Rancho Las Voces: Artes Plásticas / Espala: La exposición «Chagall. Un grito de libertad»
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sábado, febrero 03, 2024

Artes Plásticas / Espala: La exposición «Chagall. Un grito de libertad»

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Una de las obras expuestas. (Foto: RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de enero de 2024. (RanchoNEWS).- Las primeras imágenes con las que se asocia rápidamente al pintor ruso Marc Chagall (1887-1985) son las de personas y animales, o fusiones de ambos, volando en paisajes urbanos o rurales que, dotados de azules y violetas, adquieren una atmósfera mística. Se le suele relacionar con el surrealismo por sus formas poéticas y fantasiosas, pero lo cierto es que el artista de origen judío no fue ajeno a la convulsa era que le tocó vivir. Las dos guerras mundiales, la Revolución Rusa o la persecución nazi –todos sucesos que moldearon la historia moderna– no solo sucedieron en su tiempo, sino que los experimentó en carne propia. Chagall interpretó, atestiguó y se comprometió a su manera con las agitaciones de su época en una parte de su obra, a la que ahora da luz la exposición Chagall. Un grito de libertad, que se abre el próximo 2 de febrero en la sede de la Fundación Mapfre en Madrid, escribe Caio Ruvenal en El País .

«La obra de Chagall era política. Se le asocia con una imagen dulce y de soñador, pero al mirar sus obras y ponerlas en perspectiva con sus escritos, podemos ver que tenía una implicación social mucho más fuerte de lo que se pensaba», asegura Ambre Gauthier, una de las comisarias de la muestra junto a Merete Meyer, quien también es nieta del pintor. Ambas realizaron un exhaustivo trabajo de recopilación de cientos de archivos, con muchos documentos traducidos por primera vez del ruso o el yidis, para conocer la postura y reflexiones de Chagall sobre la actualidad que le atañía, principalmente vista desde su identidad judía, que le obligó a exiliarse a Nueva York en 1941.

Cartas, manuscritos, poemas o memorias describen el entusiasmo con el que acogió la revolución bolchevique; la dureza del antisemitismo; su reacción después de que el nazismo retirara sus cuadros de los museos, o el desarraigo del migrante. «Sin el conocimiento de estos documentos, no hubiéramos podido ver esta reinterpretación política de su obra. El trabajo de inventariado nos llevó más de dos años», apunta Gauthier. Junto a los más de 160 cuadros, que incluyen pinturas, dibujos, acuarelas y abarcan unos 60 años, se exhiben 90 documentos.