El fotógrafo español. (Foto: Carlos García Martínez)
C
iudad Juárez, Chihuahua. 2 de febrero de 2024. (RanchoNEWS).- Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) lleva casi 30 años haciendo periodismo –periodismo sin adjetivos ni adornos–, contando y fotografiando situaciones de guerra y postguerra, documentando conflictos, atestiguando los efectos de las minas y las desapariciones forzosas. Ha publicado varios libros y ha recibido numerosos premios, entre los cuales cabe destacar el Premio Nacional de Fotografía en 2009. Nos recibió en el edificio Tabacalera durante la exposición Antología, una muestra recopilatoria de sus impresionantes fotografías realizadas en América Latina, Europa, Asia y África que ha recibido 43.000 visitas en Madrid y que el día 22 de junio inaugura en Tarragona, escribe Yolanda Gándara en la introducción de la entrevista que publico la revista cultural Jot Down en el 2012.
En Antología se muestran fotografías que has realizado en distintos lugares y conflictos desde 1984. ¿Cómo ha cambiado tu mirada en esa larga trayectoria? En esta exposición, de hecho, nos la planteamos así la comisaria Sandra Balsells y yo, se puede ver la evolución mis fotografías desde el principio. No están mis peores fotos –porque también podría hacer una exposición de las que hacía hace treinta años– pero sí una selección de los años ochenta en América Latina que forman parte de una cobertura exclusivamente orientada a ilustrar reportajes y que evidentemente no están muy elaboradas, no hay un punto de vista personal en esas fotografías; son fotos bien hechas, bien construidas, pero sin una mirada personal, una forma propia de contar las cosas. A partir del momento en que empiezo a trabajar en blanco y negro, especialmente desde Sarajevo, se percibe una mirada distinta; me empieza a preocupar menos lo evidente de la guerra: los heridos, los muertos, la sangre, y me intereso más por mostrar el sufrimiento, el impacto de la guerra sobre los civiles y cómo sobreviven y se comportan en medio de la tragedia. Creo que hay una gran evolución que se ve mejor en mis proyectos Vidas minadas y Desaparecidos.
¿La elección del blanco y negro se debe a su mayor dramatismo? No creo que sea por el dramatismo. Cuando empecé a hacer fotografías en color había que hacerlas en diapositivas, y eso te obligaba a ser muy preciso; no podías errar por un cuarto de diafragma porque se notaba, y las revistas querían las fotografías muy bien hechas. Cuando estabas en una situación como esta, el estar más pendiente de la luz que de lo que pasaba te hacía perder mucho tiempo; el blanco y negro me daba más libertad porque aunque hubiera un diafragma o dos de diferencia se podía notar pero no invalidaba una fotografía. Por otra parte, creo que la fotografía en blanco y negro funciona muy bien en los conflictos armados porque los convierte en algo de todos los tiempos. Esta imagen que tenemos detrás, que está tomada en Kosovo en el 98, podría estar tomada en España en el 36. El blanco y negro le da esa fortaleza al trabajo de hablar de la guerra de siempre. La tercera razón es que no me fio nada de los sistemas de almacenamiento digitales, me da mucho miedo almacenar mis fotografías en CD o DVD, en cambio los negativos siempre están ahí, tengo negativos de hace treinta años y siguen funcionando.