«Estamos atravesando la revolución de la desgracia, pero desde las ideas hay que resistir». (Foto: Rafael Yohai)
C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de octubre de 2016. (RanchoNEWS).- El notable poeta recibirá la distinción en un encuentro que se reallizará desde el próximo miércoles en el Distrito Federal y Aguascalientes. «Que sea un premio de México, el país al cual llegué exiliado en 1976, redobla el significado», detalla. Silvina Freira informa para Página/12.
«El poeta y su estilo: tarascones al bulto». Aunque no escriba aforismos o poemas breves, a veces tiene una idea que sólo puede expresar de un modo despojado y a la vez intenso, como intentado remover «los piojos del decir». Jorge Boccanera ganó el premio literario a la trayectoria Poetas del Mundo Latino, concedido anualmente en México por el Seminario de Cultura Mexicana y la Universidad Autónoma de México (Unam). El jurado estuvo integrado por los poetas Nuno Júdice (Portugal), Yolanda Pantín (Venezuela), Luis García Montero (España), Antonio Del Toro, Francisco Hernández, Eduardo Lizalde y Elba Macías (México), Piedad Bonnett y Juan Manuel Roca (Colombia). El galardón, dotado de 125.000 pesos mexicanos (unos 6.700 dólares), será entregado en el marco del Encuentro de Poetas del Mundo Latino, que se realizará del 25 de octubre al 2 de noviembre en la ciudad de México y Aguascalientes. En otras ediciones fueron distinguidos los poetas Ledo Ivo (Brasil), José Emilio Pacheco y Eduardo Lizalde (México), Antonio Cisneros (Perú) y Yolanda Pantín (Venezuela). Boccanera siente «una gran satisfacción» por las entidades que organizan el premio y el jurado internacional que lo otorga. «Que sea un premio de México redobla el significado; es el país al cual llegué exiliado en 1976, y que me brindó, como a miles de latinoamericanos, amparo, afecto, trabajo. Incluso conocí allí personalmente a escritores argentinos, también exiliados, que fueron determinantes para mí, como David Viñas, Pedro Orgambide, Alberto Adellach. Con ellos y Humberto Costantini, aparte de la denuncia sistemática contra las atrocidades de la dictadura, fundamos la editorial Tierra del Fuego», recuerda el poeta a Página/12.
Boccanera, nacido en Bahía Blanca en 1952, autor de los libros de poemas Contraseña (1976), Música de fagot y piernas de Victoria (1979), Los ojos del pájaro quemado (1980), Polvo para morder (1986), Sordomuda (1991), Bestias en un hotel de paso (2001), Palma Real (2008) y Monólogo del necio (2015), plantea que «más que un trofeo, todo premio te pone en las manos una responsabilidad». «Federico García Lorca decía que estaba enamorado de los libros que iba a escribir; en esa dirección podría decirse que cultura es todo aquello que aún tenemos por delante. Hablo, sin desdeñar, de un anhelo de desarrollo. Y desde ya, como aspiración de ampliar los caminos de la libertad en un mundo que cada vez más recorta los espacios de diálogo, de debate, de creación, de convivencia solidaria, en la idea obstinada y obtusa de que todo intercambio entre seres humanos se reduce a una mera transacción de carácter especulativa», advierte el poeta, que ha obtenido importantes reconocimientos como el Premio Casa de las Américas (Cuba, 1976), el premio Nacional de Poesía Joven (México, 1977), el Premio Internacional de Poesía Camaiore (Italia, 2008), el Premio Internacional de Poesía Ramón López Velarde (México, 2012), y el Premio Rosa de Cobre, otorgado por la Biblioteca Nacional (2014), entre otros. Varios poemas y canciones de Boccanera fueron interpretados por Mercedes Sosa, Lilia Vera, Silvio Rodríguez, Raúl Carnota, Litto Nebbia y Alejandro del Prado, entre otros.
A los 64 años, el poeta cuenta que está volcando lo aprendido en diversos cursos que está dando en la Cátedra de Poesía de América latina de la Unsam (Universidad Nacional de San Martín) como en diferentes provincias del país. «Buscar el poema es como ladrarle a una sombra», suele decir Boccanera, demasiado consciente de que en la poesía no se puede esconder nada y que hay trajinar con la ambigüedad y el misterio. En eso anda, ladrando y a los tarascones, trabajando en libros de poesía en los que suele demorarse años. Pero también está entusiasmado con dos investigaciones que le quitan el sueño: un ensayo sobre los viajes de García Lorca y la presencia de escritoras mujeres, «un tema relevante y soslayado», en los movimientos de vanguardia de América Latina. En los años 70, como muchos en su generación, trabajó en fábricas, fue delegado en la Junta Nacional de Granos y formó el grupo literario «El ladrillo», integrado por escritores y poetas como Vicente Muleiro y María del Carmen Colombo, entre otros.
¿Cómo está viviendo este presente político desde que asumió Mauricio Macri como presidente?
Estamos atravesando la revolución de la desgracia. El entreguismo del gobierno y su voracidad avanzan a zancadas sobre una conciencia social que parece moverse en cámara lenta. Pero desde las ideas hay que resistir, y desde la imaginación creativa. Cuando escucho que la poesía se alejó de la gente, me pregunto si la gente no se apartó de sí misma. A eso apunta la cacareada «meritocracia», a la sumisión, la indiferencia, la competitividad feroz que ve al otro como antagónico. César Vallejo, quien en su crónica «La vida como match» rechaza el concepto de «records» emanado de «una cultura standard», dejó este verso contundente: «Se debe todo a todos».
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