Rancho Las Voces: Obituario / René Avilés Fabila
La vigencia de Joan Manuel Serrat / 18

lunes, octubre 10, 2016

Obituario / René Avilés Fabila

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René Avilés Fabila se mantuvo activo hasta el final, ayer publicó en estas páginas su columna El búho. (Foto: Daniel Betanzos)

C iudad Juárez, Chihuahua. 10 de octubre de 2016. (RanchoNEWS).- Falleció ayer René Avilés Fabila (Ciudad de México, 1940-2016), el Búho Mayor de la cultura, el escritor que hizo de la literatura su pasión y del periodismo crítico un pasatiempo que cultivó como un horticultor. Autor creativo y satírico que criticó todas las posiciones políticas, quien hasta hace unos días trabajaba en la edición de un libro sobre el caricaturista Luis de la Torre, que próximamente editará la Universidad Autónoma de México (UAM). Juan Carlos Talavera reporta para Excélsior.

Asiduo promotor de la cultura, narrador mordaz, catedrático y articulista de Excélsior que ayer publicó su última columna en las páginas de este diario, donde dibujó un recorrido por la vigencia de la magia y la brujería. Sin embargo, la mañana de ayer, a los 75 años de edad un infarto cerró su capítulo en las letras mexicanas. Por la noche, sus restos fueron llevados a la funeraria Gayosso de Félix Cuevas, donde sus restos fueron velados.

Discípulo del escritor jalisciense Juan José Arreola, escribió libros emblemáticos como Tantadel, Autobiografía precoz, El gran solitario de Palacio –donde narró la masacre de Tlatelolco–, La canción de Odette y Réquiem por un suicida. Estudió Relaciones Internacionales en la UNAM, fue profesor por la UNAM y Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y coordinador del taller de novela del INBA.

También fue el director del suplemento El Búho (1985-1999), del mensual El Universo del Búho, colaborador de La Cultura en México y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de 1994 a 2003; obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Colima para obra publicada en 1997 por Los animales prodigiosos y la Medalla Bellas Artes 2014, por su trayectoria literaria.

Recientemente Gerardo de la Torre, encargado de la parte artística de El Búho, lo definió como un hombre feroz en la defensa de sus principios y un narrador con vocación de cuentista que escribió más de 400 ficciones.

«Pero si es el cuento la vena más rica de René, sus incursiones en la novela son de trascendencia. Aquí vale señalar la paradoja de que el cuentista irrevocable, autor permanente de ficciones mínimas, haya fundado su presencia en las letras mexicanas con una novela, Los juegos (1967), sátira rabiosa de nuestra vida política y cultural».

Autor y periodista crítico

Vía telefónica desde Puebla, el escritor José Agustín aseguró a Excélsior que René Avilés no sólo fue uno de sus mejores amigos, sino un personaje con el que compartió su carrera literaria. «Fue uno de los mejores amigos que he tenido, llevábamos carreras muy paralelas y los dos nos casamos con nuestras novias de la preparatoria… en verdad tuvimos una relación amistosa muy bonita».


«Además, fue un escritor que tenía una prosa que me parecía muy interesante y limpia, sobre todo caracterizada por un sentido del humor tremendo, y cargado de una fuerte ironía. Muchas de sus narraciones me parecieron buenas, y por eso trataba de estar pendiente de todo lo que escribía. Yo lo definiría como un hombre inteligente que será recordado por su trabajo en el suplemento cultural de El Búho, pero recordar todas las cosas de él en esta conversación te saldría muy caro, porque siempre le tuve un gran cariño y compartimos mil recuerdos».

Por su parte Jorge Meléndez, quien colaboró durante nueve años como jefe de redacción en El Búho, lo definió como un escritor creativo, irónico y mordaz que nunca tuvo miedo a decir lo que sentía o pensaba.

«Él criticó todas las posiciones políticas, incluso de la izquierda y de los falsos caudillos. Además, como periodista fue implacable contra lo que le pareció incorrecto».

Y aseguró que, si bien René Avilés recibió algunos galardones al final de su vida, no recibió los premios que merecía.

«Justamente porque se enfrentó a las diferentes mafias y personas que dirigían los destinos culturales del país. Espero que hoy Rafael Tovar y de Teresa apunte bien que tiene que hacerle un enorme homenaje a René Avilés Fabila».

Pidió una balsa

Por su parte el narrador Pedro Ángel Palou comentó que debería reeditarse su novela El gran solitario del Palacio, una de las obras emblemáticas de Avilés Fabila, así como una antología con sus cuentos completos, particularmente su prosa fantástica que es soberbia, dado que su literatura fue similar al poder narrativo de Luis Spota.

«Es triste que este escritor no se lea tanto, pese a que fue un autor con un humor extraordinario, dotado con una prosa fantástica soberbia, y un periodista crítico que no dejará de ser un referente. Lo extrañaremos, era un gran amigo».

Recordó que la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) creo una colección con su nombre y que la amistad entre ambos escritores se forjó en Guadalajara, tras coincidir como jurados en el Premio Casa de las Américas de Cuba.

«Nuestra amistad se afianzó con mojitos y cada año en la FIL porque compartimos editor un tiempo, el gran Pepe Sordo, de Aldus, así que nos veíamos seguido. El año pasado lo felicité por uno de sus homenajes y sardónico me dijo: ‘Ya se habían tardado, éste sí que es un homenaje merecido’».

Además, fue un escritor combativo y crítico que todo el tiempo se burlaba de Carlos Monsiváis y de Octavio Paz, quien en una polémica lo llamó: «René Habiles Fabula». Era un narrador al que le gustaba perturbar. Una noche en Cuba, el poeta Roberto Fernández Retamar le preguntó si se le ofrecía algo; y él respondió: «una balsa». «Ese humor lo pinta solo».

Llena de amor

En su oportunidad, la periodista y narradora María Luisa La China Mendoza recordó a René Avilés como «un personaje esencial para la cultura mexicana, un hombre cariñoso, inteligente, generoso, culto, inteligente, trabajador, dotado con una verdadera garra para retener al lector; además nunca tuvo la pretensión de ser investigador, sino un escritor auténtico cuya prosa fuera clara, tangible, perfumada y llena de amor».

Y lamentó que sus esfuerzos por crear el Museo del Escritor fueran insuficientes pues, aunque se materializó con el respaldo de la delegación Miguel Hidalgo, en diciembre de 2011, cerró sus puertas en mayo de 2015, ante la falta de interés por parte de las autoridades culturales de México. «Ese proyecto nunca le interesó al gobierno porque él pidió y pidió. Y yo también pedí que una parte de la casa de Antonieta Rivas Mercado fuera para ese museo, pero no nos hicieron caso».

Finalmente, el periodista Humberto Musacchio recordó que el primer texto periodístico que vendió fue sobre el libro Hacia el fin del mundo, de Avilés Fabila, una colección de relatos fantásticos que publicó el Fondo de Cultura Económica (FCE).

«Sigo creyendo que ese libro está entre los mejores de su producción. Aunque su libro más reeditado es El gran solitario de palacio, que apareció cuando todavía escuchábamos los balazos de Tlatelolco».


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