensé que conocía de verdad a Jeff, habló mucho y lo hizo sinceramente. Una vez empezó a hablar ya no callaba. Al menos no tuve que escribirle cartas como a Prince [risas].
¿Has vuelto a ver a Jeff Tweedy recientemente?
La verdad es que no. Teníamos planes de volver al estudio este año. He hablado hace poco con él por teléfono y hace dos semanas me llegó su nuevo disco. Me encanta ese disco y le he escrito un mail para decirle lo mucho que me ha gustado. En diciembre íbamos a volver a grabar, pero con su gira y la promoción lo hemos retrasado, espero que no mucho. Ahora voy a sacar un disco en directo con Levon Helm [The Band]. Levon nos invitó a su estudio de Woodstock donde cada sábado por la noche hace una fiesta con música en directo y grabamos una de esas sesiones con su banda y la mía juntas. Saldrá a principios de 2012 y les diré a los del sello que manden copias a España, que la voy a convertir en mi segunda casa.
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