El escritor mexicano, recostado en el piso, en los inicios de este diario, en las oficinas de La Jornada Semanal. De izquierda a derecha, lo acompañan José María Pérez Gay, Vicente Rojo, Héctor Aguilar Camín, Fernando Solana Olivares, Arturo Fuerte, Adolfo Gilly, Carlos Payán y Efraín Herrera. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de enero 2012. (RanchoNEWS).- Escribió dos novelas y varios libros de ensayos y reportajes, entre ellos los cinco tomos de Los indios de México; es considerado el padre de los suplementos culturales modernos, desde los que promovió a varios escritores y artistas; para los periodistas era escritor, para los escritores, periodista, y los antropólogos e historiadores recelaban de sus investigaciones; fue uno de los fundadores de La Jornada y del suplemento La Jornada Semanal; generó incontables anécdotas e ingredientes para su propio mito; a todos decía «hermanito» y casi siempre estaba alegre; solía acostarse en el suelo cuando le tomaban una foto en grupo y cuentan que su tarjeta de presentación decía: «Fernando Benítez, lector de novelas». Una nota de Arturo Jiménez para La Jornada:
Ahora, Fernando Benítez realizará otra hazaña: cumplir 100 años de nacimiento y seguir vivo en la memoria de muchos. Nacido en la ciudad de México el 10 de enero de 1912, esta fecha también es un misterio, pues algunos consignan que fue el día 16 y otros que el año fue 1910. Incluso Augusto Monterroso y varios amigos sospechaban que el año podría ser 1905. Lo cierto es que Benítez murió el 21 de febrero de 2000, luego de una vida y obra considerada como reflejo de la historia del México del siglo XX.
En el perfil especial Fernando Benítez, un hijo del siglo, publicado por La Jornada el 17 de enero de 2000, un mes antes de su muerte, Carlos Monsiváis resume y perfila con humor: «Nota de un no tan hipotético diccionario del siglo XXII: Benítez, Fernando. Nació en la ciudad de México en 1910 y desapareció en 2032 en un vuelo de reconocimiento de la expedición en busca del sitio donde se supone estuvo la selva Lacandona (cerca de donde estuvo Chiapas). Entre sus obras destacan Los indios de México (cinco tomos de Ediciones Era), un valioso documento literario y antropológico sobre las etnias hoy en buena parte radicadas en el estado de California. Dramaturgo gozosamente fallido (Cristóbal Colón), novelista a reconsiderar (El rey viejo, El agua envenenada), historiador (La ruta de Hernán Cortés, Los demonios en el convento, La ciudad de México), embajador de México en la República Dominicana, fue también periodista y promotor cultural de primer orden. Tuvo a su cargo los siguientes suplementos: México en la cultura de Novedades; La cultura en México, de Siempre!; Sábado, de Unomásuno; La Jornada Semanal, de La Jornada. Antes de unirse a la ‘expedición nostálgica’, publicó una serie de artículos protestando contra la instalación de MacDonald’s en los centros ceremoniales prehispánicos, y contra la estatua en el Zócalo al Turista Desconocido».
El periodista
Desde muy joven Benítez ingresó en el periodismo en Revista de Revistas. «Ya está presente en sus artículos su destreza narrativa y su pasión por la historia mexicana», apunta el poeta José Emilio Pacheco en el suplemento citado y recuerda que fue «reportero estrella» de El Nacional en la época de Lázaro Cárdenas. «Su primer libro, Caballo y dios, no ha vuelto a ser impreso ni releído. Contiene algunos relatos que mezclan ficción y realidad, como no se usaba entonces».
Recuerda además que Benítez y Octavio Paz cubrieron para diversas publicaciones mexicanas la creación de la Organización de las Naciones Unidas, en San Francisco. Y resume: «Dirige El Nacional. Se pelea con Ernesto P. Uruchurtu, subsecretario de Gobernación. Renuncia. Queda desempleado. En 1949 aparece como director de México en la Cultura, suplemento de Novedades. Todo el medio siglo posterior estará dominado por los suplementos que él dirige».
En México en la Cultura, creado en 1949, estuvieron figuras como Alfonso Reyes y el destacado diseñador gráfico español Miguel Prieto, así como jóvenes promesas como los escritores Monsiváis, Pacheco, Carlos Fuentes y Elena Poniatowska, y los artistas plásticos José Luis Cuevas y Vicente Rojo, este también como diseñador.
