C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de octubre de 2015. (RanchoNEWS).- Adriana, querida. Estamos reunidos aquí tus amigos, no para lamentar tu partida sino para celebrar tu vida. Para azorarnos con la luz que nos brindaste y que pervive en tu obra y en los más caros recuerdos de nuestros corazones.
Y me consta, porque reapareces cuando converso con amigos mutuos; como con Carlos Benítez, que ha tenido la bella idea de esta reunión, quien me platicaba de la noche de desamor y vino en que le regalaste casi tu obra completa y que él tuvo la decencia de regresarla.
O nuestro amigo, Humberto, El Sabio, quién hace quince días te recordaba tan vivamente, comiendo semillas mientras pintabas y él te contaba del hurto que sufrió del exterior de su casa en el antiguo barrio de la Melchor Ocampo.
Tenía él afuera tres lienzos grandes, muy grandes, con reproducciones de cuadros de Rivera y que vendía en dólares a muy buen precio.
Los tenía ahí en exhibición por decirlo así, cuando se percató que faltaba uno. Entonces preguntó a los vecinos si habían visto quién se lo había llevado y se dio a la tarea de subirse a una rutera, seguir el rastro del ladrón en el centro, confiado en que sería fácil dar con él dadas las dimensiones del cuadro. Alguien tendría que haberlo visto y anduvo indagando sin fortuna.
Entonces fue con Adriana a compartir su desventura.
Ella sin retirar la vista del lienzo y sin dejar de comer semillas le dijo:
–¿Y estás awitado por eso? Al contrario deberías estar contento. A alguien le gustó tu obra. Yo por más que pongo mis pinchis piezas afuera, nadie se las lleva.
Estamos aquí, Adriana querida, para brindar por la felicidad que nos diste y que se esparce otra vez en esta noche que te dedicamos.
Salud y un beso.
(Este texto fue leído esta noche en el evento Enarmonía: In Memoriam Adriana Peña, que se efectuó en el Estudio Figueta, ubicado en la avenida Del Charro No. 924 sur.)
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