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Fernando del Paso, la semana pasada en su casa de Guadalajara (México). (Foto: Ulises Ruiz Basurto)
C iudad Juárez, Chihuahua. 22 de noviembre de 2015. (RanchoNEWS).- El Cervantes lo recibió cuando él renacía casi de nuevo en el mundo de las palabras. Fernando del Paso recuperó la voz, tras una serie de infartos cerebrales, y con ella se recuperó un poco la conciencia viva de México. Entonces le llovió el premio más importante de las letras hispanas casi a la vez que París, la ciudad en la que vivió siete años, se incendiaba de espanto. Javier Brandoli lo entrevista para El Mundo.
¿Cómo está?
Muy contento pero un poco abrumado.
¿Está ya agotado de entrevistas, llamadas y homenajes?
Pues un poco sí, pero agradecido.
¿Cómo se encuentra de salud?
Hace casi tres años tuve una serie de infartos cerebrales de carácter isquémico que me han tenido en cama todo ese tiempo. No he estado muy bien de salud, se me fue el habla y hace un año no me entendía nadie. Por fortuna, he tenido una terapia lingüística y ya puedo expresarme.
Entiendo que la modestia manda, pero recibe usted el Cervantes, la más alta distinción de la lengua española. ¿Cree que lo merece?
Pues no sé si lo merezco, pero tengo conocimiento de que estuve en varias ternas de finalistas y yo veía que era posible ganarlo.
Es usted el sexto mexicano que recibe el galardón. ¿Que ha aportado México a la literatura universal en estos últimos 40 años? ¿Hay una entidad propia?
Yo creo que la literatura mexicana se distingue por ser literatura del nuevo mundo escrita en un idioma muy antiguo pero que es tan nuestro como los otros. Nos pertenece en igual medida. Hace 500 años que hablamos y escribimos en español, el idioma oficial de todos los países de América Latina.
Está usted acabando la segunda parte de su libro Bajo la sombra de la historia, que aborda el muy actual tema de las religiones...
Ya se publicó el primer tomo y me falta acabar el segundo tomo. Si me dedico a eso en unos seis meses lo termino. Y del tercer volumen tengo escrita ya la mitad.
Es de suponer que está al tanto de los duros tiempos que atraviesa la aldea global. La religión vuelve a ser un tema clave en el siglo XXI. Quién lo diría...
Desde luego. Me da una gran tristeza. Siempre me ha preocupado la justicia social y la libertad de expresión. El respeto al otro, a lo que cree o no cree el otro. El derecho a ser distinto.
¿Y su querido París?
Viví en París siete años y me entristece mucho que esa ciudad esté pasando la crisis que vive.
Dijo en una ocasión que se casó con la Literatura pero su amante es la Historia. ¿Finalmente, cree que su mayor logro ha sido saber convivir con su esposa y su amante?
Supongo que sí. Mi libro mejor, más terminado y ambicioso es Noticias del Imperio, aunque mi preferido es Palinuro, porque es una especie de autobiografía inventada. Tiene que ver también con la historia de México, porque habla de los terribles acontecimientos de 1968 y el protagonista muere a causa de ello.
¿Para entender el México de los siglos XIX y XX habrá que leer su obra?
No solamente creo que sí, sino que espero que sí, que contribuya a ese entendimiento... Pero no estoy seguro.
¿El surrealismo de este inmenso y variado país le quita trabajo a la imaginación de los escritores?
André Breton dijo que México era el país surrealista por excelencia. Yo creo que lo sigue siendo todavía.
Vamos a intentar que sea usted el que interprete su obra y así ahorramos el trabajo a decenas de pensadores que lo harán años después. Primero, ¿es usted un buen lector de sus libros?
Sí, claro, leo mis libros una vez publicados.
¿Qué le parece su obra? Califíquela como lector.
Es bastante buena, modestia aparte.
De Alberti cuentan una anécdota, que no se sabe si es cierta del todo, que al clausurar un simposio que trataba sobre su poema La paloma, y en el que los críticos hablaban de su mensaje de paz, odio, y guerras, él explicó que estaba mirando por la ventana y vio que todas las palomas iban a un lado y una iba a otro. ¿Le pasa a usted a menudo que la interpretación de su obra le hace pensar que deben hablar del libro de otro autor?
Pasa en ocasiones. Uno tiene que entender que un sola obra le dice cosas distintas a lectores distintos. Ésa es una de las maravillas de la literatura.
¿El libro pertenece al lector?
Totalmente.
¿Hay algo de su obra que cambiaría o borraría?
No, si pienso en mis tres libros, no hay nada que deseo modificar.
Dijo alguna vez que nunca se ha sentado delante de un papel con la idea de hacer una novela larga; todas comenzaron como cuentos cortos que se fueron desarrollando. ¿Sus novelas tienen una vida propia que transcurre mientras la está escribiendo?
Claro, ellas tienen vida y ellas mismas te indican cual es su fin cuando ya se agotan.
¿Nunca escribió sabiendo cuál era el final?
En Noticias del Imperio, sí, pero en Palinuro o José Trigo, no. José Trigo iba a terminar cuando desaparecía el personaje de la escena y luego no ocurrió. El final pasó cuando el libro dijo que ya se había terminado.
¿Qué libro que no es suyo le hubiera gustado escribir?
Ah caramba, hay tantos. Uno escribe porque le hubiera gustado que esos libros existieran antes que uno. Ese material de lectura de la niñez y la adolescencia. Hay muchos libros que me hubiera gustado escribir.
Hace poco, al recibir el premio Emilio Pacheco, dijo que lo más importante en la vida no es recibir galardones -aunque se merezcan-, sino denunciar las injusticias que nos rodean. ¿Ha pensado ya que poder denunciar cuando le entreguen el Cervantes?
Ya tengo una idea, sí. Precisamente, la coincidencia del anuncio del premio y lo que ha pasado en París me ha conmovido mucho.
¿Hablará usted en Alcalá de Henares de los atentados de París?
Sobre París y sobre el islam.
En sus últimas intervenciones públicas ha decidido olvidar al diplomático que fue para denunciar sin pelos en la lengua las injusticias y desmanes de su querido México. ¿Los intelectuales tienen el deber moral de volver a la trinchera de la calle?
Yo creo que sí, que deben involucrarse y denunciar las injusticias que ven.
¿Y lo están haciendo?
El intelectual se ha despegado un poco de la realidad, pero esperamos que se adjunte de nuevo.
¿Cómo ve su México actual y cómo lo encaja con su fuerte sentimiento patrio?
Los mexicanos no se cortan el cordón umbilical, lo estiran solamente, y eso duele más.
Pese a sus críticas en algunos aspectos, ¿le ha felicitado el presidente mexicano, Peña Nieto, por su galardón?
Sí
¿A quién le otorgaría el próximo Cervantes?
No lo sé, no me atrevo a decirlo.
¿Quiere agradecer este premio a alguien?
Yo le agradezco a un país entero, a España, mi madre patria.
La relación de México con España es siempre de un amor intenso y también un cierto resquemor por el pasado común. ¿Cómo vive eso?
Se basa en mi experiencia y los viajes que he hecho por España, donde me siento feliz, en mi casa, pese a ser Europa.
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