Poco antes de morir, Alfonso Reyes dijo en 1959 acerca de México en la Cultura: «La vida cultural de México (...) podrá reconstruirse, en sus mejores aspectos, gracias al suplemento de Novedades. Cuantos en él pusimos las manos tenemos mucho que agradecerle».
Por un problema de censura Benítez tuvo que salir en 1961 de Novedades y con él se fueron más de 40 escritores y artistas. Casi todos y otros más reaparecieron en 1962 en La cultura en México, que Benítez dirigió hasta 1972, cuando lo sustituyó Monsiváis. En esa época publicaron un reportaje sobre el asesinato del líder campesino Rubén Jaramillo, que no agradó al gobierno priísta de Adolfo López Mateos.
Progresista y democrático
En un texto de 1992 publicado por La Jornada y reproducido en el citado perfil de 2000, Carlos Fuentes destaca acerca de la visión política de Benítez: «Las batallas libradas por Fernando fueron incontables, por toda nación latinoamericana injustamente agredida, por la libertad de España y contra Franco. Los suplementos culturales dirigidos por Fernando fueron generoso asilo de la emigración española y, más tarde, de la sudamericana. Una foto sumamente dinámica muestra a Benítez enfrentándose al entonces jefe de la policía metropolitana que quería impedirles a los republicanos españoles manifestarse contra la visita de Eisenhower a Madrid ante la embajada estadunidense en el Paseo de la Reforma».
Los años 60 fueron particularmente relevantes en la vida política de Benítez, como apunta Fuentes: «Junto con Fernando, defendimos a los muchachos del 68, a José Revueltas y a Octavio Paz cuando renunció a la embajada en India y fue zaherido de manera infame por el presidente Díaz Ordaz, su gobierno y los medios de información. Tlatelolco nos marcó profundamente y quizá temimos en exceso que derivase hacia un gorilato mexicano: la argentinización del país».
En los años posteriores Fernando Benítez dirigiría el suplemento Sábado, de Unomásuno, y más adelante, en 1984, participaría en la fundación del diario La Jornada, al lado de Carlos Payán, Carmen Lira y otros periodistas. Ahí, Benítez se encargaría del suplemento La Jornada Semanal, que también ha marcado una pauta en el periodismo cultural de México y que ahora es dirigido por el poeta Hugo Gutiérrez Vega.
Los indios de y en México
Acerca del fuerte vínculo del trabajo de Fernando Benítez con los indígenas de México, Monsiváis apunta en un fragmento, reproducido en la exposición Benítez en la cultura, que se exhibe en el Palacio de Bellas Artes hasta el 22 de enero: «Una obra literaria escrita en un idioma tenso, desgarrado, ávido, entusiasmado por la descripción, es también casi una novela, con el doloroso don narrativo que preside sus páginas; es etnología y antropología y sociología y una lección de teoría política porque, aun cuando la intensidad y la concentración de Los indios de México no permiten ni toleran la demagogia, la situación actual, la desesperación y la desesperanza de nuestra población indígena, no permiten ni toleran la indiferencia».
En la muestra se recurre también a un fragmento del propio Benítez: «Mi trabajo con los indios ha sido una experiencia espiritual que ha enriquecido notablemente mi vida. Yo no les he dado voz a los indios. No, no es así. Pero si no he sido yo quien les ha enseñado algo a esos 6 millones de mexicanos, son ellos los que me han enseñado a mí».
Pacheco reflexiona de igual modo: «Los indios de México, la gran serie que coincidió en el tiempo con Mailer, Capote y Wolfe, y representa para nosotros la cumbre del new journalism».
Acerca de este nuevo periodismo referido por Pacheco, el propio Benítez decía: «Yo no establezco esas fronteras arbitrarias que en México se hacen entre periodismo y literatura. Creo que el periodismo es literatura, literatura bajo presión, la presión del tiempo y de la actualidad. El periodista no tiene tiempo de pulir sus escritos, sin embargo ofrece los hechos antes de que pierdan actualidad».
En entrevista con La Jornada por esta celebración del centenario del nacimiento de Fernando Benítez, Elena Poniatowska resume: «Benítez creía muchísimo en sí mismo y en su suplemento. Siempre decía que lo que él había escrito era genial, que lo que los demás escribían era genial, que era genial Carlos Fuentes, José Luis Cuevas. Y tenía razón. Decía que los que antes había promovido, ahora eran sus maestros, como Pacheco y Monsiváis. También destacaba el trabajo de Gastón García Cantú y de Jaime García Terrés. Benítez tenía el don de la alegría y de hacer reír a los demás. Por ejemplo, decía que llevaba paraguas en todo momento sólo para subrayar su elegancia».
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