El escritor estadounidense. (Foto:Carlos Díaz)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 7 de febrero de 2024. (RanchoNEWS).- A punto de cumplir los 80 años, Richard Ford (Jackson, Mississippi, 1944) se muestra jovial e inclinado al humor más afinado en la conversación. Hoy será el encargado de inaugurar en Málaga la tercera edición del Festival Escribidores en conversación con Juan Gabriel Vásquez y volverá a España en mayo para presentar la publicación en Anagrama de su última novela, Be Mine, la quinta (y previsiblemente última) entrega protagonizada por Frank Bascombe, aparecida en Estados Unidos el verano pasado. Reconocido con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, además del Pulitzer, Ford es uno de los narradores americanos fundamentales del último siglo, pero se expresa con la franqueza abierta del amateur, escribe Pablo Bujalance en El Mundo .
PREGUNTA En el Festival Escribidores comparte usted cartel con numerosos autores de España y América Latina. ¿Cómo es su relación con la literatura en lengua española? RESPUESTA Es muy estrecha desde que leí a Cervantes en mi juventud. Después, en los años sesenta, leí a todos esos escritores imprescindibles, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier y Juan Rulfo. En aquella época leíamos a estos autores en inglés. La mayoría de los escritores americanos lo hacen así desde su formación, lo que lleva a muchos a leer a Cervantes como si fuese un novelista estadounidense. Y yo siempre me rebelé contra eso. Más tarde, sin embargo, pude leer a estos autores en su lengua, el español, y tuve una de las experiencias más conmovedoras que he vivido como lector. Entonces, pasé a verlos de otra manera: ya no me importaba tanto que fuesen españoles, chilenos o colombianos, para mí formaban parte de un lugar común que era esa lengua compartida por todos.
PREGUNTA ¿No es su Frank Bascombe, en cierto modo, un Quijote americano? Como el hidalgo, tiene problemas para reconocer la realidad y vive en un mundo que se desvanece. RESPUESTA Sí, pero veo una conexión mayor en la evidencia de que el mundo de los dos es el lenguaje. Don Quijote está hecho de palabras y a Bascombe le pasa lo mismo: para él, lo más importante de cualquier aspecto de la vida es cómo lo enuncias, cómo lo expresas. Cervantes escribe siendo muy consciente de esto y a mí me causa respeto, aunque lo encuentro divertido.